martes, 25 de octubre de 2011

Denuncian que la CFE destrozó cultivos sin autorización de dueños en Cuetzalan


MARTÍN HERNÁNDEZ ALCÁNTARA

Más de 70 productores de tres comunidades de Cuetzalan del Progreso han sido afectados por obras que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) realiza en sus terrenos de cultivo sin su consentimiento desde junio pasado. La situación no sólo es grave por el abuso que supone la mutilación o eliminación completa de las plantas, sino por los riesgos que la instalación de torres de alta tensión generarían a la población y para la producción agrícola.

La CFE, a través de Félix Flores Romero, representante de la compañía en la región de Teziutlán, se comprometió, a finales de julio, a hacer un avalúo para poder iniciar la indemnización a los perjudicados y entregar un estudio de factibilidad ambiental que determine el impacto que la estructura para el tránsito de energía tendrá en la zona, según dijeron a esta casa editorial varios de los damnificados.

Los campesinos afectados son oriundos de las comunidades de Alahuacapan, Acaxiloco y Xiloxochico. La mayor parte está en esta última población, donde se calcula que son al menos 40 labriegos con estragos en sus terrenos.

La mañana del pasado sábado, La Jornada de Oriente efectuó un recorrido por el área donde personal de la CFE taló y derrumbó plantas de café orgánico, pimienta, zapote y vegetales medicinales.

Guiaron a los enviados de esta casa editorial los productores Pablo Ortuño Vázquez y Romárico Luna Segura.

Se pudo apreciar que los troncos de vegetales destrozados o mutilados fueron pintados de naranja y marcados con un número y las siglas de la CFE. Romárico Luna Segura manifestó que un recorrido hecho con los Tajpiani –custodios de la ejecución del Ordenamiento Territorial Integral de Cuetzalan– se calculó que la Comisión Federal de Electricidad pretende colocar al menos ocho torres de alta tensión en el área.

El riesgo más grave, apuntó Luna Segura, ocurriría para las personas que viven en la parte más alta de Xiloxochico, una zona conocida como El Triunfo, donde habitan aproximadamente 10 familias –los Ramos López y Cruz Antonio–, pues en la zona soplan fuentes vientos con dirección de norte a sur y viceversa, lo que hace temer que las torres puedan balancearse fuertemente y hasta desplomarse sobre alguna casa o cerca de ella.

No sólo eso: también preocupa a la gente que las torres de alta tensión pasen cerca de una escuela primaria y el preescolar bilingüe Cuauhtémoc.

La zozobra mayor se debe a que los jóvenes en Xiloxochico han investigado en internet las posibles consecuencias que pueden resultar de un tendido de alta tensión y se han encontrado con casos de cáncer y otros males similares.

No hay certezas

Pero además de los riesgos para la salud humana, hay otra preocupación para los vecinos de Alahuacapan, Acaxiloco y Xiloxochico: la afectación a sus cultivos.

De entrada, persiste el enojo contra la CFE porque sin pedir permiso a los dueños de los terrenos, su personal causó estragos a cientos de plantas, muchas de ellas productoras de café orgánico. Los daños a la fecha no han sido pagados por el organismo federal, a pesar de que hubo promesas de que así se haría.

Pero más allá de las indemnizaciones, los productores están desconcertados, pues no tienen información clara y precisa sobre los efectos que las torres de alta tensión pueden tener para la tierra:

“Los de la CFE nos dijeron que podíamos seguir sembrando y que no pasa nada. Se comprometieron a mostrar un estudio para comprobar que no hay daño a la tierra, pero la verdad es que hay muchas dudas. Hemos visto como aquí mismo se ha sembrado maíz cerca de tomas donde hay energía eléctrica y ese maíz nada más no se da”, expresó Pablo Ortuño Vázquez, quien fue presidente auxiliar de Xiloxochico de 1993 a 1996 y tiene en su casa una foto de ese periodo al lado del entonces gobernador de Puebla, Manuel Bartlett Díaz.

Particularmente están en zozobra los agricultores que se dedican al cultivo de café orgánico, un producto de altas especificaciones, cuyo proceso es seguido escrupulosamente por auditores internos de la Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske y auditores externos, quienes supervisan que el grano haya sido sembrado en una superficie limpia y que no se utilicen fertilizantes artificiales ni ningún otro elemento que altere la calidad natural del aromático.

Los productores suponen que la radiación emitida por los cables de alta tensión pueden afec¬tar sus cultivos y, hasta ahora, nadie les ha dado certeza de lo contrario.

Fuente: La Jornada de Oriente

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