viernes, 3 de julio de 2009

Fracasa Sedesol en programa Microrregiones






Sedesol fracasa en el manejo de más de 1 mil millones de pesos que pretendían paliar la pobreza de casi 20 millones de mexicanos. La secretaría que encabeza Ernesto Cordero Arroyo carece de mecanismos de control para operar el programa Microrregiones, del que dependen más de 99 mil localidades marginadas en el país, revelan la ASF y la FAO




La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) falla en el Programa para el Desarrollo Local Microrregiones, que operó en 2007 con 1 mil 17 millones 26 mil 500 pesos. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) y la Auditoría Superior de la Federación (ASF) coinciden en que el programa carece de indicadores para evaluar la calidad de los proyectos apoyados y mecanismos de control, entre otras.


De acuerdo con el Informe del resultado de la revisión y fiscalización superior de la Cuenta Pública 2007, los más de 1 mil millones de pesos fueron asignados para combatir la pobreza extrema en la que sobreviven casi 20 millones de mexicanos, los mismos que residen en más de 99 mil localidades de 1 mil 334 municipios.


El dictamen de la auditoría de desempeño, elaborado por la ASF, revela que la Sedesol “no dispuso de los elementos para promover la no duplicidad de acciones ni registró la aportación de los beneficiarios en mano de obra y especie”. Bajo estas condiciones fueron ejercidos 884 millones 586 mil pesos, es decir, el 87 por ciento del presupuesto, tan sólo en el otorgamiento de apoyos.


Los resultados de la auditoría también indican que el personal encargado de vigilar la operación “eficiente” del programa significó un desembolso de 88 millones 901 mil 200 pesos, el 8.7 por ciento de lo asignado en ese año, por el concepto de “pago del personal de honorarios”.


En tanto, los gastos de operación, supervisión, seguimiento y evaluación externa costaron a la hacienda pública otros 42 millones 733 mil 900 pesos, que significan el 4.2 por ciento del presupuesto. Los vehículos y equipo adquirido para la operación del combate a la pobreza representaron un gasto de 805 mil 300 pesos, es decir, el 0.1 por ciento de la asignación de recursos.


Los resultados de la FAO y la ASF fueron negativos, pese a que, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación, la asignación de recursos federales creció en 110.7 por ciento, al pasar de 419 millones 864 mil pesos en 2003 a 884 millones 586 mil en 2007. El capital de los estados aumentó 93.9 por ciento, al pasar de 66 millones 901 mil 600 pesos a 129 millones 745 mil 400 pesos. Mientras, las aportaciones municipales se incrementaron en 314.6 por ciento, al pasar de 48 millones 836 mil 100 pesos a 202 millones 450 mil 200 pesos.


No obstante, la Sedesol “no dispuso de los elementos que le permitieran evaluar la obligación del programa, de potenciar los resultados y promover la no duplicidad de acciones”, dice la ASF.


Ramiro Díaz Baltazar, integrante del Frente Democrático Oriental de México Emiliano Zapata, asegura que todos los programas para superar la pobreza “los utiliza el gobierno para fines electorales; las dependencias están organizadas con los presidentes municipales afines al partido político en turno”.


El indígena nahua habla del apoyo institucional con incredulidad, “pues aunque el pueblo solicita los programas, no tiene acceso, sólo las comunidades que son afines al Estado. Nosotros, como organización independiente, no contamos con el gobierno, continuamos con los mismos problemas de marginación, olvido, atraso. Carecemos de una vivienda digna; en pocas palabras, vivimos a nuestra suerte”.





Los más pobres

Para paliar la pobreza, en el primer año de la administración de Felipe Calderón la secretaría contempló las mismas cifras con las que su antecesor Vicente Fox Quesada ejecutó el programa, es decir, 19 millones 900 mil personas en situación de miseria, registradas por el Consejo Nacional de Población en 2000.


La Lista de los 125 municipios con menor Índice de Desarrollo Humano de la Sedesol coloca a Metlatónoc como la región más pobre del país, con 17 mil habitantes; le sigue Coicoyán de las Flores, Oaxaca, con 7 mil 598; Tehuipango, 20 mil 406, y Mixtla de Altamirano, 9 mil 572, en Veracruz; y en San Simón Zahuatlán, Oaxaca, hay 2 mil 481 en condiciones de miseria, parecidas a las del África subsahariana. El resto de los municipios se encuentran –además de en los estados ya mencionados– en Chiapas, Nayarit, Puebla y Durango.


El Programa para el Desarrollo de Zonas Prioritarias 2009, que se inserta en la Unidad de Microrregiones, destaca que, de las 99 mil localidades identificadas en Veracruz, hay 3 mil 172 localidades; en tanto que en Puebla son 1 mil 92; Oaxaca, 883; Guerrero, 490; Durango, 365; y Nayarit, 298. Todas con un alto y muy alto nivel de marginación.


