Incumplen la ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados, afirma
ONG pide que no se autoricen las 12 solicitudes de trasnacionales para el cultivo de maíz transgénico
Alerta sobre posibles daños a la salud de los consumidores, de acuerdo con estudios en animales
Matilde Pérez U.
Las 12 solicitudes de las empresas Down AgroScience y Pioneer Hi Bred para sembrar maíz transgénico no cubren los requisitos establecidos en la ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados, sostuvo la organización Semillas de Vida en una carta que envió ayer al director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, Enrique Sánchez Cruz.
A seis días de que concluya la consulta pública de las solicitudes que presentaron las citadas empresas y Monsanto para las siembras experimentales de maíz transgénico, Semillas de Vida expuso que investigaciones internacionales señalan que ninguna de las tecnologías transgénicas ofrece mayor productividad frente a otras alternativas agronómicas. Además, estudios de la Universidad de Buenos Aires y de la Academia Americana de Medicina Ambiental advierten del riesgo para la salud por el consumo de los alimentos genéticamente modificados.
Consideramos que existe una gran cantidad de argumentos perfectamente sustentados desde todos los ámbitos de la ciencia y la técnica para que sean rechazadas todas las solicitudes presentadas para experimentar con maíz transgénico, sostuvieron los integrantes de Semillas de Vida.
Estudios realizados con animales por la Universidad de Buenos Aires y la Academia Americana de Medicina Ambiental demostraron que los alimentos genéticamente modificados provocan problemas de infertilidad, inmunológicos, envejecimiento acelerado, cambios en el sistema gastrointestinal y en los órganos principales. Un estudio del biólogo David Schubert, del Salk Institute, realizado con soya transgénica, demostró que las ratas hembras alimentadas con esa variedad tuvieron crías que murieron en un lapso de tres semanas; en el caso de las ratas machos, sus testículos cambiaron de color.
Otros animales, como borregos, vacas, búfalos, caballos y pollos en la India, Filipinas y Alemania que consumieron maíz y residuos de plantas de algodón transgénico enfermaron o fallecieron. No descartaron que ello se deba a la presencia de la toxina Bacillus thuringensis (Bt) incrustada en un gen de las plantas, que es mil veces más concentrada que el espray natural del Bt utilizado para combatir cierto tipo de plagas.
Cuatro de las solicitudes presentadas por las empresas trasnacionales combinan una proteína de Bt, otras cuatro con tolerancia al herbicida glifosato y cuatro más incluyen ambos elementos.
Semillas de Vida asentó que Alemania, Francia, Austria, Grecia, Hungría y Luxemburgo prohibieron el cultivo de organismos genéticamente modificados en sus territorios, mientras que en Italia y Polonia tienen moratorias. Alertó sobre los efectos biológicos, económicos y sociales negativos que dejaría la siembra de maíz transgénico en el país.
Agrobio México –representante de Monsanto, Pioneer, Down AgroSciences y Syngenta– proyecta que la semilla de maíz transgénico absorba 80 por ciento del valor del mercado de la semilla de maíz híbrido convencional en México, estimado en 2 mil 500 millones de pesos. Dichas empresas planean que las siembras comerciales de maíz transgénico se inicien en 2012, en una superficie de 2 millones de hectáreas.
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