Domingo, 02 de Enero de 2011 00:00
Escrito por La Jornada Morelos
El año nuevo representa una oportunidad para reiniciar con visión clara el camino. No obstante, a pesar las proyecciones optimistas de los agoreros de la macroeconomía, el crecimiento de la economía mexicana no se verá reflejado de manera directa en los bolsillos de los mexicanos. Es posible que se creen nuevos empleos, pero el problema es que el país trae un déficit que no será superado si no con varios años de crecimiento efectivo. Además, a ello hay que sumarle los millones de jóvenes que se sumarán al ejército de reserva de mano de obra. Aunque ahora el narcotráfico se les presenta como una “alternativa”.
A ese marco debe agregarse la llegada de la cuesta de enero que representa los ajustes “normales” del inicio de año en los precios, se esperan alzas en combustibles y la mayor parte de los productos de la canasta básica, lo que diluirá fácilmente el irrisorio aumento a los salarios mínimos. Además, deben tomarse en cuenta las alzas en los servicios e impuestos, que ya se han hecho sentir en los últimos días. En ese sentido, no se espera pues un cambio real en la calidad de vida de la mayoría de las personas que habitan este país, no sólo en términos de las oportunidades que se ofrecen (pocas o nulas, en la mayoría de los casos), si no por las presiones que impone el estilo de vida y la propia organización social, política y cultural.
Y la pregunta se repite: ¿qué haremos? ¿Cuándo cambiará esta situación? ¿Cuándo nos hará justicia? Y la respuesta de las autoridades siempre oscila entre el llamado al cambio y la cínica demagogia. Y los ciudadanos poco a poco aprenden a cobrar facturas atrasadas en las elecciones. Sin embargo, ello sólo cambia a los cirqueros, sin realmente modificar las condiciones sociales, políticas y culturales que han puesto al país en este estado. Es necesario y urgente incrementar la participación social. Sólo la organización social puede cambiar de fondo las condiciones de inequidad que persisten y se agudizan en la historia del país.
2011 es una nueva oportunidad para buscar el diálogo con los iguales y comenzar la construcción de propuestas de lo más cercano a lo más lejano. De lo más concreto a lo más abstracto. Comenzar por la calle, la manzana, la colonia, la ciudad y luego continuar con el estado y el país. Los ciudadanos son los que tienen la respuesta a sus demandas y necesidades. Se ha visto que las autoridades han sido rebasadas, así que es tiempo de la gente. Unas cuantas minorías se movilizan por una razón u otra. Es importante articularlas y ampliarlas, dejando de lado el sentido faccioso que gobierna a tantos y tantos movimientos sociales en la historia del país. Al final, “somos iguales, porque somos diferentes”, y eso debe dar sentido a la participación social. Las elecciones son una forma, no la única, en la que se puede cambiar este país. Es tiempo, los ciudadanos tienen la palabra.
Fuente: La Jornada de Morelos
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