martes, 9 de agosto de 2011

En México no hay estrategias contra la pobreza, sólo programas paliativos, señala investigador


ANÍBAL VIVAR GALVÁN

“No existe en el país una política de combate a la pobreza, existen programas, que es diferente. Hay quien opina que la suma de programas genera una política, pero no es cierto. Una política es un conjunto de estrategias bien diseñadas que tienen un objetivo, y para ello se implementan ciertos programas”, aseguró el investigador y académico del Departamento de Métodos Cuantitativos de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Enrique Cueva Rodríguez, quien agregó que en el Plan Nacional de Desarrollo no se muestra algún objetivo central en el que estén basados los programas de combate a la pobreza.

En el caso de Jalisco el panorama luce igual, prueba de esto es el incremento del población en situación pobreza que creció del 36.9 al 37.9 por ciento, según la información dada a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Cueva Rodríguez afirmó que esto es otra muestra de la poca efectividad de estas acciones, lo cual no puede atribuirse al incremento de la población.

“Cuando hay efectividad de las acciones de combate a la pobreza aunque aumente el número de población, se reduce el número de pobres, porque está haciendo efecto dicha política”, dijo y agregó que éstas deben contemplar el crecimiento poblacional que se tenga en determinado periodo para preveer que se tendrá un aumento constate de personas con más necesidades.

Este modo erróneo de manejar la política contra la pobreza tiene como consecuencia que no haya una buena planeación de la distribución de los recursos, lo que se agrava más por la corrupción, pues muchos de los fondos a repartir se entregan en comunidades en donde se pueden obtener votos de forma inmediata y no en las que más lo necesitan, afirmó.

Todo lo anterior hace que muchos de los programas que tienen por objetivo mitigar la marginación y la pobreza sean poco efectivos, además de que hacen que el costo sea mucho mayor sobre el beneficio que se busca.

“En general los programas que hemos evaluado resultan más costosos que el beneficio que pueden tener porque éste es de muy corto plazo, y en cambio el costo que implicó poner en marcha el programa, su costo administrativo y operativo, pero sobre todo el costo de evaluación, son demasiado altos”, dijo, y agregó que la autoridad responsable del manejo de estos programas difícilmente reconocerán lo anterior, debido a que esto significaría dar por hecho que dichos esquemas de ayuda no son nada benéficos.

Cueva agregó que, en su experiencia al frente de oficinas gubernamentales, las evaluaciones de este tipo de programas de beneficio social para la población en situación de pobreza resultaban difíciles pues no se lograba el objetivo o la meta que se había fijado. Ante esto, las autoridades que ponen en marcha estos programas buscan optimizar los puntos en donde se aplicarán, por lo que se acude a comunidades en donde será más tangible cualquier apoyo.

Otro aspecto en contra de este tipo de ayuda es que suele ser insuficiente, en cuanto a sus montos, para la población que la recibe, por lo que se hace menos palpable alguna mejora que se pueda lograr.

“Las personas que reciben el beneficio de Oportunidades para alimentación, muchas de las veces lo que sucede es que sí lo consumen, pero no sólo en comida, sino que lo distribuyen en un conjunto de necesidades de salud, de educación, de transporte, de manutención del jefe del hogar que es el que tiene que ir a trabajar a centros más urbanos, entonces no hay una efectividad del programa porque el beneficio se diluye y se reparte en un conjunto de necesidades que tiene el hogar, lo que hace que baje la efectividad de esta política”, dijo y señaló que además de esto el hecho de que los beneficiados no estén de forma permanente o de largo plazo en el programa, causa un mayor impacto cuando el beneficio se termina de manera abrupta.

Cueva recordó que el origen del incremento de la pobreza se debe al modelo económico que maneja el gobierno federal desde hace varios años, pues se ha dejado de lado el favorecer al mercado interno, dando más beneficios a los esquemas extranjeros, lo cual ha generado “mucha distorsión en el país”.

Fuente: La Jornada de Jalisco

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