Daniel Luna, integrante del Movimiento de Resistencia Popular del Sureste, critica que los programas sociales son inaccesibles para los más pobres. “Los indígenas y campesinos, que son los más marginados, carecen de la documentación oficial que solicitan en las dependencias de gobierno para otorgarles algún apoyo, y las instrucciones de las reglas de operación no están en la lengua, lo que significa un desprecio por parte del mismo Estado”.


La subsistencia



Datos del Consejo Nacional de Población (Conapo) revelan que de los 19 millones 900 personas que viven en la marginación, 12 millones 357 mil 900 personas (62.1 por ciento) viven hacinadas.


Cifras oficiales indican que el 76.4 por ciento de la población total marginada está ocupada con un ingreso de hasta dos salarios mínimos. Esto significa –de acuerdo con la Comisión de Salarios Mínimos– que en 2000 había 15 millones 203 mil 600 personas que alcanzaban a obtener de 47.65 pesos a 95 pesos diarios. A la fecha, los ingresos podrían variar entre cuatro y ocho pesos diarios, pues el salario mínimo es de 51.95 pesos.


El analfabetismo y la falta de oportunidades para concluir la educación primaria también son características propias de la miseria, pues en el país hay, por lo menos, 14 millones 499 mil personas en esta situación.


La población analfabeta, dice el Conapo, representa el 23.2 por ciento de los más pobres, 4 millones 616 mil. En tanto, el 51.9 por ciento, es decir 10 millones 328 mil mexicanos, ha dejado los estudios básicos.


Otras 8 millones 258 mil personas ocupan viviendas con piso de tierra y éstos son el 41.5 de los más marginados. Mientras, 6 millones 29 mil carecen de agua potable; 5 millones 472 mil no tienen sistemas de drenaje en sus comunidades y 3 millones 64 mil no cuentan con servicios de luz.


Araceli Damián, profesora-investigadora sobre temas de la pobreza de El Colegio de México (Colmex), asegura que la pobreza de los casi 20 millones de mexicanos que viven en esta situación es consecuencia de 25 años de abandono a la inversión en infraestructura social, educativa y de salud. Es resultado del modelo neoliberal.


FAO reprueba a la Sedesol



La Evaluación de consistencia y resultados 2007 del Programa para el Desarrollo Local Microrregiones, elaborada por la FAO, coincide con la ASF, pues dice que en la Unidad de Microrregiones, que coordina Germán Palafox Palafox “no existe una base monitoreable y definida para poder valorar los resultados”.


De acuerdo con el informe final del organismo internacional (del cual Contralínea posee copia), la FAO fue contratada por la misma Sedesol para la realización de la evaluación externa, por 596 mil 471 pesos. Los encargados del proyecto, Guillermo Chávez Zarate (coordinador) e Ismael Sánchez Valdez (investigador), determinaron que Microrregiones debe exponer claramente el problema que busca atender, así como integrar un diagnóstico actualizado que describa y analice las problemáticas, de acuerdo con la situación geográfica y las condiciones territoriales de las comunidades en situación de extrema pobreza.



La FAO destaca que tanto las Reglas de Operación y la Matriz del Marco Lógico (referencias para la asignación del presupuesto) “no coinciden, y éstos no son suficientes, pues han arrojado indicadores que no son consistentes. Su manejo no ha sido una herramienta útil” en la toma de decisiones para combatir la pobreza.


Además, critica que el programa de la Sedesol no cuenta con metas e indicadores de desempeño, más que las presupuestales (con más de 1 mil millones de pesos en 2007), que son “insuficientes” para valorar el impacto en casi 20 millones de personas.


Destaca que la Sedesol ha sido “omisa” a las evaluaciones externas desempeñadas por la Universidad Autónoma Chapingo, en 2006; Servicios Profesionales para el Desarrollo Económico, 2004; Servicios Profesionales para el Desarrollo Económico, 2003; la Universidad Nacional Autónoma de México, 2002; Red para el Desarrollo Sostenido de México, en 2000; y la Evaluación del impacto de la estrategia de Microrregiones, en 2006, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.


Las instituciones y organizaciones civiles que evaluaron a la Sedesol advertían de la carencia de indicadores, según la FAO, y sus recomendaciones no se han “cristalizado”, ya que “aún no existe una definición única y precisa de indicadores, no se cuenta con línea base de referencia, no hay un cálculo de los mismos. En general, no hay un seguimiento de manera sistemática de esta información para la toma de decisiones del programa”.


Al tiempo que la ASF y la FAO reprueban el desempeño de la Sedesol, Julio Boltvinik Kalinka, profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colmex, asegura que “los más pobres viven abandonados a la mano de dios. Es gente que no tiene acceso ni siquiera a los servicios básicos de salud, por lo que se demuestra que los programas para paliar la pobreza no han tenido impacto en la población”.


Agrega: “Éste es el triste estado que durante 25 años le han dejado los gobiernos neoliberales al país”.

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