viernes, 28 de enero de 2011

¡Queremos obispos, al lado de los pobres! clamor en sepelio de Tatic


Jueves, 27 de Enero de 2011 00:00
Escrito por Jorge Sifuentes Cañas

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS. Cuando un hombre deja la vida terrenal, su legado permanece en cada uno de los corazones de quienes lo amaron. A Tatic Samuel lo despidió su pueblo, sus hermanos indígenas, aquellos quienes lo vieron caminar inquebrantable por todos los rincones de su querido estado de Chiapas, su tierra, su hogar.

Ayer mismo, monseñor Samuel Ruiz García, Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas reunió a más de diez mil fieles en la Plaza de la Paz o la Plaza de la Resistencia para los zapatistas. Miles de rostros con el pesar a cuestas: adultos mayores, niños y bebés a cuestas de sus padres, jóvenes, curiosos y extranjeros se dieron cita para dar el último adiós y gritar a voz en cuello: “¡Queremos obispos, al lado de los pobres!”.

Desde Morelos, la Banda de Tlayacapan no faltó a la cita a pesar de la distancia y la premura del viaje. Herederos de la tradición musical de los pueblos indígenas, rindieron homenaje al amigo y al guía que deja tras de sí una enseñanza de amor y respeto al prójimo, sobre todo al que sufre la explotación y miseria del atroz sistema económico. Más de una hora tocaron junto al cuerpo, conteniendo la emoción y el dolor, sin moverse de su sitio.

Puntual, –al medio día– el féretro dejó el interior de la Catedral de San Cristóbal y salió al templete instalado horas antes en la explanada. Miles de almas ya lo esperaban ahí; y otras tantas apresuraban a salir de la nave principal. A esa hora del día, el cielo también parecía triste; algunos nubarrones presagiaban lluvia. En el horizonte, como mudos testigos, las montañas de los Altos de Chiapas que lo vieron una y otra vez salir al encuentro de sus hermanos tzetzales, tzotziles, tojolabales, chamulas, zoques, lacandones y choles.

A un costado de la Catedral, varias mantas daban cuenta del agradecimiento sincero de los fieles volcados a despedirlo. “Soy simplemente el pastor, el hermano, el amigo de este pueblo”, “Tatic Samuel, siempre vivirás en cada uno de nuestros corazones”; rezaban algunas. Por el sonido se leyó el evangelio y se ofrecieron plegarias en diversas lenguas, que sin duda llegaron a todos los rincones de San Cristóbal.

Más de dos horas duró la misa oficiada por el Nuncio Apostólico en México. Nadie pareció moverse de sus lugares. En el templete principal, obispos, sacerdotes y autoridades civiles acompañaban a los familiares de don Samuel Ruiz. El sol pegaba fuerte a ratos, pero la gente aguantó a pie firme; desde las enormes filas para verlo por última vez muy temprano hasta que el reloj marcó más de las dos de la tarde y el ataúd volvió a entrar a Catedral. Hasta ahí lo siguieron por medio de una pantalla instalada al costado; sin ocultar el llanto, con aplausos y con el brazo en alto, el pueblo permanecía ahí sin moverse.

Al final, con cantos y vivas, Tatic Samuel fue sepultado en el interior de la Catedral de San Cristóbal. Fue el último adiós al pastor de almas que buscó siempre un mundo de paz con justicia y dignidad para todos los seres humanos; pero en especial para los marginados, los olvidados, los más pobres. Y otra vez surgió el clamor espontáneo entre todos los presentes: “¡Queremos obispos, al lado de los pobres!”.

Fuente: La Jornada de Morelos

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