lunes, 8 de agosto de 2011

EL EVANGELIO SEGÚN EL FUA

Armando Ortiz

Viernes Contemporáneo

El Evangelio según el Fua

El Señor se hizo carne y anduvo entre

nosotros y no lo quisimos reconocer. Llegó con apariencia de Santo, predicó su
enseñanza en los montes, con palabras que no pudimos entender. El Señor estuvo
entre nosotros, fue como nosotros y lo culpamos de todas nuestras culpas, lo
cargamos con todos nuestros pecados y al final lo clavamos en un madero desde
donde lo contemplamos ahora y le pedimos perdón por nuestra indolencia. El
Señor estuvo entre nosotros y murió por todos nosotros, pero prometió volver.

Y ha vuelto. Pero
contrario a lo que todos pensaban, no descendió del Cielo convertido en un
ángel, ni apareció en el desierto ni en las montañas; no llegó caminando sobre
las aguas, sino que su presencia fue espontanea, casi anónima. El Señor
prometió regresar pero tomando en cuenta el recibimiento y las consecuencias de
su primera venida, cambió de estrategia. Ya no se presentó ante los justos sino
ante los pecadores.

Y llegó en el momento que
más lo ansiábamos, cuando el Cuarto Jinete del Apocalipsis social está
cabalgando. Cuando la inseguridad nos mantiene dentro de nuestras casas, cuando
los que nos gobiernan se enriquecen con nuestro miedo, cuando ya “estamos hasta
la madre”.

Y llegó de repente, sin
que lo esperáramos, sin saber por dónde ni cuándo, porque lo anunciaron así los
profetas “el día y la hora nadie
sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” Por eso “si les
dicen: ‘El Mesías está en el desierto’, no vayan; o bien: ‘Está escondido en
tal lugar’, no lo crean”.

Sí, llegó tal cual la
profecía lo anunció: “Como el relámpago
que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo
del hombre
”.

La primera señal de su
presencia se ha dado. Una noche, en un pueblo de un país perdido, apareció de
repente y empezó a evangelizar. Pero no llegó convertido en Santo, antes bien
era un alcohólico, pequeño de estatura, más Sancho que Quijote, con escaso pelo
y elocuencia abundante. Llego predicando el Fua,
la Fuerza Universal Aplicada que nos proyecta al universo; llegó por entre las
sombras y por entre las sombras se alejó después de enunciar su Evangelio.

El que tenga oído que
oiga: “Cuando ya está todo perdido, cuando ya está todo “austaciado”, es cuando
das el Fua, el Fua significa un extra. Cuando nos
estemos enfrentando a la adversidad el Fua
significa carácter; lo que la vida te exige para dar vida a los demás, eso es
lo que significa, Fua, Fua”.

Y predicó a las multitudes
y fustigó a los servidores públicos que son como sepulcros blanqueados por
fuera, pero por dentro están llenos de inmundicia: “Un servidor público lo
único que tiene que hacer es servir a los demás, el que no sirve a los demás,
no sirve para nada”.

Bienaventurados los
débiles pues ellos serán fortalecidos: “Cuando dices ‘ya no puedo, ya no puedo,
pero voy a sacar el Fua, lo voy a
sacar porque voy a dar el extra’; Fua
carácter, voy y saco el Fua. El Fua significa cuando sacas el carácter
del estómago y dices lo voy a hacer. ‘Es que ya no puedo, ya no puedo, ¡cómo
no, cómo no! ¡Fuuuaaa!, ¡Fuuuaaaa! y saco el carácter, la fuerza,
saco el poder, eso es el Fua.

Bienaventurados son los
muertos porque ellos serán resucitados: “Cuando la persona ya está muerta y te
dicen ya déjalo muerto. ¡No, no, no, no! ¡Fuuuaaa!
¡Fuuuaaa! ¡Fuuuaaa! y lo revives y cuando esa persona sirve a la
sociedad es cuando tú das el ¡Fuuuaaa!
¡Fuuuaaa!

Y mientras el iluminado se
alejaba, mientras señalaba con el índice el lugar al que habría de volver
sentenció que su onomatopéyico Fua
es “lo que se proyecta hacia el universo”.

Bienaventurados serán los
que escuchen las palabras del iluminado porque ellos hallarán consuelo.

“Bienaventurados los que
tienen sed y hambre de justicia porque ellos serán saciados”.

A Dios sea la Gloria para
siempre jamás. Amén. ¡Fuuuaaa!

http://www.youtube.com/watch?v=fiP8pKjk_cg


Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com

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