jueves, 29 de septiembre de 2011

Redes sociales vs déficit de información


LEOPOLDO GAVITO NANSON - MIÉRCOLES, SEPTIEMBRE 28, 2011

Una búsqueda en Twitter de los mensajes enviados el día 20 de septiembre en los que aparezcan las palabras “plaza” y “Américas” da resultados como estos: “eviten zona de plaza Américas, hay un caos vial impresionante”, “eviten plaza América…”, “alguien que me diga porque tanto tráfico por plaza Américas”(sic), “paso a desnivel de plaza las Américas, hombres armados en la parte baja, eviten tomar la parte baja…”, “Wtf! Cerraron la calle enfrente de plaza Américas hay un tráfico horribleeeee.” Mensajes como éstos circulaban en la red, naturalmente, muchos minutos antes de que llegaran las autoridades a hacerse cargo del infausto escenario. Eran enviados por conductores sorprendidos por el embotellamiento. Muchos de ellos mencionaban cadáveres.

Días antes en Nuevo Laredo colgaron de un puente peatonal a dos personas con notas que amenazaban hacer lo mismo a los “soplones de Internet”.

La ominosa amenaza que pende sobre informadores parece hacerse extensiva a la ciudadanía usuaria de redes sociales. La cadena CNN reprodujo el texto colocado al lado en donde se decía la razón: habían sido muertos por colocar mensajes en sitios de Internet en donde se recoge información de la violencia asociada a las drogas.

Medios de información nacionales, internacionales y organizaciones no gubernamentales como Reporteros sin Fronteras y Amnistía Internacional han dado cuenta de las muchas empresas informativas y medios de comunicación silenciados por amenazas.

Frente al vacío de información la reacción social natural es buscar información en los medios alternativos disponibles. Antes era la información de viva voz, ahora son páginas en Internet o redes sociales. Precisamente por esos vacíos de información muchas personas en el país se han volcado hacia formatos y medios alternativos que, además, son interactivos.

Especialmente en las ciudades donde la violencia se dispara, las cuentas de personas que atestiguan los acontecimientos se hacen comunes. Según reportes de sitios especializados en dar seguimiento a los medios sociales de comunicación, redes sociales, en el último año se han intensificado las entradas que dan cuenta y alarma de algún hecho. Una entrada que da la alarma de un hecho verosímil que además parece probable puede reproducirse cientos de veces y esparcirse por la red sin que necesariamente los que reproducen el mensaje lo hayan verificado. No hay dolo en ello, por el contrario, hay un principio de solidaridad.

La controversial iniciativa de ley recientemente aprobada por los diputados veracruzanos ha sido la primera en tratar de regular el tema, pero probablemente no será la última. Ha trascendido que en Tabasco se prepara algo similar. Lo dijo en una entrevista de W Radio con el diputado local tabasqueño José Dolores Espinosa (PRI), presidente de la Comisión de Seguridad Pública, Protección Civil y Procuración de Justicia.

Una investigación hecha por el candidato a doctor del MIT Andrés Monroy-Hernández y publicada en Nexos, analiza el tema de los hashtags (símbolo de número [#], que precede a una palabra o grupo de palabras) en la ciudad fronteriza de Reynosa donde se creó #reynosafollow y a la que luego siguieron Monterrey, con #mtyfollow, y Veracruz, con #Verfollow. El investigador analiza más de 250 mil mensajes con esos hashtags. El tema dominante en las tres fue “balaceras”.

El investigador sostiene que en las ciudades de Monterrey y Saltillo la mayor parte de la información fue confiable. Aquella que no lo era generalmente fue ignorada. Desde luego había falsa información presente, pero no prevaleció. Afirma también el doctor en el artículo que es muy difícil hacer una evaluación científica, ya que “nunca sabemos lo que es la realidad del terreno. Pero existe una correlación entre los picos de Twitter y lo que se informa en los medios de comunicación locales”.

Es verdad que los reportes de violencia basados únicamente en los medios de comunicación sociales abren la puerta a la eventual difusión de rumores que se esparcen con rapidez en la ausencia de información veraz que eche por tierra la información falsa. El problema no son los rumores y las personas que de buena –o incluso mala voluntad– los difunden, el problema es el déficit o la ausencia de fuentes confiables y verificables con información oportuna. Dicho de otro modo, el problema no es el rumor, sino la ausencia de información en un clima de incertidumbre e intranquilidad por acciones violentas.

Luego, la solución del problema no está en la acción punitiva, sino en el uso oportuno de los medios formales de comunicación masiva y los medios sociales para ofrecer la información cierta.

Puede haber un costo por el desfase de tiempo entre que se detecta un rumor, se diagnostica y se reacciona con acciones de comunicación. No toda información que potencialmente pueda convertirse en rumor necesariamente habrá de hacerlo. Pero ése o ésos costos siempre serán menores a la acción punitiva.

Entre las organizaciones criminales y autoridades recelosas, la sociedad –ávida por enterarse respecto a la violencia de la guerra contra las drogas– se halla atrapada en un incómodo galimatías, donde la información llega con dificultades, es de difícil verificación y potencialmente peligrosa o hasta mortal de reproducir.

Internet es una fuerza que no termina por ser entendida, mucho menos comprendida. Pero hay algo que debe prevalecer por encima de cualquier otra consideración, la libertad individual de usarlo y expresarse en él.

*Es Cosa Pública

leopoldogavito@gmail.com

Fuente: La Jornada de Veracruz

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