Gladis Torres Ruiz / CIMAC
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En el Año Internacional de la Juventud, las mexicanas jóvenes tienen poco que celebrar; cada día miles de ellas se enfrentan a la pobreza que se traduce en falta de acceso a la educación, a servicios de salud, empleo y oportunidades por el sólo hecho de ser mujeres.
Según información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en 2005, de cada 100 mujeres de 15 años y más, 10 no sabían leer ni escribir y, de cada 100 hombres 7 eran analfabetas. Una quinta parte (21.7 por ciento) de las mujeres de 15 años y más que residen en localidades menores de dos mil 500 habitantes no sabían leer ni escribir; frente al 16 por ciento de los hombres.
En México, la educación de la población difiere por sexo, edad y lugar de residencia. En la mayoría de los casos, las mujeres, y en particular las que habitan en localidades rurales, tienen un promedio educativo de primaria incompleta, mientras que en localidades de 100 mil y más personas, el promedio se traduce en la educación básica terminada.
De acuerdo con la Confederación Patronal de la República Mexicana, en México hay un total de 8 millones de jóvenes que ni trabajan ni estudian.
En opinión de varias organizaciones de la sociedad civil, las mujeres jóvenes siguen siendo el grupo social más vulnerable frente al desempleo, la falta de experiencia, factores culturales y la concentración de los nuevos puestos de trabajo en sectores como la construcción y la industria, se combinan en obstáculos para ellas.
El 41.4 por ciento de jóvenes de 15 a 24 años de edad en el país se encuentran desempleados, de ellos el 45.8 por ciento son mujeres, según la asociación civil Jóvenes Empresarios por México (JEM).
A nivel mundial, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) también reporta que las mujeres jóvenes tienen mayores dificultades para encontrar trabajo que los hombres jóvenes.
En 2009, la tasa de desempleo juvenil femenina fue de 13.2 por ciento comparada con el 12.9 por ciento para los hombres (una brecha de 0.3 puntos porcentuales, la misma brecha de género registrada en 2007). En materia de salud, la Fundación Mexicana para la Reproducción Familiar (Mexfam), documenta que uno de cada seis nacimientos en el país, ocurre en mujeres menores de 19 años de edad y se estima que un gran porcentaje de los nacimientos son embarazos no planeados y probablemente no deseados.
Mexfam subraya que aun cuando las y los adolescentes tienen información sobre los métodos anticonceptivos y su forma de uso, sólo la mitad de las y los jóvenes sexualmente activos usa algún tipo de anticonceptivo, a lo que se suma la demanda insatisfecha de anticoncepción, que es mucho mayor en la población adolescente que en cualquier otro grupo.
En el texto El embarazo de las adolescentes en México, Mexfam considera que para poder aprovechar el momento histórico del país, donde un gran porcentaje de su población es gente joven con potencial de desarrollo social y económico, es indispensable aumentar la edad del primer embarazo y el intervalo entre los mismos.
Es necesario también incrementar la oferta de métodos anticonceptivos para la población adolescente y que se promuevan de manera decidida los derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes.
En materia de violencia, el INEGI reconoce que se ha encontrado que es mucho más significativa cuando se trata de mujeres jóvenes: 46 de cada 100 mujeres de 15 a 29 años de edad, declaró haber sido objeto de al menos un incidente de violencia en 2006; en particular 48 de cada 100 mujeres de 15 a 19 años de edad manifestó haber sufrido un incidente de violencia en ese periodo.
El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud y la fecha fue conmemorada por primera vez en 2000. El año pasado se designó al 2010 como el Año Internacional de la Juventud.
Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular
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