REDACCIÓN
El activista social Nicolás Mendoza Villa, levantado junto con otros siete miembros de Unidad Popular de Iguala, y sobreviviente del levantón, en el que tres de sus compañeros fueron asesinados, acusó en declaración firmada ante notario, al presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, de haber sido quien personalmente dio muerte al líder de la organización, Arturo Hernández Cardona, disparándole en el rostro y en el cuerpo, luego de haber ordenado que se les torturara a todos.
En conferencia de prensa en la ciudad de México, María Magdalena López, Yosahdara Vega y Ericka Zamora Pardo, de la Red Solidaria Década Contra la Impunidad, hicieron público el documento, que pusieron a disposición de los medios de comunicación, y que anunciaron será incorporado a la queja que tienen en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Demandaron que la Procuraduría General de la República atraiga las investigaciones porque, según este testimonio, los autores del triple asesinato son autoridades municipales; pidieron a las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos estar atentas al caso, y que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emita las medidas cautelares que se requieren para la seguridad de Mendoza Villa y su familia, y para los defensores de derechos humanos de Guerrero. También exigieron seguridad inmediata para la viuda de Hernández Cardona, la regidora Sofía Lorena Mendoza Martínez y sus dos hijos, así como los integrantes de la organización.
Las integrantes de la Red responsabilizaron al Estado mexicano por la vida e integridad física y sicológica de todos ellos.
En tanto, en su relato, pasado ante la fe del notario público número 47 del Distrito Federal, Alfredo Miguel Morán Moguel, Mendoza Villa refiere que el 30 de mayo alrededor de las 4:30 de la tarde, los ocho integrantes de UP fueron interceptados en la caseta de cobro de Iguala y crucero de Tuxpan por dos camionetas, una Cherokee gris y una Explorer roja en la que viajaban hombres armados y una mujer, quienes los obligaron a ir a un lugar desconocido del que sólo supo que era campo, mientras un hombre los interrogaba y hacía anotaciones en un papel.
Esa noche fueron golpeados con un machete largo, un látigo de alambre y una tabla “en forma de casi paleta”.
Al día siguiente, llegaron 10 hombres con armas largas y también los golpearon, y a las 6 de la tarde cavaron una fosa. Ya muy noche, continúa el relato, llegaron tres personas, de las cuales dijo haber conocido a dos, una de ellas era el alcalde de Iguala, y el otro el secretario de Seguridad Pública (a quien no identifica por su nombre). El edil ordenó que los siguieran torturando, narró Mendoza Villa, y después se dirigió a Hernández Cardona, a quien recriminó sus protestas por el abono, y a quien más tarde, previa tortura, llevaron hasta una fosa y entonces “es el presidente José Luis Abarca Velázquez quien le da un escopetazo en la cara y otro en el pecho y lo dejaron tirado en la fosa, comenzó a llover y no lo taparon”.
Félix Rafael Bandera, otro de los victimados, intentó escapar y fue ejecutado, narró el sobreviviente. Después, siguieron los interrogatorios y amenazas, hasta que más tarde los captores recibieron una llamada, desenterraron los cuerpos de Hernández Cardona y Bandera Román, los metieron en una camioneta y los llevaron al río Mezcala donde “nos tiraron a todos, ahí matan a Ángel Román Ramírez” y dos personas les dispararon a los demás, quienes lograron escapar, entre ellos el propio Mendoza Villa.
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