No queremos más muertes inútiles por la ineficacia de los gobiernos, exclaman
ANALY S. NUÑO
“De madre a madre, madre de los delincuentes, te preguntó ¿Por qué no le dices a esos hijos tuyos que me devuelvan al mío?”, fue la súplica que Guadalupe Aguilar, con la voz entrecortada lanzó ante más de dos mil personas abrazadas por el enojo, la indignación, la impotencia, las lágrimas y el dolor.
Guadalupe Aguilar acompañada por una mujer vestida de negro que portaba una gran bandera de México, y que contrastaba con las coronas de muerto, ropa y globos blancos, cinta en la boca y playeras que mostraban las cifras de los crímenes cometidos durante este sexenio, caminó en silencio por más de 40 minutos junto con todo el contingente desde la Plaza Juárez hasta la Plaza de Armas, para exigir al gobierno "¡No más sangre!".
Durante la marcha por la paz, a la que convocó el poeta Javier Sicilia para demandar al gobierno justicia y paz, niños, jóvenes, adultos, activistas, académicos, médicos del Hospital Civil y girl scouts, cargaron pancartas y decenas de figuras de cartón que representaban a cada una de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico.
“Son los muertos que cuentan. Son las víctimas colaterales”, dijo Mayra, estudiante del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, al arribar a la Plaza de Armas, donde la cantante Jaramar Soto rompió el silencio con voz suave: quien dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón. Tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón.
Luego siguió Cristina Romo, quien al igual que otros seis ciudadanos emitió un mensaje a los asistentes a la marcha: “queremos que nuestras mujeres no tengan que llorar la desaparición de sus hijos. Que nuestros poetas, universitarios, empresarios, obreros, padres e indígenas no tengan que organizar marchas para exigir justicia, para exigir un alto a la impunidad y a la corrupción, para rogar que no haya más violencia y derramamiento de sangre. No queremos más muertes inútiles producto de la ineficacia de los gobiernos y de los enfrentamientos sin sentido”.
Y continuo Roberto Castelán: “tras la muerte de tres personas en Hostotipaquillo, el secretario de Economía dijo algo así: que afortunadamente la muerte de tres personas, qué además eran pepenadores, no era un mal mayor. Ahora que quieren inundar Temacapulín otros políticos dicen que es para un bien mayor. Yo les preguntó, en este sentido, ¿qué cosa es un mal mayor, qué cosa es un bien mayor? Ante ello, debemos exigir luchar por la vida, exigir que salga el ejército de las calles, que regresen a su cuartel, porque está mal dirigido, porque su presencia aterroriza y provoca violencia. Que escuchen, que los políticos nos escuchen y que ya no hablen”.
Dolor, enojo y desesperanza inundaban entre el llanto y los aplausos la Plaza de Armas al momento en que Érika Loyo, integrante de Por un México sin Violencia. Basta, y Marco Núñez dirigente de la Federación de Estudiantes Universitarios, dieron lectura a las seis consignas que 18 organizaciones ciudadanas acordaron en conjunto con la Comisión Nacional de Derechos Humanos dirigir a las autoridades.
Entre las propuestas destacan la creación de un registro nacional de víctimas y desaparecidos, que los medios de comunicación no operen como ministerios públicos y partan del principio de presunción de inocencia, el respeto de los derechos humanos, la recuperación de la convivencia social rescatando el espacio y que se tipifique el feminicidio. Además celebraron que se haya pospuesto la denominada Ley de Seguridad Nacional.
Como última parte de la marcha, los organizadores se dirigieron a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres para colocar una placa como homenaje a los 11 niños y jóvenes que han sido víctimas de la violencia durante este 2011.
“Mientras estos políticos permitieron que nuestro país se sumiera poco a poco, la mayoría de los ciudadanos se la han pasado luchando honestamente por sobrevivir y lograr una mejor vida. Por eso es mentira que nuestros gobiernos son un reflejo de lo que somos, nosotros no tenemos los políticos que merecemos y lo digo porque hasta hoy la clase política se incuba dentro de sí misma, muy ajena a la eficiencia y al espíritu democrático de los mexicanos. Nosotros no pedimos 40 mil muertos, exigimos educación, desarrollo económico, cultura y oportunidades, queremos que las calles sean a donde vamos a convivir y no el lugar donde corremos peligro, queremos hacer efectiva nuestra libertad, hoy tomamos las calles y no se las vamos a devolver”, puntualizó el líder estudiantil.
Fuente: La Jornada de Jalisco
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