martes, 13 de enero de 2009

Del Leviatán al Camaleón



Inicia el 2009 y en México es año electoral, año en el que algunos esperan la revancha del controvertido proceso del 2006, para otros el año del regreso del PRI, para la mayoría de la clase política, el año en que se definirá la carrera por la presidencia en el 2012. Pero poco le importa a esa clase política lo que piense el pueblo, el cual en su mayoría se abstendrá de votar en estas elecciones y no es para menos la desilusión del “cambio” en el periodo de Vicente Fox, el fraude electoral del 2006 y la crisis financiera no son para nada hechos que estimulen la participación en masa en los procesos electorales.

En un hecho que en esta jornada electoral el voto que decidirá que fuerza política se consolidará es el voto corporativo, la suerte de cada partido político o coalición dependerá de que alianzas logre tejer con sindicatos, organizaciones campesinas, empresariales, etcétera.

Precisamente por esta estrategia de voto corporativo, nos damos cuenta de que no ha habido transición democrática ni a nivel federal ni tampoco en los Estados y municipios, el aparato de la dictadura de partido sigue vigente solo que repartido entre la partidocracia surgida de la deblacle del PRI.

De ahí el nombre para este artículo, retomando con ironía la magna obra de Thomas Hobbes para describir la situación que vive el Estado Mexicano, y es que el Leviatán surgido de la Revolución de 1910, es decir, el Partido Revolucionario Institucional, se transformó en una bestia aun más peligrosa, pues solamente se fraccionó en pequeños pedacitos de distintos colores para darle al pueblo la mascarada de la apertura democrática, cuando siendo realistas todos los partidos que actualmente existen sin ninguna excepción tienen su origen en el Leviatán Priísta.

La ruptura de PRI no tuvo origen en un afán democratizador, tuvo su origen la lucha por el poder político entre las élites que se vieron enfrentadas por la crisis económica de los años 70 y 80 del siglo pasado, así tenemos que los empresarios antes leales al PRI se pasaron al PAN, mientras que algunos sectores populares se desplazaron al PRD, que decir de los partidos artificialmente creados por el PRI, como son el PVEM, el PT y Convergencia, como un afán de golpear y restar votos a una izquierda incipiente entonces agrupada en el PRD. Y la división continúa, pues hoy tenemos al PANAL surgido del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y un PSD que se dedica a ser el nuevo golpeador de la izquierda hoy representada en su mayoría no por partidos sino por movimientos sociales como el encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

De lo anterior lógicamente se deriva que salvo muy honrosas excepciones, que lamentable pero lógicamente se les comienzan a cerrar espacios en la democracia electoral, no exista voluntad de cambio en la clase política, pues lo que los mueve no es la lucha por el cambio de la vida pública de México sino acrecentar sus espacios de poder.

¿Qué hacer entonces ante este escenario? Es un hecho que como dice López Obrador, que la transformación de nuestro país no vendrá de arriba, así que el cambio real tendrá que salir del pueblo organizado, el cual deberá buscar la creación de nuevos mecanismos que suplanten poco a poco a ese Leviatán camaleónico que tenemos hoy. Para muchos parecerá una utopía, pero no lo es, y el más claro ejemplo lo tenemos en Bolivia, cuyo pueblo libró una lucha de resistencia por mas o menos 30 años, en el cual se opusieron a las medidas de la oligarquía boliviana, tejiendo una red de organizaciones que les permitió crear opciones ante los esquemas ofrecidos por el Estado Boliviano, y que eventualmente les permitieron llevar a la Presidencia de su país a un dirigente salido de la lucha social, Evo Morales.

Eso es exactamente lo que tenemos que hacer aquí en México, no ser cortos de miras y pensar que la transición democrática y la Reforma del Estado van a surgir de un proceso electoral en el corto o mediano plazo o sea 2009 o 2012, si realmente queremos como nación poner fin al aparato corporativo del priísmo tenemos que crear alternativas reales y palpables que llamen la atención de la población ante la cerrazón de la oligarquía, ejemplos tenemos en la Banca Ética creada por Mario Dicostanzo y en el Consejo de Defensa de la Vivienda de Laura Itzel Castillo, en los medios alternativos de comunicación, en el autogobierno de las comunidades zapatistas, en Cooperativas de Producción como la Pascual y Euzkadi, son este tipo de organizaciones basadas en la participación de las personas como iguales, donde se está gestando la verdadera democracia y sin lugar a dudas constituyen el basamento de la nueva república.

L.D. Jesús Palma.

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