Cuando cambia la mentalidad del pueblo, cambia todo.
AMLO, Texcoco, 20 de febrero de 2011
La noticia de la política de esta semana es la solicitud de licencia que hiciera el Presidente Legítimo de México al Consejo Nacional del PRD, como reacción a la realización de una consulta para definir una alianza electoral con el PAN en las elecciones del Estado de México.
Esta decisión ha cimbrado al principal partido de izquierda y opositor del país, algunos hablan ya de un cisma y así pareciera cuando vemos a algunas "tribus" convocando a los militantes a pedir licencias temporales en masa al PRD.
La izquierda moderada en las voces de Jesús Ortega y Marcelo Ebrard llaman a la calma a Andrés Manuel López Obrador y le piden que reconsidere su decisión.
Por otra parte, Alejando Encinas, propuesta del MORENA para competir como candidato a gobernador en las elecciones del Estado de México, ha expresado su desacuerdo con esta decisión, ya que en nada ayuda a la unidad de las izquierdas.
Ser perredista o no serlo.
Para muchos militantes del MORENA e incluso me atrevo a decir, para un grupo considerable de izquierdistas ajenos a la vía electoral, la decisión de López Obrador es la correcta, demuestra congruencia y obliga a los moderados a definirse respecto al modelo de país que desean: el del libre mercado que durante 30 años el PRI y el PAN nos han impuesto, generando una caída del 70 por ciento en el salario mínimo y la concentración de la riqueza, o bien uno que fortalezca el mercado interno y permita el desarrollo nacional y la justa distribución de la riqueza, que es precisamente lo que propone el MORENA con el Proyecto Alternativo de Nación.
Sin embargo, para un sector del PRD, -y no me refiero a los chuchos y los marcelos, sino a quienes piensan como Alejandro Encinas- la decisión crea un cisma en el que ha sido pese a todos sus defectos la principal fuerza opositora de la derecha desde 1979, cuando el Partido Socialista Unificado de México, PSUM, le arrancó el registro electoral al régimen de López Portillo, siendo esta victoria de los comunistas la que 10 años más tarde permitiría el nacimiento del PRD al ceder su registro e instalaciones al naciente partido del sol azteca, ante la negativa de Salinas de Gortari de otorgarle de manera separada su registro. Para este sector de la vieja guardia, abandonar el PRD es desechar de un día para otro el trabajo de varias décadas de lucha que les ha costado centenares de muertos.
En mi particular punto de vista ambas posturas tienen su parte de razón, por un lado, la decisión de romper con el PRD tiene la ventaja de desembarazarse de una izquierda tibia y moderada que solamente cumple el papel de legitimar el neoliberalismo, sin embargo, en efecto crea una ruptura en la tercera fuerza electoral del país, y esta división a escasos 17 meses de la elección del 2012, puede significar la derrota total de las izquierdas, ya que la derecha aprovecharía muy bien esta división para enfrentar a ambos grupos mientras que la derecha unida bajo los intereses de los grandes oligarcas acudiría como un solo bloque con la candidatura de Enrique Peña Nieto. Lo peor del asunto, no sería solamente la derrota electoral sino el desmembramiento del PRD como institución, haciéndose realidad el sueño de Carlos Salinas de Gortari.
Ahora bien, es necesario puntualizar que Andrés Manuel López Obrador no está anunciando todavía una ruptura total con el PRD, aunque claro está que al no existir de manera legal la figura de licencia en los estatutos del partido, esto podría orillar a que los moderados lo expulsaran del mismo. Sin embargo, se debe tomar en cuenta el peso que tiene el liderazgo de López Obrador en el PRD, ya que aun cuando la cúpula es más propicia a coquetear con la derecha, la militancia perredista es mayoritariamente obradorista, lo cual daría origen a otro planteamiento, en este caso para la cúpula: expulsar a López Obrador o no expulsarlo.
Después de todo, para los moderados ha sido benéfica la figura del Presidente Legítimo de México, ya que precisamente su carisma entre las clases populares les ha permitido tener tanto en el partido como en sus respectivas “tribus” una fuerza política considerable que les ha permitido negociar con la derecha diversos espacios de poder, como ejemplo de lo que digo están las pasadas elecciones en Guerrero y Oaxaca, en ambos casos el peso López Obrador a pesar de que no participó en las campañas electorales si permitió que hubiera una predisposición del electorado para votar por los candidatos aliancistas, en el caso de Oaxaca debido a que un año antes López Obrador promovió a Gabino Cué como el líder ideal para encabezar la transición y en el caso de Guerrero al proponerle de manera pública a Ángel Aguirre un proyecto de desarrollo económico social para dicho Estado, condicionando su apoyo y el del MORENA a la adopción de dicho proyecto, el cual si bien no fue adoptado al cien por ciento, Ángel Aguirre si retomó varios de sus puntos durante la campaña electoral. Que decir de Marcelo Ebrard, quien ha mantenido e incluso incrementado los programas sociales que le dejaron López Obrador y Alejandro Encinas, lo que le ha permitido tener una bandera para apuntalarse como eventual candidato a la Presidencia de la República.
En mi particular punto de vista, la decisión de Andrés Manuel López Obrador puso en jaque a los moderados que tienen secuestrado el PRD, ya que de darse la expulsión de López Obrador del PRD quienes saldrían mayormente afectados serían los moderados, quienes ya no tendrían un parapeto llamado López Obrador tras el cual ocultar su verdadera cara de legitimadores del neoliberalismo, mermando con ello la fuerza política que les ha permitido negociar con la derecha. Por lo que respecta a López Obrador, al ser parte de un Movimiento Social, tiene mayor margen de acción ya que no está casado con un partido político, como no lo están miles de sus seguidores que carecen de filiación partidista, aquí mas bien sería interesante ver que postura van a adoptar los obradoristas de filiación perredista, los cuales a mi juicio tendrían dos opciones: emigrar hacia el PT o Convergencia y construir ahí una nueva trayectoria política teniendo que adaptarse a los esquemas de dos partidos que hay que recordar nacieron con el objetivo de torpedear al PRD, y que son carentes de mecanismos democráticos, manejados por los cacicazgos de Alberto Anaya y Dante Delgado; o bien la que creo yo va a ser la postura de Alejandro Encinas, continuar su militancia en el PRD y no darles el gusto a los moderados de dejarles en bandeja de plata el producto del trabajo de años de lucha, y en cambio continuar luchado al interior del PRD para rescatarlo de las garras de los moderados encabezados por Jesús Ortega y Marcelo Ebrard. Esta última opción sería la idónea para los obradoristas de filiación perredista, además dicho esquema ya fue planteado públicamente por Andrés Manuel López Obrador desde octubre del 2010 en la primera gira de la lealtad, cuando anunció que de darse una alianza con la derecha en el Estado de México, el Movimiento construiría entonces una alianza desde abajo con los militantes de los tres partidos de izquierda, con organizaciones sociales y con los miles de ciudadanos sin partido que militan en el MORENA.
Ciudad de México, sede del Gobierno Legítimo de México, 22 de febrero de 2011.
Colibrí Zurdo
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