viernes, 21 de agosto de 2009

El país (de y en) las sombras

El país (de y en) las sombras

Nino Gallegos

“Cuando nos presentan un destino turístico se ven personas jugando

al golf, montando a caballo, en saunas y hoteles de cinco estrellas. ¿Y el resto?”

Jon E. Illescas Martínez.

Una y otra vez y las veces que sea necesario: al país (de y en) las sombras nos lo estamos llevando a la chingada, y que no nos quepa duda alguna, más que el dinero de la quiebra del país en los bolsas de los empresarios y los políticos. ¿Respetando o irrespetando? las comparaciones y las proporciones, no es lo mismo los 45 indígenas masacrados en el pasado Acteal por paramilitares que 54 ejecutados en el presente del país por narcotraficantes, mientras que Carlos Slim habla de la Libertad de Expresión. Paradójico o paradigmático este país (de y en) las sombras está pasando a ser y hacerse peri-patético, porque le estamos enseñando a diferenciar mortalmente la belleza de la fealdad, porque nos estamos acercando a lo inevitable: hacernos saber de una buena o mala vez de qué lado estamos cuando no estamos en ninguna parte, aunque sabemos donde están los ricos y los pobres, a nosotros nomás nos restan los créditos para vislumbrar nuestras dudas y deudas. Nos corre que es casi lo mismo que nos corroe un entusiasmo a prueba de derrotas que saltamos desde los estadios deportivos a los sillones caseros para ensanchar nuestras diferencias e indiferencias sociales.

Cuando me siento peri-patéticamente optimista, puedo ser capaz de alumbrar que no es lo mismo que incendiar a este país (de y en) las sombras en estos momentos de ensimismación televisiva, internetiana, informativa y comunicativa, porque el acto del autoconsumismo ya está dado para levantar una pira de leña seca con rajas de ocote del tamaño del país y proceder a prender para alumbrarlo hasta que se funda con una serie de crepitaciones semejando cruentos cortos circuitos y truculentos estallidos que hagan lo posible de lo imposible: redespertarnos. Analiza y escribe Armando Bartra En esas ruinas que ves, que no son o pueden ser Estas ruinas que ves de Cuévano-Guanajuato-México que Jorge Ibargüengoitia parodia, satiriza y critica de aquella ciudad colonial, que En esas ruinas que ves: “Los chicotazos de la crisis económica están despabilando a los despedidos; a los deudores insolventes; a los desalojados; a los bolseados por el alza de la luz, del gas, de la gasolina de los alimentos… Pero la recesión también pasma, achicopala, vuelve conservadores a sus víctimas. Así pues, habrá que resistir el castigo, habrá que preservar lo que resta de país, habrá que crear las condiciones para el cambio. No será fácil”.Y si no, pues que sigamos durmiendo y soñando despiertos en esta siesta que parece una fiesta de sombras que se estrechan y abraz(s)an en una continua danza de afortunados y desafortunados que levitamos sobre un suelo encharcado (de y en) sangre.

El país (de y en) las sombras que pertenece al feudalismo de los narcotraficantes, al modernismo de los políticos-empresarios, y, al postmodernismo de los artistas conacultos, tiene la incertidumbre como inequívoca señal que vamos a un desbarrancadero de pendientes y rezagos que pronto sabremos si vienen de subida o van de bajada, porque en lo alto sabemos quiénes son y en lo bajo quiénes están, mediando unos quiénes serán, y cuando no se tiene más que las vísceras de la filosofía entre las manos, los cerebros de la intelectualidad únicamente sirven para ser trepanados desde la comodidad y la confortabilidad de un sistema político-empresarial de jerarquías y privilegios. F. Nietzsche en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, define: “No sabemos todavía de dónde procede el impulso hacia la verdad, pues hasta ahora solamente hemos prestado atención al compromiso que la sociedad establece para existir: ser veraz, es decir, utilizar las metáforas usuales; por tanto, solamente hemos prestado atención, dicho en términos morales, al compromiso de mentir de acuerdo con una convención firme, mentir borreguilmente, de acuerdo con un estilo vinculante para todos”. He aquí, pues, la fuente de la reactualización en los medios y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, propiedad de los empresarios y espacio para los políticos, la propaganda y la publicidad, de lo cual no está exento el país (de y en) las sombras.

