JAVIER PUGA MARTÍNEZ
El conflicto religioso en San Rafael Tlanalapan no culminó con el acta que un grupo católico firmó para que “nunca jamás” haya un grupo evangélico o de cualquier otro culto en este lugar. No fueron 50, sino 70 las familias expulsadas de esta comunidad que viven un auténtico éxodo, ya que se encuentran refugiados en casas que no son las suyas, escondidos y con el terror de que ellos y sus hijos sufran una agresión por parte de los seguidores
Mientras, el titular de la Secretaría General de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, sentenció que se aplicará la ley “a un grupo de rijosos, intolerantes”, que pretenden seguir escalando este conflicto, en caso de que cometan una agresión en contra de los cristianos. Para el funcionario “las cosas se van a tranquilizar”.
En tanto, el misionero cristiano Natan Samuel Sears Travis, de La Roca Misiones, urgió al gobierno del estado y a la arquidiócesis de Puebla para que intervengan en esta junta auxiliar de San Martín Texmelucan, ya que la situación continúa siendo delicada y podría desenlazar en una consecuencia fatal.
Pero no sólo eso: tan sólo la firma de esa acta sentará un precedente riesgoso para otras comunidades, ya que si se respaldó tal decisión en Tlanalapan podrá ocurrir lo mismo en cualquier otra parte del estado, incluso del país, señaló.
En entrevista con La Jornada de Oriente, este hombre, con más de una década en misiones de paz y con experiencia en otros conflictos similares, recordó a las autoridades civiles y eclesiásticas del estado que de una forma idéntica a lo que hoy ocurre en Tlanalapan inició el conflicto que llevó a la matanza de Acteal, Chiapas.
Para Sears Travis no hay ninguna duda de que fue el sacerdote Ascensión Benítez González quien incitó a la violencia contra los evangélicos; incluso así se lo confirmaron las mujeres que pertenecen a las congregaciones que están en contra de la presencia de otro culto en la comunidad, quienes le revelaron que el cura dio el trato de “plaga” a los cristianos.
Ahora, el cura Benítez González –un anciano que supera los 80 años, según sus propios feligreses– no aparece por la comunidad. “He querido tratar con él pero nada. No acude a los llamados y no se le ha visto. Quiero pedirle que sea un verdadero católico, por que un católico no es un inquisidor, debería ser una persona que enseña el amor de dios; él fue quien inició todo”.
El misionero indicó que son menos de 500 personas las que están en ese movimiento, y no los más de 13 mil habitantes de San Rafael, pues incluso otros habitantes han dicho que los evangélicos no molestaban a nadie.
“Las cosas se van a tranquilizar”
El secretario General de Gobierno, Fernando Manzanilla, reconoció que hay un conflicto religioso en este lugar, pero también subrayó que la dependencia ha trabajado tanto con la arquidiócesis, así como con el párroco Benítez González, para que “a través del diálogo cada quien mantenga sus propias creencias”
“Lo que me reportan hoy es que hay pocas personas, un par de rijosos intolerantes, que no están permitiendo (la libertad de culto) y pretenden seguir escalando este conflicto. Le pedí al subsecretario de Asuntos Políticos que se aplique la ley y si alguien alienta a la violencia que se aplique la ley”, indicó Manzanilla Prieto.
Fuente: La Jornada de Oriente
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