PEDRO LIZÁRRAGA CUEVAS - SÁBADO, MAYO 14, 2011
Al término de la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, en pleno Zócalo ante más de 100 mil manifestantes que exigían la salida de Felipe Calderón, Javier Sicilia, el escritor agraviado con la muerte de su hijo, producto de la guerra desatada por el negativamente coreado, optó por demandar la renuncia de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal y uno de los principales impulsores de la estrategia bélica emprendida contra las bandas criminales. La razón de demandar la salida de García Luna es para evitar que México continúe deslizándose en la militarización y la pérdida de libertades, explicó Sicilia.
Tal vez políticamente sea correcto pronunciarse por la renuncia de una figura de primer orden en la lógica guerrerista, aunque, es obvio, el principal responsable es Calderón, situación que trató de eludir en su reciente visita a Estados Unidos, aunque terminó asumiéndola con su reiterada defensa. Para Calderón lo importante es combatir la droga, así se abandonen los programas de desarrollo y se mantenga a los ciudadanos en la incertidumbre. Genaro García Luna es sólo un funcionario que coincide con su jefe y en todo caso acata sus órdenes. Por cierto, no se terminó por aclarar qué es más sanador, si un toque de mota o unos tragos de tequila.
Desde una perspectiva diferente, Marcos, el subcomandante zapatista, en un comunicado del mes de marzo, ofrece una explicación del porqué los hombres del gobierno mantienen una guerra con los consabidos costos terribles para la sociedad. Bien vale revisar sus argumentos.
En primer lugar, reconoce, la guerra está impuesta desde los intereses de los Estados Unidos. La conveniencia es de orden geopolítico, de dominio sobre nuestro país y de beneficios económicos en virtud de ser el principal proveedor de instrumental bélico y asesores en inteligencia militar.
Segundo, Marcos observa que la guerra de Calderón fue un artilugio desarrollado para sostenerse en la presidencia de forma ilegal: “Quien se posesionó de la titularidad del Ejecutivo federal por la vía de facto, no se contentó con el respaldo mediático y tuvo que recurrir a algo más para distraer la atención y evadir el masivo cuestionamiento a su legitimidad: la guerra Y esta guerra tiene en Calderón su iniciador y promotor institucional ahora vergonzante”. La guerra recibió el apoyo de los empresarios, los altos mandos militares y obviamente el capital externo, sobre todo el gringo.
Tercero y no menos importante: la guerra es un negocio redondo, además de colocar en la presidencia a un usurpador, los militares han doblado su salario, aunque los ganones son los altos mandos, las secretarías de Seguridad, Marina y el Ejército han recibido en esos cuatro años ingresos superiores a los 300 mil millones de pesos. Los proveedores nacionales y del extranjero están felices por dotar de equipo y armamento a los soldados. “Si el principal promotor de esta guerra es el imperio de las barras y las turbias estrellas (haciendo cuentas, en realidad las únicas felicitaciones que ha recibido Felipe Calderón Hinojosa han venido del gobierno norteamericano), no hay que perder de vista que al norte del Río Bravo no se otorgan ayudas, sino que se hacen inversiones, es decir, negocios”. En texto del subcomandante.
La organización social ha sido aniquilada. Se han destruido los sindicatos más combativos, muchos luchadores de los derechos civiles han sido asesinados misteriosamente, la población permanece espantada y esperando en cualquier momento ser víctima por parte de las bandas criminales o las fuerzas represivas del estado. Si de algo puede preciarse Calderón es haber deshecho la oposición organizada. Hasta el instrumento político de López Obrador, el PRD, ahora es una fuerza aliada al calderonismo.
El crimen no va a la baja, la estrategia bélica del gobierno ha extendido la violencia por todos lados. “El fracaso de la guerra federal contra la ‘delincuencia organizada’, la joya de la corona del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, no es un destino a lamentar para el Poder en USA: es la meta a conseguir. Por más que se esfuercen los medios masivos de comunicación en presentar como rotundas victorias de la legalidad, las escaramuzas que todos los días se dan en el territorio nacional, no logran convencer. Y no sólo porque los medios masivos de comunicación han sido rebasados por las formas de intercambio de información de gran parte de la población (no sólo, pero también las redes sociales y la telefonía celular), también, y sobre todo, porque el tono de la propaganda gubernamental ha pasado del intento de engaño al intento de burla”. Apunta Marcos.
La guerra de Calderón no busca acabar con la violencia ni derrotar al crimen y el narcotráfico, su objetivo es la expansión de ciertos negocios, los relacionados con la guerra, pero también aquellos que hicieron posible el “triunfo” del PAN en 2006. Son grupos económicos dominantes en la economía: finanzas, energía, alimentos, industria, electrónica, medios de desinformación, todos ellos vinculados a consorcios de Estados Unidos y España. La mafia capitalista del primer círculo de poder ha recibido beneficios económicos como nunca, en tanto el pueblo ha visto mermados sus ingresos y cada vez más mexicanos se hunden en la pobreza. Basta asomarse a la calle y ver cómo surgen como hongos las casas de empeño.
La guerra no se detendrá, se ha echado a andar y rinde los frutos deseados. No sólo es la obstinación de su autor, ahora empujan los empresarios que reciben ganancias inusuales, los militares que ocupan un sitial del que habían sido excluidos por décadas, pero también está el poder superior del socio norteamericano que prácticamente define la dirección del país en cuestiones económicas, de seguridad y finalmente la plena orientación política.
“Esta guerra (que está perdida para el gobierno desde que se concibió, no como una solución a un problema de inseguridad, sino a un problema de legitimidad cuestionada), está destruyendo el último reducto que le queda a una Nación: el tejido social. De esta guerra no sólo van a resultar miles de muertos... y jugosas ganancias económicas. También, y sobre todo, va a resultar una nación destruida, despoblada, rota irremediablemente”. Concluye el comunicado de Marcos.
plizor@yahoo.com.mx
Fuente: La Jornada de Veracruz
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