miércoles, 13 de abril de 2011

Contrarreforma laboral


JAIME HERNÁNDEZ ORTIZ

La iniciativa de reforma laboral que presentó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hace poco más de un mes, revela en realidad el firme propósito de impulsar a su máxima expresión el modelo neoliberal en las relaciones de trabajo.

La iniciativa priísta pretende dejar en las manos de los empresarios los principios garantes de los trabajadores para que los manejen a capricho y antojo y como una nueva mercancía más, en libre mercado y en el marco del capitalismo más salvaje que hayamos visto.

¿Es esta la “nueva” forma de hacer política que tanto pregona ahora el PRI? ¿De tratar de regresar a aquellas “épocas gloriosas” del corporativismo clientelar que tantos votos en urnas y victorias creen les dejó?

El trasfondo: explotación obrera

La iniciativa priísta, pese tener un discurso introductorio excesivamente idealista y lleno de romanticismo y que aparentemente trata de “modernizar” las relaciones obrero-patronales a la luz de las nuevas realidades, trata de ocultar el verdadero trasfondo, que es abaratar el costo de la mano de obra de los trabajadores y mantener intocado el régimen de control corporativo; ése que tanto critican los panistas en privado, pero que alaban y aplauden en público.

Por mucho tiempo el PRI solapó y apoyó todas las grandes reformas estructurales emprendidas por el PAN. Todas de corte neoliberal. Dejando que el PAN pagara el costo político. Pero es tal la necesidad del PRI de sentirse ya en Los Pinos, que ahora ellos mismos, por su cuenta y riesgo, han minimizado y decidido pagar el costo político de una iniciativa tan cuestionable, al grado que la propuesta, originalmente panista, se la han adjudicado empeorándola.

Ahora ambos partidos preparan un albazo en la Cámara de Diputados; saben bien que ésta es la última oportunidad que tienen para entregar a los empresarios las pocas conquistas laborales que eran de los trabajadores.

Pero ya se verá en las elecciones del 2012 por quién votan los más de 30 millones de asalariados.

El PRI con los empresarios

Esta reforma tendrá un alto costo social por varios años, mientras se logra mayoría de oposición para revertirla y echar atrás.

Muy lejos quedaron las propuestas iniciales del PRI de establecer la jornada de 40 horas, mejorar la prima de antigüedad y el sistema vacacional, suprimir la “toma de nota”, así como cumplir con lo dispuesto en los convenios internacionales relativos al ámbito laboral. En nada de eso insistieron para no molestar a los grandes empresarios.

El PRI nada dijo tampoco en materia de democratización, transparencia y rendición de cuentas. Por el contrario, su propuesta mantiene el mismo sistema de control y corrupción que da sustento a los contratos de protección patronal.

Curiosamente la iniciativa priísta tampoco habla nada de la famosa productividad y competitividad que según, al igual que muchos empresarios, debe ser la panacea que nos debe llevar al desarrollo y al progreso.

El PRI nada dice respecto de empresarios que evaden impuestos, que deben impulsar la innovación tecnológica, la investigación científica y la independencia económica de sus empresas.

Nuevo crimen organizado

La legalización del outsourcing que pretende el PRI es una verdadera amenaza para el trabajador; similar en consecuencias al crimen organizado; pues sólo sirve para despedir discrecionalmente al trabajador y acrecentar su pobreza. ¿Por qué no se impulsó mejor el seguro de desempleo?

En una empresa existirán ahora, enviados por distintas outsourcing, trabajadores que realizan un mismo trabajo, pero con distintos salarios, todos miserables. De esta forma la precariedad, la desigualdad, la reducción de los salarios, la simulación y la indefensión del personal serán habituales. ¡Pero legales!

La reforma priísta limita en un juicio laboral los salarios caídos hasta un año en caso de despido, planteamiento con el que se presionará a los trabajadores para aceptar cualquier migaja que les ofrezcan, aunque el proceso les sea favorable.

La ampliación de los contratos temporales, de prueba, temporada y capacitación lesionará sin duda aún más la estabilidad laboral al no ir acompañados de condiciones de bilateralidad que eviten un manejo discrecional en la contratación.

La reforma priísta ataca directamente la libertad sindical al impedir a los sindicatos gremiales afiliar a los trabajadores de otras empresas o instituciones. Como sabemos, ésta ha sido una exigencia empresarial para garantizar la continuidad de los contratos de protección patronal más allá de una empresa. Es el caso de periodistas, que tanta falta tienen de un sindicato que los proteja de forma auténtica.

Contra el sindicalismo libre

El proyecto del PRI impide la democratización sindical y fortalece el control corporativo de los trabajadores al plantear como requisito para demandar la titularidad de un contrato colectivo o ejercer el derecho de huelga, la realización previa de una certificación del padrón de afiliados; con ello los patrones estarán inmiscuyéndose abiertamente en la vida sindical y hasta de plano imponiendo dirigentes.

Esto dificultará drásticamente el derecho de huelga al poner en manos de las autoridades del trabajo un nuevo pretexto para declarar la inexistencia de ese derecho. ¡De por sí!

En suma: la iniciativa priísta es regresiva a más no poder ya que atenta contra los derechos fundamentales de los trabajadores, y refuerza el control corporativo que ejerce el gobierno sobre las organizaciones obreras.

Todo esto forma parte del modelo de pensamiento único que busca imponerse globalmente. Hay que organizarnos y evitar cualquier albazo.

Fuente: La Jornada de Jalisco

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