Ixhuacán de los Reyes, Ver.- Barranca Grande es prácticamente un “pueblo fantasma”, donde lo único nuevo desde 2008 son las pintas retocadas del PAN y PRI con motivo del proceso electoral, de ahí lo cotidiano es ver casas abandonadas, sin ventanas ni puertas, pues ya no necesitan proteger a nadie del frío, ni resguardar la seguridad.
De las cerca de 300 familias que vivían originalmente en esta comunidad de Ixhuacán de los Reyes, únicamente quedan 70, que si bien fueron reubicadas en Barranca Nueva, se vieron en la necesidad de regresar, por arraigo, por falta de empleo y por falta condiciones dignas de vida, así como por falta de agua para vivir.
Ahora viven entre las casas vacías y abandonadas, sin servicios, sin atención, con el riesgo de un nuevo deslave y con la amenaza de que cerca se construirá una presa que acapararía el agua del río por el que decidieron sus antepasados asentarse ahí.
La información sobre la presa es poca, pero los rumores crecen, pues la gente que ahora vive “clandestinamente” ahí, no tiene noticias oficiales sobre la construcción de la presa, sin embargo, han empezado a escuchar los rumores que aseguran que en los próximos meses va a iniciar la construcción y que esto les obligará a salir de ahí.
En 2008 Barranca Grande despertó semienterrada por el deslave del cerro, cuya tierra no soportó el agua que bajó por sus laderas y se desplomó con troncos y rocas sobre la comunidad, dejando varias personas enterradas vivas, quienes no pudieron ser sacadas a tiempo.
A partir de ese momento Protección Civil, en ese entonces en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, decretó que no había viabilidad para vivir ahí por los riesgos de deslaves, por lo que inició la reubicación de la comunidad entera, les prometió casas, servicios, empleo y recuperar la tranquilidad de vivir en la zona, en total un pueblo nuevo, llamado ahora Barranca Nueva.
Mas lo que entregó fue apenas un conjunto de casas de cartón, que con las primeras lluvias que llegaron después de la reubicación se hincharon y empezaron a mostrar fallas severas, carecían de servicios, de apoyos; la escuela era apenas unos vagones de metal, el centro de salud no era lo prometido, la planta de tratamiento de aguas fallaba y era un problema el abasto de agua.
El empleo prometido no se concretó, entonces el desencanto llegó y obligó a la gente a regresar a Barranca Grande, donde estaban las fincas, las tierras para cultivar café, maíz, frijol, lo necesario para poder sobrevivir.
Poco a poco la gente regresó a ocupar algunas de las casas y a partir de ahí a trabajar de lo que sabían hacer, del campo, utilizando sus casas sólidas de siempre, conviviendo con el río que en temporada de lluvias crece y con los problemas de comunicación por el estado en que se encuentran los caminos.
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