JAVIER PUGA MARTÍNEZ / III DE IV
Pasó menos de un año desde que el consorcio Wal Mart inició sus operaciones, a través de su cadena filial Bodega Aurrerá, en la ciudad de Zacapoaxtla, en plena Sierra Nororiental de Puebla, cuando la trasnacional dejó de comercializar verduras y frutas debido al rechazo que generaron en la población: las que no estaban congeladas estaban podridas.
Lo mismo podría pasar en el corto plazo con la tortilla de Maseca que ahí se expende, pues el sabor y la endeble consistencia no terminan por convencer a los habitantes.
Pero si bien Wal Mart dejó de vender algunos productos en ese municipio, reforzó la presencia de otros, como es el caso de los cortes de carne, los bolillos, las bebidas alcohólicas y los productos electrodomésticos.
Para el líder de los tablajeros locales, Raymundo Díaz, la llegada de Aurrerá a Zacapoaxtla mermó hasta 90 por ciento las ventas de este gremio. Era tal la demanda en la ciudad que algunos carniceros vendían hasta 26 reses y cerdos por semana; ahora, en general, sólo logran desplazar tres reses. Al que mejor le va no pasa de ocho reses.
Díaz consideró que Wal Mart aplica una competencia desleal, pues no están en igualdad de condiciones en cuanto a los precios, a pesar de que la carne del mercado local sea de mejor calidad y más fresca.
El gremio de tablajeros está molesto con el nuevo Reglamento de Mercados y Comercio no Establecido, que aprobó el ayuntamiento el año pasado, pues ahora se les exige medidas y condiciones de higiene y labor mucho más estrictas, al mismo tiempo que la presidencia municipal permite la venta de carne en la vía pública a los comerciantes ambulantes del tianguis semanal, sin que éstos acaten las disposiciones que los rigen a ellos.
“¿Por qué el ayuntamiento se ensaña con nosotros?”, cuestionó la propietaria de una carnicería que subrayó que ese ya no es un negocio redituable, “pero es nuestra única forma de subsistencia”.
Agregó que con algunos de sus compañeros tablajeros el ayuntamiento ha llegado a absurdos como exigir el retiro inmediato de bebés que están en el local, porque los infantes pueden contaminar la carne. En cambio, “a los vendedores ambulantes, que son familias enteras, cortan carne sobre las alcantarillas y nadie les dice nada”.
De nueva cuenta, los “inspectores” de la Secretaría de Salud del estado también parecen estar aprovechando esta situación.
Algunos tablajeros comentaron que es tal la voracidad de los empleados de Salud que exigen “cuotas” de 5 mil pesos para no cerrar el local bajo el pretexto de sanciones y multas “por insalubridad”. En el área de carnes del mercado de Zacapoaxtla hay tres locales cerrados; dos de ellos, aseguran, fue porque se negaron a dar las cuotas a los de Salud y el otro porque no aguantó la situación y decidió finiquitar el negocio.
“Y si le suma el gasto de energía eléctrica, que sube cada vez más, el de la gasolina y que quieren que tengamos refrigeradores nuevos... ¿a dónde vamos parar?”, preguntó Raymundo Díaz.
Bolillos gigantes de a peso
En Zacapoaxtla, la gente sigue sorprendida con el tamaño de los bolillos que se venden en la Bodega Aurrerá de este lugar. Y lo mejor, señalan, “es que sólo cuestan un peso la pieza”.
Pero también está sorprendida de que al día siguiente de haber sido comprado, este pan crujiente se haya trasformado en una masa chiclosa difícil de partir.
“Si no te lo comes calientito el mismo día que lo compraste, al otro tardas en masticarlo y se hace horrible. Ni modo, pero está barato y con algo tenemos que llenar la panza”, aseguró una mujer que salió de ese Aurrerá acompañada de su hija, ambas cargando dos bolsas con 20 bolillos, y que según la mujer a su familia les durarán los panes unos dos días, con suerte tres.
A dos calles de la tienda de Wal Mart, don José atiende su propia panadería. Reconoce que sus tortas de un peso con 50 centavos no pueden competir con los bolillos de a peso de la tienda, y menos en el tamaño, pero considera que es pan de inferior calidad.
Como buen panadero, afirmó saber qué sustancia es la que le echan al pan de Aurrerá para que se vea dorado y crujiente, pero que al día siguiente sea chicloso, pero prefirió no revelarlo.
Aunque dio por perdida la batalla contra la tienda en cuanto a tortas y bolillos se refiere, aseguró que su ganancia está en el pan de dulce, pues mientras él vende las piezas de este producto entre 2 y 2.50 pesos, en Aurrerá el pan dulce cuesta de 3.5 a 5 pesos. “Es una cosa por otra. No debería ser así, pero ahí me voy compensando”.
“Precios nunca vistos”
Lo que nunca habían visto los dueños de las vinaterías locales de Zacapoaxtla es cómo sus clientes simplemente dejaron de comprarles.
La misteriosa desaparición de clientes se resolvió cuando encontraron en la calle, y en la casa de algunos conocidos, la publicidad de Aurrerá que invitaba a la “venta más esperada del año”.
Y eso incluía a los vinos y licores: mientras que en las vinaterías locales un brandy Torres cuesta hasta 250 pesos, en Aurerrá costaba 189; un tequila 100 años de más de 110 pesos, en 79; un brandy Azteca de Oro en 99 pesos... y así. Para quienes participaron en la compra en Aurerrá aseguran que la venta de alcohol en esa tienda fue “todo un éxito”.
Algo similar pasó con los electrodomésticos, especialmente con las televisiones de pantalla plana y las mini laptops.
En una especie de furor comercial, muchos fueron los que salieron de Aurrerá cargando una pantalla de 37 pulgadas de alta definición por sólo 6 mil pesos, y otros tantos más quienes pudieron regalar a sus hijos una mini computadora portátil de tan sólo 2 mil 500 pesos.
Ahora las pantallas pueden ser fácilmente vistas en restaurantes y comercios cercanos al zócalo, mientras que varios estudiantes se pasean cargando sus computadoras personales, todo comprado en Aurrerá.
“Quienes se dieron el lujo de comprar esas cosas son principalmente los maestros, que son los mejor pagados de la región. Los comerciantes también aprovecharon, pero los maestros son buenos sujetos de crédito”, relató un funcionario del ayuntamiento local que sigue al fenómeno que ha generado Wal Mart en Zacapoaxtla.
Mañana en este espacio, el interés que podría seguir la cadena trasnacional con la apertura de una tienda en Cuetzálan del Progreso.
Fuente: La Jornada de Oriente
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