JORGE ROCHA
Sabiendo que las leyes en sí mismas no resuelven problemas sociales, pero que sí son un elemento fundamental para la construcción de las soluciones a éstos, resulta muy importante analizar y discutir sobre tres procesos de modificación al marco normativo que implican la ampliación o reducción de los derechos de las y los ciudadanos, a saber: la reforma política, la reforma a la Ley de Seguridad Nacional; y en el caso de Jalisco, la aprobación en el Congreso local de las reformas constitucionales en materia de derechos humanos.
Al respecto del primer tema hay que señalar que cuando Vicente Fox arribó al poder y se concretó la alternancia en el Ejecutivo federal, Porfirio Muñoz Ledo hablaba de construir una gran reforma del Estado, que implicaba un rediseño de todas las instituciones para adecuarse a las nuevas realidades, a las demandas sociales y darle soporte institucional a la democracia. Lo que por la vía de los hechos hemos tenido son algunas mini-reformas de carácter político-electoral, que distan mucho de abarcar las pretensiones que en ese momento se planteaban.
La llamada reforma política que en esta semana será votada en el Senado y que luego pasará a la Cámara de Diputados se quedó muy corta frente a las propuestas que se pusieron sobre la mesa. Las tres modificaciones que resaltan en estos cambios son la flexibilización para el procedimiento de la consulta popular, la aparición de las candidaturas ciudadanas y la reelección de diputados y senadores. Quedaron fuera temas de suma relevancia como la revocación del mandato, la reelección de presidentes municipales o la segunda vuelta en el proceso de elección presidencial. Para las visiones gradualistas esta mini-reforma representa un paso más en el largo y tortuoso proceso de democratización en México, sin embargo si confrontamos estos cambios con las necesidades y demandas sociales en la materia, sin duda que la mini-reforma es profundamente insuficiente. Si ponemos el acento en los cambios vistos desde sí mismos y en una lógica de acumulación, estas reformas representan un avance, pero si miramos la mini-reforma desde las necesidades que plantea la sociedad mexicana en materia de democracia y ampliación de derechos, entonces el balance se torna negativo. Dudo mucho que estos cambios puedan resolver la crisis política que vive el país.
Ahora bien, pasando a las reformas a la Ley de Seguridad Nacional planteadas por Felipe Calderón, en esta semana 96 de las más importantes organizaciones defensoras de los derechos humanos en el país, hicieron llegar una carta a la Cámara de Diputados donde expresan su profunda preocupación por los cambios que se pretenden realizar en esta ley, para este casi centenar de organizaciones son tres los motivos de preocupación que pongo a continuación de forma textual: “1) la regularización de la participación de la Fuerza Armada Permanente (FAP) en labores que constitucionalmente no le corresponden; 2) la criminalización de la protesta social pacífica, la defensa de los derechos humanos y el ejercicio de la libertad de expresión; y 3) la ausencia de controles democráticos sobre la actuación de la FAP en la atención a supuestas “afectaciones a la seguridad interior”, lo que se refleja en la aplicación extensiva de la jurisdicción militar a delitos constitutivos de violaciones de derechos humanos de civiles, y la ausencia de mecanismos de monitoreo y fiscalización por parte del Congreso, el Poder Judicial y los organismos públicos autónomos”.
Para sustentar las preocupaciones antes expuestas, este grupo de organizaciones retoman las recomendaciones que ha recibido el Estado mexicano por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, de no utilizar a las fuerzas armadas en tareas que no son reconocidas en la Constitución, y añadiendo el problema de que ejerzan una acción para la cual no están debidamente entrenados. También recuperan los informes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), donde hay evidencia clara de que las quejas en contra de militares por violaciones a los derechos humanos se incrementaron en un mil por ciento del año 2006 al año 2009 y que la tercera parte del total de las quejas recibidas en la CNDH corresponden a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), es decir, la evidencia empiríca dice que con esta estrategia de combate a la delincuencia organizada no se está resolviendo el problema, pero que además las violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas armadas se han incrementado de forma exponencial. Por estas razones las reformas implican un gran riesgo y por la vía de los hechos se acotan los derechos de la ciudadanía.
En Jalisco algunos grupos neoconservadores están presionando a los diputados locales para que no aprueben la reforma constitucional en materia de derechos humanos. La razón es que consideran que en estas modificaciones recalcar que la discriminación por motivos de preferencia sexual es una violación a los derechos humanos, es un exceso en la reforma. Preocupan dos asuntos en esta oposición; el primero es que estos grupos sigan considerando que existe un modelo único de vivir la vida, de tener una familia y de disfrutar la sexualidad. El segundo motivo de preocupación es que contraviniendo lo que expresa la doctrina social de la Iglesia católica y los documentos del Episcopado latinoamericano, se opongan a elevar a rango constitucional los derechos humanos cuando éste es un tema central en estos postulados.
Frente a lo anteriormente expuesto sólo queda decir que ojala que los legisladores estén concientes que la mini-reforma electoral es sólo eso: una mini-reforma, y que la discusión en torno a la reforma del Estado sigue quedando postergada; que por el bien del país no deben aprobar las reformas a la Ley de Seguridad Nacional y que los diputados locales no se dejen presionar y aprueben en Jalisco la reforma constitucional en material de derechos humanos. Hay muchas cosas en juego en estas discusiones y modificaciones a los marcos normativos, ojalá que los legisladores se conduzcan con prudencia y decisión.
jerqmex@hotmail.com
Fuente: La Jornada de Jalisco
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