miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Qué les pasa?


Fuente: La Jornada de Zacatecas

Redacción

Armando Tiburcio Robles

El diario La Jornada los tituló el martes pasado ¡Qué bárbaros!, y al ver lo que hacen, uno les tiene que preguntar: ¿qué les pasa?, ¿qué pretenden los personeros del gobierno federal atizándole a la hoguera de las tensiones en el país?, ¿por qué tanto afán en escalar los conflictos?

Una explicación posible es que creen que de la mano oligárquica y junto con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pueden seguir administrando el desconcierto nacional y conjuntamente imponer sus condiciones.

Pasado el protocolo del Informe, la Presidencia de la República presentó varias iniciativas presupuestales y cambios de gabinete que han sido recibidos como una batería de provocaciones mediáticas, más que como medidas aceptables para dar rumbo al país y sentido a su atropellado gobierno.

El sector turismo se manifiesta defraudado y amenazado, cuando siempre se dijo que sería una de las grandes alternativas para el país como la más importante industria sin chimeneas. En el campo se concretaría la máxima neoliberal de que no habiendo más tierra que repartir, la reforma agraria ha llegado a su fin.

Por su parte, el sector empresarial se manifiesta en pleno contra el paquetazo presupuestal para no hablar del malestar social por los nuevos impuestos e incremento de precios en servicios. Y para colmo, los nuevos nombramientos en la Procuraduría General de la República (PGR) y en Petróleos Mexicanos (Pemex) parecen no contar con la aceptación ni de legisladores del partido en el gobierno.

A sabiendas de que el gobierno federal y su partido no tienen la mayoría en el Congreso, hubiéramos esperado de su parte un intento serio de nuevo ejercicio de la política, de búsqueda de los acuerdos incluyentes para construir las mayorías parlamentarias que hagan viables las iniciativas necesarias para la nación. No quiere decir que todo lo que se pretenda presentar al Congreso deba pactarse o consensarse con anticipación.

Por el contrario, al tratarse de los grandes temas nacionales que podrían dar un nuevo rumbo para superar la actual situación, el acuerdo debería ser lo más amplio posible, abierto, al involucrar no sólo a las fuerzas políticas parlamentarias mayoritarias, sino también al resto de los partidos, a los factores económicos y las organizaciones sociales.

Sin embargo, las cosas no son así. Las propuestas presidenciales se presentaron en frío y ahora todo está aparentemente a discusión, a debate, nada es aceptado. Cada quien hace como que jala la cobija presupuestal para su lado.

Habrá debate público de humo y al final se impondrá el perverso acuerdo en lo oscurito entre el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN), con algunas de las propuestas presidenciales echadas para atrás, pero finalmente aplicándose el paquetazo fiscal y de precios.

Los costos serán para la población, la factura para el gobierno y los aparentes beneficios para la “oposición” priísta, mientras sigan actuando para tensar más la liga del ánimo nacional sin mayores consecuencias.

Si las mayorías parlamentarias secuestran al país en estos momentos, con temas tan críticos, cerrarán cada vez más las vías plurales de solución, de conciliación. Atentarán no sólo contra las condiciones materiales de la mayoría de la población, sino contra su propia viabilidad y permanencia por la ruta democrática.

En las actuales condiciones, sin acuerdo global, la imposición de acuerdos parciales necesariamente se encadenará con el incremento de conflictos parciales, que eventualmente pueden generalizarse. Vaya manera de dar el banderazo para la conmemoración de los dos centenarios de los conflictos de ayer.

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