lunes, 7 de febrero de 2011

Ex dirigente coprero recuerda la lucha


RODOLFO VALADEZ LUVIANO

“Gracias al movimiento de protesta que realizamos hace 10 años, hoy en día, los coopreros gozan de un mejor precio en sus productos, y de nueva cuenta, la copra volvió a ser el sostén económico de las familias de la Costa Grande como era anteriormente”, recordó el productor Antonio Vargas Núñez.

En diciembre de 2001, Vargas Núñez y un grupo de 15 agricultores, bloquearon la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo, a la altura del puente que divide San Luis La Loma y San Luis San Pedro, en Tecpan, para exigir que el gobierno estatal incrementara el precio de kilo de copra, que en ese tiempo se pagaba a 2 pesos.

“Era un precio que tenía a los productores al punto de la quiebra, pues no alcanzaba ni siquiera para pagar la bajada, y muchas familias, que dependían económicamente de ese producto, se estaban muriendo de hambre”, recordó el entonces comisario ejidal de San Luis San Pedro, quien 10 años después, se encuentra postrado en su cama porque perdió una pierna, víctima de la diabetes.

En entrevista para La Jornada Guerrero, El Cuajo, como lo apodan en su pueblo natal, contó como en esa ocasión, al cerrar la vía federal, el 24 de diciembre de 2001, obligó a que los funcionarios del gobierno estatal les hicieran caso, “porque sólo de esa forma conseguimos que voltearan los ojos y atendieran nuestras demandas, las cuales les expusimos desde el inicio del gobierno de René Juárez Cisneros”.

Esa vez los coopreros utilizaron casi una tonelada de coco para bloquear el puente, “tiramos costales y cocos sueltos y colocamos mantas donde demandábamos al gobierno que subiera el precio del kilo, del que, hasta la fecha, dependen muchas familias, tanto de la Costa Grande como de la Costa Chica, porque es la actividad económica que por décadas les ha dado de comer”.

Ese bloqueo comenzó a las 6 de la mañana y fue hasta pasadas las 3 de la tarde cuando llegaron en helicóptero al lugar los entonces secretarios de Gobierno, Marcelino Miranda Añorve, y de Desarrollo Rural, Héctor Popoca Boone, así como la alcaldesa Sandra Belkis Ocampo Hernández, “quienes intentaron deshacer el movimiento, pero nosotros no lo permitimos y les advertimos que sería sólo con el gobernador con quien nos sentaríamos a platicar”.

La gente que quedó sin poder pasar, narró, comenzó a desesperarse y la situación se fue volviendo más tensa, “lo que a nosotros nos caló, y fue que accedimos a entablar una mesa de negociaciones en la que logramos que el mandatario estatal accediera a dar un subsidio de 12 millones de pesos mensuales a los coopreros, lo que incrementó el precio del kilo de 2 a 5 pesos, siendo un logro que a muchos dejó satisfechos.

“Ese hecho para mí fue el inicio de las mejoras, pues a raíz de ello, se creó el Consejo Estatal del Cocotero y el gobierno federal autorizó recursos para los productores, no solo de Guerrero, que es el mayor productor de copra del país, sino también para otras entidades productoras”.

Hoy, Antonio Vargas sólo recuerda ese hecho con un sabor a satisfacción. Se dice olvidado por aquellos que un día creyeron en él, y afirma que muchos seudolíderes se aprovecharon de la situación para enriquecerse y traicionar al movimiento, “y actualmente, aunque mis compañeros han sabido manejar los apoyos que les otorgaron, no podemos hablar de dirigentes honestos que quieran hacer algo por los productores de copra y mucho me temo que lo logrado hasta hoy pueda venirse abajo en cualquier momento, por causa de esos que se han vuelto vividores del esfuerzo de los campesinos del estado”, puntualizó al tiempo de asomarse por la ventana de su cuarto que da a la calle, para ver pasar una carreta cargada de coco, a la cual observa en silencio, añorando aquel tiempo en que él llevaba sus gruesas a vender para mantener a su familia.

Fuente: La Jornada de Guerrero

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