jueves, 23 de diciembre de 2010

2010: Año de las celebraciones enanas


Miércoles, 22 de Diciembre de 2010 00:00
Escrito por Jaime Luis Brito

2010 se presentaba como el año del ciclo. Los teóricos de la conspiración hablaban de la posibilidad de una nueva revuelta, “como en 1810 y 1910”, repetían hasta el hastío. Nada pasó. La historia no es cíclica, el destino es construido por todos y el tiempo es socialmente construido; luego entonces, no es un 10 el que nos trae la revuelta, si no las condiciones sociales de pobreza extrema que vivimos y las posibilidades de una sociedad, misma que creo que encuentra en total depresión y desencanto.

Las celebraciones debieron dar para una reflexión nacional en torno a quiénes somos y qué queremos. Pero no, se derrochó dinero como si de lo que se tratara fuera de organizar un “reventón”. Lo que necesitamos es otra cosa. Es necesario definir el rumbo del país, pues cómo se ve, se dirige a tontas y a locas. Se presenta alguien y señala la necesidad de combatir el crimen organizado y se llama al país al borde del precipicio, por la falta de un diagnóstico.

Y es que el problema no es la intención, si no la estrategia. Más aún cuando simplemente no existe ésta. La famosa guerra contra el crimen organizado y particularmente contra los cárteles del narcotráfico, carece de toda estrategia y parece más bien una ocurrencia que una verdadera respuesta al problema. Alguien le dijo al Presidente que una guerra se gana con balas. No es así, se gana con la acción política, pero particularmente (en el caso de ésta), con la acción social que devuelva futuro, dignidad y vida a las comunidades que hoy sirven de soporte y base social al narco.

Duele más el cuero que la camisa y aunque sea unos años, los jóvenes cambian los modelos revolucionarios o de súper héroes por los de capos de la droga, señores todopoderosos que deciden sobre vidas y haciendas. Lo impunidad se sienta a nuestra mesa y mientras los criminales se convierten en autoridades (o viceversa) y hacen lo que quieren en este valle de lágrimas.

2010 es el año de las celebraciones enanas, porque en un momento de tal emergencia, en Los Pinos, Calderón decidió ser parte de una mentira y dejar para más tarde la posibilidad de construir un país con futuro. Qué lástima.

Fuente: La Jornada de Morelos

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