ARTURO ALFARO GALÁN
El filósofo y activista español Fernando Fernández–Savater Martín, afirmó de visita por Puebla que la impunidad es la principal problemática –por encima de la inseguridad– que afectan el desarrollo social y económico de México, pues en el país no se penaliza a quienes propician y viven del tráfico de drogas.
Por ello, sostuvo que la ilegalidad y el tráfico de influencias debe detenerse “a toda costa” desde el nivel más alto de poder en las esferas de gobierno, con la intención de erradicar la corrupción y la comisión de delitos entre la ciudadanía.
“Utilizar la ley para castigar vicios y decir que se hace por el bien de los ciudadanos es un abuso legal (...) La ley no está para perseguir vicios o lo que se consideren pecados por razones ideológicas”, sostuvo.
Ayer al mediodía, Fernando Fernández–Savater presentó la conferencia “Legalidad y Ciudadanía” en el Centro de Convenciones de la capital, como parte del proyecto “Nueva Aldea”, dirigido por Ricardo Velázquez Cruz, el ex consejero jurídico del gobierno estatal en el periodo de Marín.
Durante su presentación, el filósofo español afirmó que el Ejército no debe patrullar las calles para vigilar el orden civil, pues es una tarea que únicamente compite a las corporaciones policiacas del país.
“Yo creo que el Ejército no debe estar para cumplir funciones de policía. Lo perfecto sería que los problemas sólo se pudieran atender con fuerzas policiales, pero en algunos casos o en tipos de delincuencia muy complicada, a veces hay que recurrir a las autoridades de este tipo”, afirmó.
El escritor español apuntó que la impunidad, basada solo en castigar “a los peces menores y dejar a los gordos fuera de todo castigo” es un “signo desmoralizante” para la sociedad, pues persiste el temor y el enojo de saber que cualquier ciudadano puede cometer delitos y no ser castigado por la autoridad, lo cual deviene en un problema de gobernabilidad.
Finalmente, abundó que la ley sí debe regular la comisión de delitos y condenas para quienes infrinjan el marco normativo, pues las legislaciones no sólo deben concentrarse en la censura de vicios o pecados, sino en un castigo real y justo para los delincuentes.
Fuente: La Jornada de Oriente
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