El proyecto de país que Carlos Salinas de Gortari empezó a entronizar desde que fue secretario de Programación y Presupuesto con Miguel de la Madrid y que como presidente hizo del TLC su obra primermundista en un país tercermundista, y desde un lugar de la montaña y la selva chiapaneca, el EZLN, se lo deslustró, aún así no ha dejado ni cesado en irrumpir e intervenir en los escenarios políticos como la presencia transexenal para su proyecto de 24 años en el absoluto poder político y económico, porque han sido y serán veinticuatro-treinta años de absoluta corrupción e impunidad. La alternancia en el poder con 12 años de PRI y 12 años del PAN, se acepte o no, son la suma alusiva de una dictadura porfirista, un maximato callista y un proyecto salinista, y parece que no ha habido hombre más astuto, inteligente, brillante y criminal en todos estos 24 años que Carlos Salinas de Gortari, porque los años sexenales de Zedillo, Fox y Calderón, fueron y son años grises y culimpinados al encebado y nunca satisfecho palo fálico, fáctico, faccioso y mediático de CSG: es tan real que, a veces, es impura presencia con ficción política, moviéndose a su antojo y “construyendo consensos” con la complicidad de dejarlo hacer y dejarlo pasar haciéndonos de la vista gorda. Desde entonces, el país (de y en) las sombras, lo hemos dejado respirar por las heridas, las cicatrices y revueltas a abrir para respirar contenidamente por el pus sanguinolento que nunca ha sido extirpado desde la raíz como esos “nacidos” o protuberancias hinchadas e infectadas en el cuerpo de un niño que ha estado chapoteando-jugando en un arroyo de aguas negras y ensombrecido por una nube de zancudos sobre su cabeza. Si algo le queda de nación a este país (de y en) las sombras, es la nación de la pobreza, de la extrema pobreza, la cual es el resto en esa invisibilidad virtual que cuando nos presentan un destino turístico se ven personas jugando al golf, montando a caballo, en saunas y hoteles de cinco estrellas. Contraponerle a la invisibilidad virtual-el simulacro de lo real en el país (de y en) las sombras, puede darnos como resultado un producto nacional inacabado que se des-centre en la periferia de un país desmadrado y perdido que románticamente pueda que tenga su rencuentro amoroso en Belinda y Giovanni Do Santos, portento de pareja artística y deportiva para contrarrestar a los villanos narcotraficantes de sagas telenovelescas con adicciones, ejecuciones y decapitaciones.

Si ya nos alcanzó el futuro es porque siempre hemos estado en el peorvenir del porvenir, porque las transiciones y las alternancias de la democracia, a la mexicana, han sido las inercias estructurales de un sistema decadente, corrupto e impune basado en la desigualdad social, y si para el año 2010 vamos a confrontarnos con la crisis económica, ¿la inclusión o la exclusión al Mundial de Futbol en Sudáfrica, es y será nuestra premiación de consuelo o desconsuelo por seguir siendo parte de un tercer mundo en el traspatio del primer mundo? Contrapuesta la desigualdad social con el malestar social desde y para el bicentenario de la Independencia al centenario de la Revolución, es posible que lo imposible de ese resto invisible ante personas jugando al golf, montando a caballo, en saunas y hoteles de cinco estrellas, reempiecen a ser y hacer lo que siempre han sido: los pendientes y los rezagos humanos que empezarán, desde el fondo del país (de y en) las sombras, a subir para llegar al altiplano de una nación para confrontarnos a algo con alguien que somos los nosotros desiguales con los otros.

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