martes, 15 de septiembre de 2009

El ejército ha fracasado, ya que sigue resistiendo el EZLN: Bellinghausen

Tomado de APIAVirtual y a su vez de Zapateando

Cuestionado, el doctorado honoris causa a Aguilar Camín
Fue un crimen de estado: presentadores de libro sobre Acteal

Javier Hernández Alpízar, Xalapa, Ver.– El cuestionamiento fue contundente: “¿A quién diablos se le ocurrió, en el seno de la Universidad Veracruzana, dar el doctorado honoris causa a Héctor Aguilar Camín?” Lo dijo en tono coloquial y airado el investigador del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales Horacio Guadarrama, al comentar, junto al decano de la UV Manuel Martínez Morales, y el reportero y articulista (quien rechazó el Premio Nacional de Periodismo en el sexenio de Zedillo) Hermann Bellinghausen, al presentar el libro Acteal, crimen de estado, de la autoría de ésta último y con el sello editorial de La Jornada.

Ya el cuestionamiento había iniciado desde el público que llenó el pequeño auditorio de la Facultad de Música el domingo 13 de septiembre, pese a una lluvia torrencial que retrasó unos minutos el inicio del acto. A la primera mención del intelectual “orgánico” (entre los presentadores, el juego de palabras con los “desechos orgánicos” no se hizo esperar, causando la hilaridad del público) del salinismo, el zedillismo y, en general, del poder, quien recibiera el doctorado honoris causa por la UV hace unos meses, un silbido del público remontó el recuerdo hasta el árbol genealógico del autor de Morir en el Golfo.

Al cuestionar el doctorado a ese escritor, contraponiéndolo al que después recibiera Eduardo Galeano, el presentador del libro Horacio Guadarrama arrancó aplausos solidarios del auditorio en pleno. Incluso una voz sugirió, a manera de respuesta, que se le habría ocurrido a Fidel Herrera.

Y es que el libro Acteal, presentado por el autor y dos investigadores de la UV, se llama, con toda razón: Crimen de estado. Así lo afirmó el científico Manuel Martínez, quien explicó la impunidad de quienes desde el poder hacen fechorías, pero no serán juzgados por la historia, porque la escriben ellos mismos, dijo, citando Winston Churchill.

En cambio, en el preguntar y el “caminar en busca de la justicia brota la otra historia, la verdadera, enraizada en la vida frágil de hombres y mujeres comunes”, aseveró Martínez Morales, quien inscribió el libro presentado en esa línea. Señaló además que, desde 1994, el autor del libro ha reportado con veracidad la realidad de las comunidades indígenas en Chiapas.

Y justificó la expresión “crimen de estado”, ya que a la luz de la información recabada por muchos medios, especialmente La Jornada, cuyo resumen hace el libro, se muestra que hubo acción y omisión del Estado mexicano y de sus agentes que “condujo al rompimiento de las leyes que el mismo Estado puso”, y esto con el fin de preservar el dominio, el poder. Además, por el uso del miedo y el terror para imponer su política estatal, algunos lo han llamado también “terrorismo de Estado”, explicó Manuel Martínez.

El libro de Bellinghausen remite los hechos históricos a “la totalidad histórica concreta que los explica”, aseveró y lo ilustró leyendo algunos pasajes.

Horacio Guadarrama resumió algunas de las tesis del libro, especialmente las que remontan la responsabilidad del crimen a Ernesto Zedillo, en contraste con la vida cómoda, apacible y protegida por organismos internacionales que el expresidente lleva.

Además destacó cómo el autor de Acteal, crimen de estado muestra que el libro de la PGR llamado El libro blanco de Acteal es la fuente de todos los que han defendido la tesis del gobierno que niega la existencia de paramilitares y diluye el crimen de estado a una pelea intercomunitaria “por un banco de arena”.

Bellinghausen tomó la palabra al final, en la mesa moderada por Germán Martínez, para decir que de todas las historias y episodios en todos estos años de la lucha del EZLN, desde 1994, ha sido la más difundida, incluso en libros y videos la de esta masacre de los tzotziles pacifistas de Las Abejas en manos de paramilitares, en el marco de la contrainsurgencia zedillista.

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