martes, 19 de abril de 2011

POBREZA: ORIGEN DE LA DELINCUENCIA


Todos los días se conocen hechos violentos o delictivos menores en la ciudad de Puebla y muchos otros municipios más de la entidad. En la edición de este día se informa sobre la situación de los parques industriales, que se han convertido nuevamente en zonas de robos en días de quincena, del asalto a 22 maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en las semanas recientes y del incremento de la delincuencia en las inmediaciones del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (Cenhch).

Es claro que los actos delictivos que se padecen en la localidad no se asemejan para nada a los actos de violencia y atrocidad que padecen otras entidades federativas en las que tiene una evidente actividad, cuando no el dominio casi absoluto, la industria del crimen organizado, y particularmente las bandas del narcotráfico.

No obstante, es preciso señalar que los delitos que hay en Puebla se deben en mucho al desempleo y a que las políticas de empleo son meros paliativos, pues en su mayoría los sectores más vulnerables obtienen trabajos de temporalidad eventual, con sueldos muy raquíticos y que en la mayoría de los casos no cumplen con la Ley Federal del Trabajo que obliga al registro de empleados en el sistema de seguridad social.

En todo caso, es innegable que la raíz de la delincuencia común y la delincuencia organizada es la misma: la miseria que abunda en el país y que victimiza a millones de mexicanos por una injusta repartición de la riqueza, que encumbre y llena de privilegios a un puñado mientras los sectores más amplios de la población día a día van llegando a niveles de sobrevivencia casi infrahumanos.

No sale sobrando la insistencia de que es urgente cambiar el modelo neoliberal impuesto en el país desde hace más de 20 años, porque el deterioro social y las situaciones extremas a las que está llevando a mucha gente pueden tener consecuencias irreversibles.

Fuente: La Jornada de Oriente

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