Armando Ortiz
Peña Nieto el ilustrado
No niña, aquí el pendejo fue tu padre.
Atentamente: la prole
Los resultados de la última evaluación que hiciera Enlace en las escuelas secundarias y preparatorias de nuestro país, señalan que los mexicanos leen poco y lo que es peor, de esos mexicanos que leen, la gran mayoría sólo entiende el 35% del contenido. De acuerdo a los resultados de esta prueba el 85% de los estudiantes de Enseñanza Media apenas alcanzan el nivel elemental en lectura y sólo el 7% tuvo resultados excelentes.
En este contexto no debería extrañar que un precandidato a la silla presidencial no pueda citar siquiera tres libros que hayan influido en su vida o en su carrera política.
La verdad, no creo que Enrique Peña Nieto no haya leído un solo libro en su vida, como andan diciendo por ahí; puedo creer que ha leído varios.; ¿cuáles? Si él no los pudo citar yo menos.
Lo preocupante es que, de los libros que haya leído, no se acuerde del título ni del nombre de los autores. En todo caso Peña Nieto vendría a caer en una especie de analfabeta funcional. De acuerdo con Wikipedia, “se denomina analfabetismo funcional a la incapacidad de un individuo para utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en las situaciones habituales de la vida”.
Peña Nieto nutre las estadísticas de mexicanos que apenas comprenden el 35% del contenido de lo que leen y, según parece, en él, dicho porcentaje debe ser más bajo pues no citó bien ni el título y mucho menos recordó a los autores.
Ahora bien, estamos hablando de libros recreativos, de opinión, pero ¿qué hay de documentos que deberían ser básicos para el quehacer de cualquier político o funcionario público? ¿Habrá leído de pura casualidad la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos? ¿Habrá leído la Constitución Política del Estado de México? ¿El Código Penal pues dice ser abogado? En caso de haber leído estos documentos, ¿qué entendió de todo ello? Hablando de porcentajes, ¿entendería el 35%, el 25% o el 15% de su contenido?
Es grave que las televisoras junto con personajes siniestros como Carlos Salinas de Gortari estén impulsando a un sujeto cuya única virtud sea estar medianamente guapo. Todavía es más grave comprobar que en su ideología, la hija adolescente de este sujeto, analfabeta funcional, considere que los que critican a su padre sean unos “pendejos”, y los menosprecie llamándolos de la “prole”; también es grave que haya personas que pasen por alto estas circunstancias y aún así empeñen su voto para hacer de este jumento un presidente de la República.
¿Cómo es posible que si ya tuvimos un presidente imbécil en Fox, estemos pensando en entregar nuestra confianza en otro semejante?
La avalancha de bromas y chistes que se hacen en las redes sociales a costillas de Peña Nieto son una muestra de que el público está ansioso por desollar a aquellos engreídos candidatos que ya se sienten presidentes de México.
Va a tener que hacer mucho trabajo Televisa para poder limpiar la imagen de Enrique Peña Nieto después de estos sucesos. Y es que ha quedado marcado en el imaginario colectivo como un simple ignorante, iletrado, inculto; un simulador que pretende hacernos creer que ha leído parte de la Biblia, o que puede entender un libro como La silla presidencial, sin importar quién haya sido el autor.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com
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