SALTILLO, Coah., (proceso.com.mx).- Equipos especiales de militares y peritos de la Procuraduría General de Justicia descubrieron en un rancho del municipio de Zaragoza restos humanos y evidencias de que ahí calcinaron a decenas de personas, informó a Proceso Jesús Carranza, vocero de Seguridad de Coahuila.
Alrededor de 250 efectivos del Ejército, la Marina, Policía Federal y cuerpos de seguridad de Coahuila realizan un macro operativo en la región de Cinco Manantiales para buscar a 300 personas desaparecidas.
Los cuerpos de seguridad buscan restos humanos con la ayuda de georadares de alta tecnología que pueden encontrar cuerpos y armas enterradas hasta ocho metros de profundidad.
En dicho rancho se localizaron huesos, ropa percutida por balas, cientos de casquillos, entre otros objetos en un gran rancho que estuvo controlado por un grupo del crimen organizado en el municipio de Zaragoza.
También se localizaron barriles con evidencias de que en ellos “cocinaron” a cuerpos para desparecerlos.
Los restos serán analizados por expertos forenses de la Procuraduría de Justicia del estado y hasta entonces se podrá precisar el número de personas que pudieron ser asesinadas en ese lugar, enfatizó Carranza.
La búsqueda de desaparecidos comenzó desde el pasado lunes 27 y participan más de 250 efectivos del Ejército, la Marina, la Policía Federal y los cuerpos de seguridad estatales.
El operativo se ejecuta en las regiones Norte y Cinco Manantiales, según informaron autoridades estatales.
La búsqueda se realiza en base a declaraciones ministeriales y de testigos que reportaron personas desaparecidas en la región.
También se recibió información anónima a través de un correo electrónico que se puso a disposición de la ciudadanía y en páginas en redes sociales.
La primera etapa para localizar a personas reportadas como desaparecidas ya se realizó en los municipios de Guerrero e Hidalgo, donde se tomaron declaraciones de personas que pudieran tener conocimiento de la desaparición de personas.
La mayoría de las más de 300 desapariciones ocurrieron en los municipios de Allende y Nava, de la región de Cinco Manantiales, cuando un grupo del crimen organizado secuestró y desapareció a alrededor de 80 familias en el año 2011.
En esa ocasión, decenas de sicarios del grupo criminal “Los Zetas” tomaron los pueblos y destruyeron más de 80 residencias, para lo cual utilizaron maquinaria pesada, contaron testigos de esos hechos.
El gobernador Rubén Moreira se refirió anteriormente a esa masacre: “Sucedió un hecho en Allende y Nava, tan inéditos que muy pocas personas reportaron, que involucraron a buena parte de la población y pasaron como una sombra en la historia reciente de nuestro estado sin que nadie haya puesto el suficiente énfasis sobre lo ocurrido. Tuvimos la destrucción de más de 40 casas; muchísima gente desapareció y temo que murió”.
Datos más precisos sobre la tragedia ocurrida en la región de Cinco Manantiales fueron narrados por un contador de “Los Zetas” y uno de sus cómplices durante el juicio que se le siguió en contra de José Treviño Morales, hermano de Z40, en la ciudad de Austin, Texas.
Mario Alfonso, alias “Poncho Cuéllar”, contador y responsable de traficar la droga por Piedras Negras, señaló ante los fiscales estadunidenses que en 2011 “Los Zetas” cruzaban entre 500 y 800 kilos de cocaína por mes por esa frontera, lo que les generaba ingresos por cerca de 16 millones de dólares.
Aseguró que el dinero se enviaba a México en herméticas bolsas de plástico que se escondían en los tanques de gasolina de los vehículos. En una ocasión agentes de Estados Unidos les decomisaron 800 mil dólares, dijo.
Las ganancias por ese tráfico eran cercanas a los 5 millones de dólares y eran manejadas por Cuéllar, quien huyó con dicha suma.
Héctor Moreno, su cómplice, especificó que en 2011 Miguel Treviño y su hermano Omar, alias “Z42”, lo acusaron junto con Cuéllar de filtrar información a la DEA. Cuéllar y Moreno huyeron con cerca de cinco millones de dólares, lo que provocó la ira de “Z40” y “Z42”. Los capos les advirtieron que regresaran el dinero o de lo contrario matarían a todos sus familiares y amigos.
La amenaza se cumplió y se convirtió en una de las peores masacres en la historia de México, ocurrida en los municipios de Allende y Nava. (Proceso 1886 “Apocalipsis en Coahuila”).
En esa ocasión arribaron a esos pueblos decenas de sicarios buscando a los familiares, amigos y conocidos de los fugados para asesinarlos. Destruyeron con maquinaria pesada alrededor de 80 casas y se llevaron a los habitantes. Aprovecharon que mantenían tomado los municipios para violar, extorsionar, asesinar y robar propiedades a los empresarios y ganaderos.
“Empezaron a matar a las familias de Allende y Piedras Negras y Múzquiz y Sabinas… Debido a esto, mataron a 200 ó 300 personas en Allende, Coahuila”, enfatizó Moreno.
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