En concreto | Laura Itzel Castillo
Uno de los temas centrales en la agenda neoliberal mundial es la privatización de los recursos estratégicos de la nación. En el caso de México, uno de estos recursos es el petróleo. Desde mediados de los 80, en pleno “boom” petrolero, ha tenido lugar una política de abandono de la industria petrolera nacional que busca demostrar la “poca rentabilidad” del sector, a través del mal negocio de exportar petróleo crudo e importar gasolinas, y de permitir la privatización del sector como única “solución” para que vuelva a ser rentable.
La estrategia anterior se ve reflejada de manera particular en ciertas áreas, como la petroquímica, que resulta muy rentable y en la que, paradójicamente, se ha invertido muy poco. La petroquímica requiere inversión, pues es un sector de importancia estratégica en el largo plazo, por su rentabilidad y por la gran cantidad de derivados que se obtienen del petróleo, destacando una gran cantidad de plásticos.
Un caso que ejemplifica hoy esta política de abandono y entrega a los particulares de la industria petroquímica de la nación es el del complejo petroquímico Pajaritos, ubicado en Coatzacoalcos, Veracruz. En dicho complejo se encuentra la planta Clorados III, donde se produce cloruro de vinilo, materia prima para producir plásticos.
El pasado 29 de julio Pemex anunció el establecimiento de una coinversión por 556 millones de dólares con la empresa Mexichem en el marco de “una alianza estratégica y de modernización tecnológica”. Esta pretendida sociedad estaría violentando el artículo 27 constitucional y también el 28, al crear un monopolio para Mexichem, lo que constituiría un caso de concentración opuesta al interés público en la concesión de servicios y bienes del dominio federal.
Debido a que la planta Clorados III es un inmueble propiedad de la nación, la alianza entre Pemex y Mexichem no ha sido autorizada; ello sería inconstitucional.
Con esta denuncia ha acudido al Congreso Rocío Nahle, ex trabajadora de Pemex, destacada luchadora en defensa de los recursos de la nación y férrea opositora a la privatización petrolera.
Muchos de los impulsores de la privatización del petróleo ponen como ejemplo de desarrollo a Petrobras y su modelo mixto de capitalización. Sin embargo, pocos dicen que dicha empresa nunca fue totalmente del Estado y que los gobiernos brasileños se han preocupado por invertir mucho en petroquímica.
Pemex ha sido uno de los sostenes de las finanzas públicas del país durante décadas, y es imprescindible conservarlo y fortalecerlo. No se puede permitir la entrega de los recursos de la nación a los particulares. Por el contrario se requiere de un modelo que sitúe al sector energético como palanca del desarrollo nacional. Un elemento clave para lograrlo es contar con una visión de largo plazo que apueste por sectores estratégicos, como el de la petroquímica.
Fuente: El Gráfico
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