lunes, 2 de mayo de 2011

Niños deportados


EDUARDO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ

Los niños que son detenidos por la Patrulla Fronteriza al momento de ingresar “sin papeles” a Estados Unidos enfrentan la deportación y se quedan a la mitad del camino. Sin importar si son mexicanos o centroamericanos, su sueño americano concluye en la frontera; con ello irrumpe violenta la pesadilla de quedar al garete entre gobiernos y sociedad que sistemáticamente los expulsan, potenciando con ello que el crimen organizado (sean los cárteles de la droga o redes de tráfico de personas y prostitución) se aprovechen de la indefensión que sufren los menores de edad cuando son deportados y abandonados en la frontera norte de México.

Esta semana se hizo público el reporte Niños en la frontera, producto de una investigación realizada durante los dos últimos años por más de treinta abogados del grupo Appleseed Network (La Opinión, 28 de abril de 2011), donde se presenta una radiografía de las condiciones de violencia que sufren los niños mexicanos y centroamericanos cuando son deportados desde los Estados Unidos.

El estudio refiere que “las autoridades fronterizas de Estados Unidos no están cumpliendo con los requisitos establecidos por la propia ley estadunidense para la protección de menores de edad que cruzan solos la frontera México-Estados Unidos”. Sin embargo, se menciona en el documento, “existe una diferencia entre los niños mexicanos y los centroamericanos; en el caso de los primeros, que son la mayoría de los detenidos, no tienen la oportunidad de ampararse en la Ley de Protección a las Víctimas de Tráfico Humano de 2008. Caso contrario sucede con los centroamericanos, quienes sí reciben el proceso establecido por la ley de 2008, que incluye la transferencia a manos de una dependencia del Departamento de Salud y Servicios Sociales y el acceso a trabajadores sociales e incluso abogados sin costo”. Por lo tanto, la violencia que enfrentan los menores mexicanos es mayor a la que sufren los niños centroamericanos.

En el caso de los menores mexicanos, que son más del 80 por ciento de los detenidos mientras viajan sin compañía, lo que ocurre es que un agente de Protección de Fronteras y Aduanas (CBP, por sus siglas en inglés) los interroga y les presenta un documento que deben firmar para realizar su deportación. Ante este escenario, la incertidumbre y el miedo inundan el pensamiento de los menores, quienes suponen que en caso de no firmar y aceptar su deportación podrán terminar presos en Estados Unidos. Según los miembros de Appleseed Network esa es la principal razón por la que los menores aceptan firmar su deportación en condiciones de alta vulnerabilidad y violencia.

En la medida en que las condiciones económicas no mejoran en nuestro país, y las oportunidades para acceder a un empleo y a los servicios educativos y de salud se reducen considerablemente, la edad para considerar la migración como una opción de vida es cada vez menor. En la línea antes de emprender la aventura por el desierto, muchos menores afirman que decidieron migrar para obtener un empleo y enviar dinero a sus familias, algunos más aseguran ver a la migración como una válvula de escape ante la responsabilidad que les fue impuesta por ser el miembro mayor de la familia. Por su parte, las niñas además de la pobreza y la marginación, huyen del abuso doméstico y de la violencia sexual.

Mientras esta situación se presenta, el segundo año de la administración de Barack Obama se caracterizó porque disminuyeron sensiblemente las posibilidades para sacar adelante una reforma migratoria; se incrementaron las acciones del gobierno federal y de varias administraciones estatales en contra de los migrantes enfocándose cada vez más en endurecer la política de redadas y deportaciones. Como resultado de todo ello, los menores de edad arrestados y posteriormente deportados aumentan cada año, hasta el año fiscal de 2009 las autoridades fronterizas habían deportado a 40 mil 398, de los cuales 43 por ciento, es decir 17 mil 371, realizaban el periplo migratorio sin la compañía de un familiar o de un adulto cercano. En general, se estima que cada año las autoridades fronterizas detienen entre 15 mil y 17 mil menores de edad que cruzan “ilegalmente” la frontera entre Estados Unidos y México. A pesar de ello, se estima que por cada niño migrante detenido por la Patrulla Fronteriza, tres logran cruzar y quedarse en Estados Unidos.

Sea por las detenciones fronterizas al momento del cruce de la línea; sea por las redadas en diversas ciudades de Estados Unidos; sea por las leyes estatales y federales contra los migrantes; sea porque la Casa Banca no logra destrabar una reforma migratoria incluyente y que no criminalice el flujo de personas; sea porque los emplean con salarios menores y sin las prestaciones de ley; los cientos de latinoamericanos, niños o adultos, que diariamente ingresan “sin papeles” al vecino del Norte continúan luchando por conseguir un lugar digno para vivir.

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Eduardo González Velázquez

Fuente: La Jornada de Jalisco

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