miércoles, 1 de junio de 2011

Agustín Carstens, en campaña para el FMI


Arturo Huerta González

Agustín Carstens, el lunes 30 de mayo, en gira por España para recibir apoyo para la Dirección del Fondo Monetario Internacional, destacó los cambios estructurales que está llevando a cabo España, donde según él, le han permitido desacoplarse de la situación que viven algunos países de Europa. Dijo que España ha sido un ejemplo de rapidez en la aplicación de las reformas. Estas reformas están encaminadas a generar ahorro forzoso, a través de reducir salarios y prestaciones laborales, así como gasto de bienestar social, para pagar la deuda que dicho país tiene. Tal posición económica–política de Carstens ha estado siempre presente en sus diferentes puestos, y que de llegar al FMI seguiría impulsando. Las reformas instrumentadas en España han llevado a que 5 millones de trabajadores estén desempleados, lo que equivale a 22 por ciento de la población económicamente activa. Donde los jóvenes enfrentan una tasa de desempleo de 47 por ciento, y que han decidido tomar las plazas públicas en protesta ante la falta de oportunidades de trabajo y de condiciones dignas de vida.

Las reformas estructurales impulsadas por el FMI son las mismas que se han instrumentado en los países de América Latina desde los años ochentas, que han actuado a favor del sector financiero, en detrimento de las condiciones endógenas de acumulación y crecimiento. Nos han llevado a impulsar políticas de privatización y extranjerización, y a polarizar la mala distribución del ingreso y a aumentar el número de pobres en nuestros países, como en México, donde el señor Carstens ha sido subsecretario de Hacienda, Secretario de la misma institución, así como gobernador del banco central, puesto que ocupa actualmente.

Al señor Zapatero y al Partido Socialista Obrero Español, tales reformas estructurales a favor de los banqueros, y los acreedores internacionales, les costó la pérdida de las elecciones municipales el 22 de mayo. Un gobierno “socialista” que instrumenta reformas estructurales a favor de los dueños del dinero, le ha costado un fuerte revés electoral, del que difícilmente se levantará. Los jóvenes están en las calles, no solamente en España, sino también en Grecia, y en Portugal, y seguirán inundando las plazas en la mayoría de los países europeos, dado que las políticas de ajuste y las reformas estructurales impuestas por el FMI para el rescate a tales economías, o mejor dicho, para otorgarles recursos para que puedan cubrir sus deudas, y así la banca internacional no pierda, seguirán predominando, lo que llevará a que siga el desempleo y el deterioro del nivel de vida de la población, y los gobiernos que aplican tales políticas y reformas, pierdan las elecciones.

Agustín Carstens señaló que “la única manera de explicar el bajo crecimiento de la economía española, y el desempleo, es la falta de flexibilidad del mercado de trabajo”. Esta es su carta de presentación para llegar a dirigir al FMI. Ante la incapacidad de la políticas monetaria, fiscal y cambiaria predominantes para retomar el crecimiento y el empleo, su recomendación es la contratación por horas, la mayor reducción de las prestaciones laborales, para disminuir el costo laboral, y así supuestamente incrementar el empleo. Parte de la concepción teórica en que se educó, en que hay que reducir el costo del trabajo para que las empresas contraten más empleo, pero el problema es que por más que han venido disminuyendo los salarios, hasta en los países desarrollados en los últimos años, el empleo no crece, sino por el contrario, sigue creciendo el desempleo. Ello es resultado que los menores salarios, conjuntamente con las altas tasas de desempleo, contraen la demanda, y el mercado interno, por lo que menos opciones de inversión y de contratación de mano de obra tienen los empresarios. Una empresa contrata un trabajador, no por el costo que éste representa, sino en función de las ganancias que puede obtener en su contratación. Si éstas serán mayores de lo que pague por él. Por lo tanto, las políticas de reducción del déficit fiscal que recomienda el FMI y el señor Carstens, así como estabilidad del tipo de cambio, atentan sobre el crecimiento de demanda, y por lo tanto sobre las ganancias en la esfera productiva, lo que hace que no haya inversión y generación de empleo, por más barato que éste sea.

El señor Dominique Strauss–Kahn (DSH) como director del FMI fue sensible a la problemática generada por la crisis económica mundial, al decir que “el empleo y la igualdad son los pilares de la estabilidad y la prosperidad”, y no obstante, las políticas recomendadas no se encaminaron a ello. La posición del señor Carstens dista mucho de la sensibilidad política mostrada por DSH. De hecho diversos analistas han señalado que las posiciones de DSH contra la ortodoxia de libre mercado, fueron las que evitaron que el FMI llegara a ser un cadáver durante la crisis. De llegar Carstens a ocupar el cargo máximo del FMI representaría la vuelta a la ortodoxia pura de dicha institución, evidenciando que sigue sin haber conocimiento de las causas de la crisis, y del por qué no se logra retomar una dinámica sostenida en los países desarrollados y a nivel mundial. Profundizar las políticas de libre mercado, y acentuar las reformas estructurales predominantes, favorecerán más las prácticas especulativas, y frenarán el crecimiento económico, aumentarán el desempleo, y profundizarán la crisis. Las plazas públicas serán insuficientes para albergar a los millones de indignados que saldrán a las calles demandando que las políticas favorezcan a la sociedad, y no a los dueños del dinero, lo que representará el fin para el FMI y aquellas instituciones internacionales que no respondan a los reclamos de las grandes mayorías.

Fuente: La Jornada de Oriente

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