El presidente Enrique Peña Nieto negocia con el PAN una reforma energética “más ambiciosa”, la cual atraería más a las petroleras privadas interesadas en invertir en México, publica este miércoles The Wall Street Journal.
En agosto pasado, el Ejecutivo presentó una iniciativa que contemplaba cambios a los artículos 27 y 28 de la Constitución, para dar “contratos de utilidad compartida”, con los que el sector privado podría invertir y participar en áreas estratégicas de la paraestatal.
Según WSJ, “altos representantes del gobierno (federal) y miembros importantes del conservador Partido Acción Nacional se encuentran en negociaciones avanzadas para sellar un acuerdo que permitiría al Estado mexicano compartir la producción petrolera así como conceder contratos de licencia diseñados para acceder a depósitos de gas de esquisto y crudo en aguas profundas”.
Bajo esta nueva propuesta, el gobierno podría utilizar contratos diferentes según el caso. Los contratos de ganancias compartidas -en que toda la producción va al Estado- podrían ser útiles para campos petroleros bajo riesgo. La producción compartida -en que la producción se reparte entre el Estado y la empresa privada- podría usarse para campos más riesgosos. Y un tercer tiopo de contrato -que no está completamente definido- sería de licencia para los campos en aguas ultraprofundas y gas de esquisto, en los que la empresa controlaría el petróleo tras pagar regalías e impuestos.
El diario apunta que en caso de que la reforma energética sea aprobada, México pasaría de ser un mercado energético controlado por una sola entidad (Pemex), a un mercado basado en la competencia de empresas privadas quienes -por primera vez, tras la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas-, podrían explorar y producir hidrocarburos por su cuenta, bajo un contrato con el Estado mexicano.
El gobierno espera que el Congreso apruebe la reforma energética antes de que concluya este 2013.
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