miércoles, 23 de febrero de 2011

Periodistas encontramos oídos sordos en el Congreso

FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA

El bono democrático de la nueva clase política dominante en Puebla, la que ganó las elecciones el 4 de julio mediante una coalición de fuerzas opositoras, se está agotando de manera rápida y precipitada en el Congreso local por la posición autoritaria de los diputados de la fracción del PAN –que incluye al PRD y el Panal–, que están reproduciendo los peores vicios que antes eran característicos de los regímenes priistas. Esa situación la constatamos un grupo de periodistas que ayer pedimos al Poder Legislativo revisar la iniciativa de reforma a los llamados “delitos de prensa”, establecer foros de consulta y que nos dieran la oportunidad de presentar una contrapropuesta. A esos reclamos, sólo hubo oídos sordos.

Resulta sorprendente que hasta hace unos meses en la mente de muchos electores había la firme idea de que solamente derrotando al PRI se podría generar una apertura democrática en Puebla que frenara autoritarismos y cambiara de manera radical la forma de gobernar y legislar. Pero ahora resulta que a menos de dos meses del cambio en los poderes públicos, los papeles se han invertido de manera drástica.

Quien este lunes mostró apertura y disposición al diálogo fue el diputado del PRI Enrique Doger Guerrero, quien secundado por otros legisladores de su partido, nos invitaron a varios periodistas a expresarnos en una improvisada sesión de consulta –que se realizó en el salón Miguel Hidalgo– en el Congreso local, a la que acabaron llegando miembros de todas las bancadas.

Este encuentro ha sido el único espacio de discusión en torno al proyecto de despenalizar y pasar al ámbito civil los delitos de difamación y calumnia. Dicha sesión de consulta parece que será de muy corto alcance, ya que se hizo al cuarto para las 12, pues el proyecto pretende ser votado este día en el pleno del Congreso.

En particular, el autor de esta columna fue el tercero en tomar la palabra y pidió que se pospusiera la aprobación de la reforma por lo menos hasta el segundo periodo ordinario de sesiones del Congreso, que inicia a mediados de año.

También demandé que se nos permita a los periodistas, presentar una contrapropuesta y que se amplié la consulta sobre la iniciativa, que se incluya a colegas del interior del estado y a otros actores sociales, ya que el tema no solamente se agota en el ámbito de los medios de comunicación, es un asunto que afecta a toda la ciudadanía.

Frente a esa petición mía, y otras más, que formularon otros colegas, en el sentido de definir con claridad y sin ambigüedades qué es daño moral, establecer los límites de sanciones contra periodistas y reglamentar el derecho de réplica, solamente encontramos eco en los legisladores del Partido Convergencia, José Juan Espinosa Torres; del Partido del Trabajo, Zeferino Martínez Rodríguez, y en Enrique Doger, quienes reconocieron que se debe ampliar la discusión del tema y sobre todo hacer una consulta.

En cambio la actitud de los legisladores del PAN, el Panal y el PRD, que ahora hacen mayoría en el Congreso, fue de negarse a ampliar el periodo para aprobar la reforma, no se comprometieron a hacer algún cambio en específico, a realizar una consulta y algunos de los legisladores asistentes, de plano guardaron silencio.

Es decir, quedó borrada la derecha democrática del PAN. El pensamiento liberal que ha privado en los miembros del magisterio y que se pensaba estaría presente en el Partido Nueva Alianza. Y sobre todo, se echaron por la borda los postulados de izquierda del PRD que pugnaban por la tolerancia, la inclusión y la defensa férrea de la libertad de expresión.

Incluso, resultó oprobiosa la actitud del presidente de la Gran Comisión, Guillermo Aréchiga Santamaría, que se ausentó de la sesión y en los momentos en que periodistas y diputados dialogaban, el líder del Congreso se encontraba mostrando su afición al twitter y sobre todo, su frivolidad.

Por eso es previsible que este día se acabe aprobando el proyecto que mando el jefe del Poder Ejecutivo y que aunque fue modificado en algunas de sus partes, sigue adoleciendo de ambigüedades o propuestas autoritarias que permitirán a los jueces actuar de manera discrecional contra los medios de comunicación o ciudadanos en general que resulten incómodos para quienes detentan el poder político.

Resulta inadmisible que los diputados busquen aprobar una redacción en la que se defina daño moral de la siguiente forma:

Que una persona se sienta afectada en “sus afectos, creencias, en su honor, decoro, prestigio, reputación y sentimientos”.

Por tanto, si un funcionario público o cualquier actor social es encontrado responsable de graves actos de corrupción y éstos son dados a conocer en la prensa, esa persona podría proceder legalmente contra los periodistas por argumentar que se dañó su relación con sus seres queridos al darse a conocer su comportamiento negativo.

Se va a llegar al extremo de lo que pasó con la actriz Sasha Montenegro, quien en los años 70 fue la reina del género de ficheras en el cine mexicano. En la actualidad si alguien pone su nombre en Google y le da en imágenes, aparecen varias portadas de revistas, fotos de filmes y algunos carteles en donde se le ve con pocas prendas o sin nada de ropa. El caso es que hace algunos años le ganó un juicio a la periodista Isabel Arvide debido a que la segunda llamó a la primera “encueratriz”,

Arvide no dijo ninguna mentira. Hay docenas de películas, que se pueden comprar en DVD o ver en los canales de cable dedicados al cine mexicano, en donde la actriz aparece desnuda, pero al final acabó embargándole su casa a la periodista y haciendo gala de su poder por haber sido la última pareja sentimental del ex presidente José López Portillo. Todo por invocar un daño moral y la ambigüedad con que está definido en la ley.

Tal parece que hacia allá se quiere ir en Puebla. Permitir que se proceda contra los periodistas por la vía civil para que puedan ser sancionados económicamente y posiblemente despojarlos de su patrimonio.

Es decir, las fuerzas políticas dominantes quieren seguir repartiendo coscorrones a la prensa de la misma manera en que se quiso hace en el sexenio pasado, cuando gobernaba el PRI.

Fuente: La Jornada de Oriente

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