ARTURO HUERTA GONZÁLEZ
El pasado jueves 11 de agosto el secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció “mecanismos especiales de financiamiento” a empresas para hacer frente a la desaceleración que enfrenta ya la economía nacional, derivada según ellos de la crisis de Europa y Estados Unidos. El problema es que siguen sin entender que ello es consecuencia principalmente de la política económica predominante, que no ha configurado condiciones endógenas de acumulación, que nos aíslen de la vulnerabilidad externa.
Según el secretario Cordero, “las medidas de apoyo financiero buscan impulsar el consumo y la inversión internas”, a través de proveer financiamiento a pequeñas y medianas empresas con recursos de la banca de desarrollo, y también a ofrecer garantías gubernamentales para que compañías medianas obtengan fondos de colocaciones en el mercado bursátil local. Cabe mencionar que el problema que enfrentan tales empresas, no es tanto de falta de financiamiento, sino sus bajos ingresos y baja capacidad de reembolso de sus deudas, derivado del bajo crecimiento de sus ventas, como resultado de la contracción del mercado interno, lo que es consecuencia de las políticas monetaria y fiscal restrictivas predominantes, como del dólar barato con que trabaja el banco central para abaratar importaciones para reducir la inflación, lo que le resta competitividad a la producción nacional. Estas políticas no las cambia el gobierno. La alta tasa de interés, la restricción del gasto público y la apreciación de la moneda nacional, y el contexto de apertura generalizada del mercado, siguen tal cual. Trata de paliar los efectos negativos de esto sobre la dinámica económica, así como la caída de exportaciones que de nuevo acontece, a través de abrir líneas de crédito por mil 500 millones de pesos que otorgaría el Consejo Mexicano de Uniones de Crédito, y señaló que Nacional Financiera abrirá un programa de garantías (que reducen el costo a que presta la banca comercial a este sector) hasta por 2 mil millones de pesos. Además, se anunció un programa de garantías bursátiles para empresas que están en condiciones y cumplen con los requisitos para cotizar en el mercado de valores, donde Nacional Financiera garantiza la emisión de la deuda, para que los participantes obtengan financiamiento a través del mercado accionario. Según Cordero tales planes darán “mejores condiciones de financiamiento a micro, pequeñas y medianas empresas, y buscan que la situación de inestabilidad financiera y desaceleración económica internacional no afecten el crecimiento y la generación de empleos”. Tales recursos no son nada en relación al financiamiento que requerirían tales empresas para su desarrollo, de incrementarse la demanda y mejorarse su competitividad, situación que no se vislumbra. A su vez, el programa de garantías para participar en el mercado accionario no representará ayuda alguna, pues en un contexto de perspectivas de desaceleración económica mundial y nacional, los mercados de acciones, son inestables y con tendencia bajista, por lo que no representará mecanismo de financiamiento para las empresas que ahí participen.
A pesar que el presidente de la Asociación de Bancos de México aseguró en la misma reunión que en la actual coyuntura de inestabilidad financiera internacional, la banca que opera en el país “mantiene abierta la llave del crédito” a todos los segmentos de la actividad económica, así como a las familias, como manera de apoyar al crecimiento del mercado interno, el problema es que a pesar que dicha llave está abierta, las empresas y familias no demandas créditos pues la tasa de interés es muy alta, superior al crecimiento de sus ingresos (dada la contracción del mercado interno y la pérdida de competititividad), por lo que caerían en cartera vencida, y no quieren perder las garantías que la banca les exigiría para ser sujetos de crédito.
El secretario Cordero afirmó que “no tenemos duda de que hemos tomado las decisiones correctas en el pasado, de que vamos en la dirección correcta” para hacer frente al escenario de menor crecimiento provocado por la situación financiera internacional. Y añadió que “como en muchas otras ocasiones, México ha sido sujeto y víctima de la adversidad económica internacional; no se puede hacer mucho para evitar esto, pero sí se puede hacer mucho para propiciar que las familias y las empresas en México salgan adelante lo antes posible”. El problema es que las decisiones que han tomado han ido en dirección correcta de aquellos que son los dueños del dinero (la banca e instituciones financieras), como de aquellos que están invirtiendo en Petróleos Mexicanos, y en los sectores estratégicos y de alta rentabilidad, a costa de que la economía nacional tenga menos desarrollo industrial y agrícola, menos generación de empleos, y salarios, menos consumo e inversión, y mayor miseria. Las decisiones por ellas tomadas llevaron a que en la crisis de 2008–09, México cayera más que el resto de América Latina, y hasta ahora no se ha recuperado la pérdida que se tuvo en dicha crisis, y el problema será mayor con la crisis que se avecina, pues al no tener margen los países desarrollados para flexibilizar su política económica para contener la desaceleración que se está presentando, más efectos negativos nosotros tendremos, y menos capacidad de salida, pues el gobierno federal insiste en seguir con la misma política que nos ha llevado a depender del comportamiento de variables externas. A pesar que Cordero dijo que “no nos debemos resignar a crecer más lento”, tal inercia seguirá, pues no tienen voluntad de realizar cambio alguno a la política de libre mercado y de austeridad fiscal que defienden a toda costa.
Fuente: La Jornada de Oriente
No hay comentarios:
Publicar un comentario