Como que se pone de moda preguntarnos qué festejamos en realidad este 15 de septiembre y esa pregunta toma más fuerza sabiendo que son ya 199 años de una in-dependencia.
Por supuesto que no falta el que toma este festejo como buen pretexto para empinar el codo, gritar lo mucho que quiere a México y salir a la calle a tronar muchos cohetes (amén del que se pone), pero sin afán de ponerme 'mística', si de por sí estos últimos años nos han puesto en una gesta interesante, lo que viene se va a poner mucho mejor.
Claro que, ante lo que tenemos actualmente como país, sí que afloran preguntas como ¿y qué se ha logrado?, ¿en qué se ha avanzado?, ¿de qué han servido la independencia y la revolución? y ante las respuestas evidentes a manera de hechos, ello descorazonaría a cualquiera y lo pondría en la típica actitud resignada y conformista de siempre, recrudeciendo también el personalismo tan arraigado, ese de ver por mí, siempre por mí y después para mí porque lo demás no debe, ni tiene porqué importarme, después de todo, "las cosas siguen igual".
No, no me gustaría estar en lugar de esos individuos, los veo como sujetos desencantados que, quizá, alguna vez estuvieron dentro de algún tipo de lucha, pero rápido se decepcionaron y se rindieron. Lástima.
Sin restarle importancia a los hechos actuales, la mayor parte de ellos nada alentadores, ¿por qué no tomar todo lo que ha acontecido como una lección más para aprender? La Historia no solo ayuda a aprender de errores cometidos para que no se vuelvan a cometer, sino también a tomar los hechos positivos que se dieron para seguir sobre ellos y siempre pensando en que son perfectibles de acuerdo al momento que se vive, pues todo es una constante evolución.
Según Vasconcelos, refiriéndose a los festejos del centenario de la Independencia cuando gobernaba el dictador Díaz: 'una multitud imbécil levantó un clamor para refrendar la farsa... Nada hay más antipático que que el entusiasmo patriótico de un pueblo envilecido' y, pues... no sé si el Zócalo se haya llenado con el espectáculo cómico-mágico-televisivo de Felipe Calderón, el presidente del empleo, el de la eliminación del pago de tenencia, el de la reducción de los precios al gas, gasolina, luz y el diesel y el de las inundaciones causadas por la luna. ¿Le habrán refrendando estas y muchas otras farsas? Yo digo que sí. En donde trabajo muchos compañeros tienen la costumbre de enviar a sus hijos a educarse a universidades como la Del Valle y resulta que varios me comentaron que sus hijos 'tenían' que asistir al Zócalo esta noche.
Por lo menos me precio de decir que voy al grito al que me gusta asistir por el puro gusto de estar y no porque 'tenga que'.
Aquí la reseña de la tarde/noche en imágenes:
La lluvia, nuestra compañera...
El escenario...
Quien coordinó el evento...
La parte musical, con Alberto Arista...
Raúl Martell...
Música norteña...
Los Jarochos...
Una mezcla muy bizarra, pero original. A la derecha, cantando hip-hop y a la izquierda las coplas muy mexicanas...
Y llegó...
Estuvo muy bien acompañado...
Y también le cantaron: 'Si es difícil lo lograremos y si es imposible lo vamos a intentar'...
Además de la invitación a concientizar (labor que algunos compañeros ya están haciendo de diversas maneras), valió la pena escucharle cuando se refirió a nosotros como tercos y necios...
Y el momento del grito...
Y no podían faltar los empapados, que fuímos todos por igual...
Y nunca faltan los alternativos haciendo su trabajo...
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El colofón: Supongo que la llegada del 20 de noviembre también pondrá sobre la mesa cosas para reflexionar, pensar, preguntar y hasta tirarse a la resignación por el cercano centenario y respecto a ese 'AMLOco', pues... 'Madero es un loco, un lunático que debe ser declarado mentalmente incapacitado para gobernar; la situación es intolerable y voy a poner orden. Madero está irremisiblemente perdido'. Las palabras fueron de Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos por allá de 1913.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
NUESTRO GRITO, EL 'DE LOS LIBRES'
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