miércoles, 15 de mayo de 2013

Inhumanas, historias de migrantes; llama párroco atender el problema


CELIA DÍAZ GARCÍA

Córdoba, Ver.- Todo un calvario es el que viven a diario cientos de migrantes en su paso por aquellas entidades donde el cruce es obligatorio para llegar a Estados Unidos y Oaxaca no es la excepción, reconoció Juan Martínez Flores, ex párroco de Loma Bonita, quien a diario escucha el padecer de los centroamericanos en su trayecto.

Después de seis años al frente de la parroquia en Loma Bonita, Oaxaca, paso obligado de migrantes, el presbítero ha sido testigo de experiencias crudas, pero reales de lo que viven los migrantes diariamente durante su paso por México.

Explicó que por Loma Bonita transitan al día entre 10 y 15 migrantes; a su parroquia llegan después de caminar hasta por dos días, se presentan sin comer, sucios y maltratados. Por ello les ofrecía techo, una colchoneta, un petate, un lugar para asearse y descansar.

Según su punto de vista, explicó, un verdadero migrante es el que “va de paso”, por ello les dan la oportunidad de quedarse solamente una o dos noche, para que después sigan con su camino.

“Las historias que ellos comentan de su camino son muy inhumanas, van desde el rechazo, la violencia, secuestros, o hasta de que mataron a algún familiar o amigo que los acompañaba, situaciones reales, por lo que les ofrecíamos ayuda”, relató.

Asimismo, declaró que en junio del año pasado cuando se descarriló el tren, atendieron entre 80 y 100 migrantes al día, situación que unió a la sociedad, pues a Loma Bonita arribaron los cónsules de El Salvador y de Honduras y el Grupo Beta, quienes se pusieron al servicio de la parroquia.

A la fecha, existe el debate para decidir a quienes le corresponde apoyar a los migrantes.

Refirió que el tema de los migrantes corresponde a todos, haciendo así un llamado a la sociedad a que se una para reforzar acciones que colaboren a que tengan un trayecto digno.

Ejemplo de ello señaló lo que sucede en Loma Bonita, “Una sola familia no tiene la capacidad para atender a un migrante, todas las familias me los mandaban a la parroquia, les decían que el padre era muy bueno, por ello era más fácil que llegaran ahí conmigo”.

La vida de los migrantes es una cruda realidad, insistió; viven desde abuso de policías, intromisión del crimen organizado, secuestros, sumado a ello, ahora se habla del pago de una cuota de 100 dólares sólo por seguir viajando en el tren. En Coatzacoalcos y Minatitlán ya no los dejan subir al tren sin antes pagar su cuota”.

No obstante, reconoció que existe omisión por parte de las autoridades que no quieren ver esta realidad, “no sé qué esté pasando, pero el llamado es tanto para las autoridades como para todos nosotros, porque todos tenemos la responsabilidad de cuidar la integridad del migrante y ayudarle en su camino”.

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