Miércoles, 22 de Diciembre de 2010 00:00
Escrito por Medardo Tapia Uribe
En lo más álgido de la guerra de Bosnia, cuando algunos francotiradores se dedicaban a disparar a civiles a diestra y siniestra, un graffiti decía cerca del aeropuerto de Bosnia, “Bienvenidos al infierno”. En una guerra en donde se realizaron violaciones en masa, entre 20 y 44 mil niñas y mujeres por el ejército serbio; además de limpieza étnica y genocidio.
México parece cada vez más encontrarse en un escenario infernal. Los acontecimientos de esta última semana terminan con un escenario verdaderamente dantesco con la fuga del ducto de petróleo crudo en San Martín Texmelucan, en donde se incendió hasta el río Atoyac. Cada vez más se desecha la hipótesis del gobierno estatal que especulaba con el robo de combustible, pues ¿Quién robaría petróleo crudo para refinarlo después? Las explicaciones del director de Pemex resultan tan insatisfactorias como la estrategias para enfrentar la violencia de la delincuencia organizada. Se han reportado ya más de 27 muertos.
El procurador general de República reconoció que el crimen organizado y la guerra del Estado en su contra “tomó impreparadas a las instituciones del país. El negarlo es un absurdo, todos lo tenemos claro”. ¿Pero entonces, qué hay que hacer? Esto supone un gran cambio, cuando hablamos de cambio institucional, supone cambiar muchas de las reglas sobre las que se sustenta su actuación. ¿Cuáles son los cambios que propone el gobierno mexicano? Aparte de la policía única, ha escuchado usted verdaderos propuestas de Reformas, tendrían que ser Reformas y no simples cambios para cambiar las instituciones.
La “impreparación” de las instituciones ha dado como resultado que los crímenes atribuidos al crimen organizado o resultado de la Guerra declarada por el Estado mexicano se haya incrementado de dos mil 837 en 2007, a seis mil 844 en 2008, nueve mil 635 en 2009 y 12 mil 456 hasta noviembre de 2010.
La actuación de la delincuencia organizada es un reto directo a la autoridad del Estado y no debe de medirse como quiere argumentar el Estado que en sólo 612 municipios de los de los dos mil 456 municipios se concentra el 80 por ciento de los asesinatos (El Universal.mx, diciembre 22, 2010) porque esto no significa que no se encuentre presente en el resto del país, sino más bien que esas son las plazas en disputa. Algunas ciudades y municipios del país hasta se han atrevido a presentarse como las más seguras del país, Orizaba, Veracruz y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
En este reto al Estado, como se había anunciado audaz o cínicamente por la secretaria de Estado del mayor país consumidor de drogas, Hillary Clinton, se avizoraba una narcoguerrilla, como la que utiliza el grupo de La Familia, incluso con acciones en los que como impuestos cobra derecho de piso, con asambleas en las que se invita a empresarios y funcionarios municipales “a mocharse”, con procuración de justicia, por ejemplo ante violencia contra las mujeres y, por supuesto, con discursos de sustento de sus acciones en la injusticia social en que viven. A nuestros políticos les parecen muy pobres; a mí también, pero tan pobres como los de nuestros políticos y tan viscerales, como el que hizo Carlos Marín, al querer vincular a como diera lugar a López Obrador con una patética declaración de un tal diputado Guerrero que llamó “trágica la liberación de Diego Fernández de Cevallos, e incluso llamar Leonel Godoy a Julio César Godoy, desaforado por sus presuntos vínculos con La Familia.Y es que, como usted sabe, finalmente liberaron al señor Fernández de Cevallos.
Anteayer quemaron la maderería de un señor de Chihuahua, que apareció muerto ayer, asesinado por asfixia. Este señor era cuñado de la señora Marisela Escobedo, que fue asesinada hace cuatro o cinco días enfrente de Palacio de Gobierno. La señora Marisela Escobedo mantenía allí una protesta porque tres jueces liberaron al asesino confeso de su hija de 16 años y ella exigía que lo apresaran y castigaran. La señora había ya denunciado al gobierno estatal las amenazas que la familia del asesino confeso de su hija le habían hecho. Hasta llegó a decir que si la asesinaban, bueno pues que fuera frente al palacio de gobierno. Bueno, pues así fue.
El secretario de gobernación, el señor Mora Blake, acababa de decir que los ciudadanos tenían que participar y hacer, no sé que cosa, nunca entendí. Me parece que lo que estaba haciendo es pasarnos la estafeta de la responsabilidad. Ay señor, como si no entendiéramos que lo que necesita este gobierno es cambiar muchas cosas, empezado por ellos mismos, porque esas declaraciones son tan desafortunadas. Porque fíjese usted que la señora Marisela Escobedo estaba haciendo mucho más de lo que él señalaba y la mataron.
Por si eso no fuera todo. Me encontré a un amigo en la calle y me contó como le robaron su coche y lo que sigue, ocurrió aquí en Cuernavaca, en pleno centro de la ciudad. Olvídese del proceso kafkiano que siguió, sólo para comprobar lo que sospechaba, la enorme corrupción y lo que necesita hacer uno, arriesgarse tanto, si es que uno se atreve a denunciar. Este es nuestro infierno, ¿Cuál es el cambio institucional que podemos ofrecer frente a esto?
Fuente: La Jornada de Morelos
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