México, DF. En dos décadas, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no ha contribuido a la integración de un bloque regional competitivo a escala global, a la generación de empleos suficientes y bien remunerados o impulsado el desarrollo, lo que ha tenido repercusiones graves en el campo, la política industrial y en la distribución del ingreso.
Así lo señalaron académicos de México, Estados Unidos y Canadá al participar en la conferencia internacional A 20 años del TLCAN. Viejos problemas, nuevos desafíos, organizada en el auditorio Jesús Silva Herzog del edificio de Posgrado de Economía de la UNAM.
Rolando Cordera Campos, profesor emérito de la Facultad de Economía (FE), sostuvo que en el periodo se registró un crecimiento lento y mediocre de la economía mexicana y la pérdida de las oportunidades por el bono demográfico al país.
El acuerdo, que ejemplifica un cambio institucional drástico, no rindió los resultados prometidos ni los que la nación requiere para mantenerse como Estado nacional en un contexto de globalización. El crecimiento fue insuficiente y la redistribución social y de ingresos quedaron al margen de las estrategias y políticas, subrayó.
Las transformaciones significaron el estancamiento histórico y no la dinamización de la economía y el reforzamiento de la cohesión de la comunidad, frutos de la democracia y el bienestar, expuso el también coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de esta casa de estudios.
No se registra un cambio importante en la distribución del ingreso y, lo más preocupante, sólo tres de cada 10 personas en edad de trabajar se incorporaron a una plaza formal, con prestaciones y contrato, lo que representa la renuncia a las oportunidades y posibilidades del bono demográfico al país, hoy acosado por la violencia.
“Los jóvenes que no se incorporan al mercado formal ni a la educación superior sólo tienen las opciones de migrar o la criminalidad”, sostuvo.
Además, las percepciones de la mayoría de los trabajadores no superan los tres salarios mínimos y sólo el ocho por ciento de la fuerza de trabajo gana cinco o más.
Frente a este panorama, a México le urge un nuevo curso de desarrollo que garantice el crecimiento con equidad. En este contexto, las importaciones deben inscribirse en un proyecto nacional de industrialización y fortalecimiento del mercado interno. Se trata de nacionalizar la globalización para administrar sus beneficios, sostuvo.
Al participar en la mesa Macroeconomía y seguridad, apuntó que es necesario revisar las pautas de integración a los mercados globales y conjugar la igualdad con la democracia en el proceso de incorporación de la nación al concierto económico internacional.
Alicia Girón, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM y coordinadora de las actividades de la conferencia internacional, refirió que la banca de Estados Unidos controla la mayor proporción de activos y ganancias en América del norte. En México, tres bancos concentran más de la mitad de estos recursos.
La directora de la revista Problemas del desarrollo, publicada por el IIE, consideró que en el corto plazo el reto de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés) consiste en orientar el manejo de la tasa de interés a la generación de empleos e impulsar la recuperación de la economía mundial.
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