No es sólo el agua industrial, también los escurrimientos agrícolas y urbanos: Peniche Camps
ANÍBAL VIVAR GALVÁN
La problemática general de los ríos en México, y en especifico de la cuenca del río Santiago, tiene que afrontarse de un modo interdisciplinario en el que existan regulaciones específicas para todos los actores relacionados con la contaminación de las aguas y, de una manera especial, estas regulaciones tienen que estar acompañadas de políticas adecuadas que garanticen un monitoreo óptimo para que todos aquellos que contaminen los afluentes reciban las debidas sanciones, aseguró Salvador Peniche Camps, investigador del la UdeG quien forma parte del comité organizador del II Seminario Internacional sobre la cuenca del río Santiago, realizado ayer lunes.
“No es nada más el agua industrial, también son los escurrimientos agrícolas, los escurrimientos urbanos así que debemos tener regulaciones en cada uno de estos sectores y lo más importante, que creo que es donde está la diferencia de la estrategia gubernamental y lo que nosotros proponemos, es que por más que nosotros gastemos dinero y recursos de la sociedad en plantas de tratamiento es imposible que se saneé la cuenca si no le pegamos a la raíz del problema que es la falta de sanción a quienes contaminan”, dijo el investigador.
Peniche Camps consideró que el encaminar los esfuerzos hacia el control de las fuentes de contaminación en la cuenca del Santiago puede ser más funcional que solamente sanearlo. Para esto se requiere de acciones complejas que involucren a varios sectores de la sociedad, como las comunidades cercanas a los ríos, quienes se encargarían de supervisar y sancionar de una manera más efectiva a quienes pueden representar un riesgo para las aguas de los afluentes.
“Imagínense si los pobladores de El Salto tuvieran la posibilidad de monitorear y sancionar a las personas que contaminan su río, seguramente lo harían de una manera más efectiva que los dos inspectores que tiene la Semades (Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable) para toda la cuenca del río Santiago, eso requiere darle más presencia y más autoridad a las comunidades y a la sociedad en general”, dijo el académico quien consideró que además de esto se requiere de efectuar una reingeniería dentro del sistema político con la intención de que las acciones que pueda emprender el gobierno tengan un mejor resultado.
Añadió que si bien algunos proyectos que planean las autoridades responsables del medio ambiente pueden llegar a ser funcionales, éstos no cuentan con una trascendencia importante debido a que los temas medioambientales sólo son utilizados como trampolín político y muchas de las veces quedan sólo en papel. El especialista aseguró que en muchos de los países de primer mundo tanto las reformas al sistema político como la inclusión de la participación de la sociedad son parte de “la columna vertebral de la política ambiental moderna”.
Peniche Camps mencionó que, en contraparte, en nuestro país no existe una evidencia de que las políticas que impactan de manera directa al medio ambiente tengan un cambio significativo ya que a pesar de las gran cantidad de proyectos que están acompañados de buenas intenciones, la realidad que se vive es “que el medio ambiente se sigue deteriorando, y ese es el único criterio que tenemos para saber si lo que están haciendo (los políticos mexicanos) está bien o está mal”, aseguró.
Fuente: La Jornada de Jalisco
Difusión: Soberanía Popular
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