martes, 16 de julio de 2013

La desaceleración de la economía nacional y la pasividad del gobierno



Arturo Huerta González

Los factores externos en los cuales se sustenta la actividad económica del país han pasado a actuar en forma negativa, dada la desaceleración de las exportaciones y de las remesas, por lo que se ha contraído el crecimiento de la economía. A ello se suma la caída del gasto público y de los salarios. La economía nacional no tiene condiciones internas de crecimiento, ni política económica que lo propicie, y las autoridades monetarias y hacendarias no hacen nada para revertir tal situación.

La desaceleración económica va acompañada de aumento de desempleo, subempleo, miseria y más violencia, a pesar que el gobierno dice que ésta ha disminuido, pero por otro lado el Departamento de Estado de Estados Unidos recomienda a sus ciudadanos no viajar a México.

El Banco de México (Banxico), más que preocuparse por contrarrestar la desaceleración de la actividad económica a través de reducir la tasa de interés, la mantiene constante y avizora expectativas de alza de la tasa de interés ante las presiones de alza de precios, y la salida de capitales que están presionando sobre el tipo de cambio. Se prioriza el objetivo de mantener la inflación baja para así supuestamente establecer condiciones propicias para el crecimiento económico sostenido y para la creación de empleos. A pesar que la baja inflación alcanzada en México no ha propiciado crecimiento económico, ni más empleo, se prosigue con tales políticas monetarias restrictivas, y se continúa sacrificando el crecimiento.

El Banxico reconoce que los riesgos a la baja para la actividad económica en México “se han elevado”, pero no hace nada para contrarrestar tal situación. No hay perspectiva de que se flexibilice la política fiscal, cambiaria y monetaria (no se incrementa el gasto público, ni trabajan con tipo de cambio competitivo, ni bajan la tasa de interés) a favor del crecimiento económico, ni instrumentan políticas que aumenten el empleo, y los salarios. Se insiste en los objetivos de reducción de la inflación, de la estabilidad de la moneda, a favor del sector financiero, quien es el que la controla.

La desaceleración de la economía manifestada en el primer trimestre de 2013, se ha mantenido en el segundo trimestre del año. El Banco de México considera que en el segundo semestre del año se recuperará la actividad económica. Creen que manteniendo la tasa de interés al nivel existente para no atentar contra la inflación, se hará frente a la desaceleración que la economía enfrenta. Pero ello es un acto de fe, ya que no hay perspectivas de que el segundo semestre retome el crecimiento, dado que proseguirá la desaceleración de las exportaciones y del gasto interno, tanto público, como del sector privado. La desaceleración de la economía mundial, jala a la baja a la economía nacional, dado que no hay políticas contra–cíclicas internamente. No se está instrumentando política económica alguna para que se cumpla el pronóstico de crecimiento del Banco de México. No se aumenta el gasto público, ni el empleo, ni los salarios, ni se está reduciendo la tasa de interés, ni aumentando el crédito para así dinamizar la demanda y la actividad económica.

La perspectiva nacional y mundial es que la tasa de interés aumente, ante la preocupación de los dueños del dinero de ganar más por lo que prestan. Ante los altos niveles de endeudamiento de empresas, individuos y del gobierno, el alza de la tasa de interés aumentará la carga del servicio de la deuda, lo que restringirá la inversión y el consumo y por lo tanto la actividad económica.

El gobierno y los principales partidos políticos colocan como prioridad el Pacto por México cuya preocupación son las reformas estructurales a favor de la privatización de la industria petrolera, como de otras iniciativas tendientes a fortalecer al gran capital, como a incentivar la entrada de más capitales al país. No se dan cuenta que a pesar de la creciente extranjerización y privatización de la economía, ésta no crece, ni genera mayores empleos, ni mejora el nivel de vida de la población, sino simplemente, se ha reducido el tamaño del Estado en la economía, a costa de desatender las demandas de la mayoría de la población, y de polarizar más la alta concentración de la riqueza y del ingreso, y aumentar el número de pobres. No hay Proyecto de nación alguna por parte de quienes nos gobiernan en el Legislativo y en el Ejecutivo, y lo peor es que no hay una sociedad conciente y politizada que frene tales políticas económicas, y demande políticas a favor del empleo bien remunerado y para el bienestar de las grandes mayorías de la población.

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