ANTONIO SOTO SÁNCHEZ
Hace unos días la señora Elba Esther Gordillo, lideresa nacional del magisterio, externaba su simpatía para que Marcelo Ebrard fuera presidente de México; al mismo tiempo, la mujer reconoció que este tipo de manifestación pública podría llegar a afectar las aspiraciones del jefe de Gobierno del Distrito Federal, toda vez que aceptó en una entrevista concedida a un medio impreso internacional, que muchas de las acciones que ha realizado en su vida no han sido del todo correctas; incluso, reconoció una cierta falta de ética. Aceptarlo ante la opinión pública, refleja de este personaje un cinismo sin parangón, pero también una valentía que no es muy característica de los políticos mexicanos, ella al menos acepta que ha cometido actos inapropiados e impúdicos durante su carrera política.
Reconoce que el apoyo que brindó el 2006 a Felipe Calderón de manera corporativa y claramente ilegal fue a cambio de espacios en la burocracia del gobierno federal, es decir, ella aportaría algunos cientos de miles de votos de los maestros y el gobierno le entregaría el ISSSTE, la Lotenal, parte de la SEP, entre otros espacios, como efectivamente ocurrió. A pesar de que todo esto se hizo público, Calderón no lo ha negado ni tampoco se ha deslindado de este personaje que mucho a denigrado el quehacer político del país y no tan sólo no se desmarcó, sino que pactó una nueva alianza con la señora para que el partido que esta comanda respalde electoral y políticamente a Luisa María Calderón en su carrera por la gubernatura de Michoacán.
En el caso del jefe de Gobierno, al conocer este la manifestación de simpatía de Gordillo hacia su persona, de inmediato pintó su raya y a través de los medios de comunicación se deslindó de este personaje. No haberlo hecho equivaldría a actuar como lo hizo Calderón en la carrera presidencial y como lo está haciendo ahora para ayudar a su hermana en el caso de Michoacán. Debemos reconocer que Ebrard actuó con congruencia y con un cálculo político correcto ante la opinión pública nacional, la cual ve a la maestra como una persona corrupta que ha dañado mucho la educación en México.
La lideresa magisterial no sólo ha hecho alianzas con los panistas, antaño lo hizo y por muchos años con los priístas, como todos sabemos, ella fue una pieza clave de Carlos Salinas y de Ernesto Zedillo durante sus gobiernos. Ahora nuevamente ha pactado con Peña Nieto el casi ya candidato presidencial de ese partido. La señora puede aliarse con el mejor postor, mas allá de compromisos sociales, más allá de intereses ciudadanos, para ella lo importante es utilizar su fuerza, sus votos, sus maestros, no para servir a México, sino para servir a sus aliados y a ella misma. Eso es lo que significa caminar de la mano de esta señora. Como ya vimos, hay muchos dispuestos a hacerlo, con tal de llegar, aunque ello no tenga ninguna dignidad, ninguna ética.
Celebro que los dos principales aspirantes de la izquierda a la Presidencia de la Republica se hayan deslindado de tan deleznable personaje, cosa que no lo han hecho ni priístas ni panistas. Sin duda que ambos partidos se disputan el apoyo de esa mujer. Qué vergüenza que se busque llegar al poder con alianzas de esta naturaleza, que sólo denigran y desacreditan aun mas a la política mexicana, sin exagerar, esto equivale a celebrar alianzas o pactos con los criminales para lograr ganar. Estoy convencido de que debemos exigir una auténtica limpia y depuración de nuestra clase política, gente como Gordillo envilecen y denigran la cosa pública, pero también personajes como René Bejarano, que se dicen de la izquierda, pero que en realidad dañan mucho la posibilidad de que haya un verdadero cambio en nuestro país, deben hacerse a un lado. Andrés Manuel López Obrador, por el bien de sus aspiraciones, debe deshacerse del señor Bejarano, por el bien de la izquierda, por el bien de México. El apoyo que el señor de las ligas ha manifestado a López Obrador de nada le sirve, es más, lo perjudica, debe este rechazar públicamente este tipo de apoyos, que son tan peligrosos, como el apoyo de la señora Elba Esther Gordillo. Marcelo Ebrard en esto le lleva un paso adelante.
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Fuente: La Jornada de Michoacán
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