Pedro Echeverría V.
México: Década perdida para el pueblo, pero excelente para los negocios de políticos y empresarios
30 diciembre 2009
pedroe@cablered.net.mx
1. Los políticos y empresarios, así como los medios de información y sus “intelectuales” -con el presidente ilegítimo Calderón a la cabeza- salen siempre con la tontería de que ahora no hay que pensar en divisiones, en partidos y mucho menos, en lucha de clases. Dicen que ahora todos estamos obligados a olvidar rencores del pasado para salvar al país porque “si se hunde el barco todos moriremos”. Como en el juego de la perinola, dicen: todos deben poner para que ganen todos. Sin embargo, los datos duros dicen que esa clase dominante nunca pierde en las crisis; cuando más a algunos les va mal pero su dinero sigue circulando entre la misma clase multimillonaria. Los únicos que siempre han perdido son los pobres que se convierten en miserables y éstos que comienzan a morir de hambre. Cuando los ricos piden “salvar a México” es porque temen a grandes rebeliones.
2. Por eso es interesante la noticia que publicó hoy El Universal: “En materia económica, la primera década del siglo XXI, (México) exhibió la serie de problemas estructurales que colocan al país como el de menor dinamismo en América Latina, rebasado por naciones como Brasil, Chile e incluso Perú. De confirmarse el desplome de 7% en la producción interna bruta este 2009, la economía mexicana habría registrado un crecimiento anual promedio de apenas 1.6% en los últimos 10 años, el más bajo del que se tenga registro desde los años 20 del siglo pasado. De 2007 a la fecha México retrocedió 12 lugares en la materia al pasar del escaño 48 al 60 en 2009 de un total de 132 países considerados en el Reporte Anual sobre Competitividad del Foro Económico Mundial. En mejor posición quedaron Chile (30), Costa Rica (55), Brasil (56) y Panamá (59)”. ¿Importa que el 70% de los mexicanos viva en la pobreza?
3. Ya no sé de dónde debe sentirse orgulloso México y los mexicanos. ¿En su economía que se desploma o por su política cada vez más represiva? ¿Por sus servicios de salud y educación que ocupan los últimos lugares en calidad? ¿Por su pueblo cada vez más sin trabajo y tratando de cruzar la frontera hacia EEUU? ¿Por su cultura, sus tradiciones, que cada vez desaparecen para ser sustituidas por el modo yanqui de pensar? ¿Por sus medios de información que siempre buscan manipular a su favor? ¿Por sus mariachis, las canciones de José Alfredo, su artesanía y su folklore para turistas? ¿Por Teotihuacan, Chichén Itzá y demás monumentos prehispánicos saturados por centros comerciales como Wall Mark? Se que hay que superar los nacionalismos y chovinismos, pero si los poderosos países imperialistas imponen su poder económico y su cultura, ¿Qué nos queda como identidad regional?
4. ¿Qué tiene que ver el pueblo con las imbecilidades de sus gobernantes que sólo piensan en intereses propios? Durante la década en curso México obtuvo gigantescos ingresos extraordinarios por los elevados precios internacionales del petróleo y, como a fines de los setenta con López Portillo, el dinero no se usó para crear fuentes de empleo y la infraestructura productiva necesaria. Se dilapidó en gastos corrientes y llenó las bolsas de políticos y empresarios. El peso de los ingresos petroleros en el presupuesto (40%) y la falta de inversiones productivas, ha provocado en gran medida el desplome de la economía. Si México fue respetado y admirado como hermano mayor, muchas veces como líder en América Latina, hay es un país que cae en pedazos su economía y en política sólo es un cachorro de los EEUU. ¿En dónde quedó aquella “primera revolución del siglo XX”?
5. Calderón y sus secretarios de Hacienda en turno nos quieren ver, o nos ven, la cara tontos al gritar que la crisis es mundial y que México no tiene culpa, pero no dicen que “México es el país más afectado en Latinoamérica por la crisis económica, como publicó El Universal; que retrocede siempre desde hace un lustro en el índice mundial de competitividad, que su PIB crece menos que el promedio del continente, que se está quedando sin su principal fuente de ingresos: el petróleo y su peso en el escenario político internacional es cada vez más pequeño a la sombra de Brasil”. En lugar de aplicar una política diversificada –sobre todo interna y con América Latina- sigue atado en un 90 por ciento al comercio yanqui. Y, aunque acompañe a los EEUU en sus crisis y devaluaciones, no alcanza recuperarse con los EEUU. Por eso cuando a los EEUU le da un catarrito México sufre pulmonía.
6. El gobierno derechista de Calderón trata de esconder que México padece una mal crónico y degenerativo que ya no puede esconderse con paliativos disfrazados de reformas políticas para unir a los partidos oportunistas. Desde hace varios años se ha demostrado que China o India –con gigantes poblaciones- tienen cifras de pobreza muy graves, pero su perspectiva de crecimiento hacia las próximas décadas es tal que pueden asumir el problema como algo transitorio. Si bien no tienen nada de socialistas, sus políticas van hacia delante y se están colando en economías de punta. México, por el contrario, aparece a la baja en casi todos los indicadores sociales y económicos porque los problemas del país no son de coyuntura por la crisis, sino de estructura, es decir, de objetivos, proyectos y programas. Pero que no se olvide que no hay revocación de mandato y Calderón seguirá destruyendo el país.
7. ¿Algún mexicano podría creer que esta fue una década perdida cuando los empresarios Slim, Azcárraga, Zambrano, Arango, Salinas Pliego, Bailleres o Roberto Hernández? ¿O para los políticos: Fox y su familia, Calderón y Mouriño y sus familias, Peña Nieto, etcétera? La realidad es que no fue una década perdida sino sexenios tras sexenios perdidos para los trabajadores (indígenas, campesinos, obreros, empleados) que después de producir riquezas durante décadas ven desplomarse su economía y que su familia cada vez más viva en la desesperación. Lo publicado por El Universal hoy es interesante porque vuelve a subrayar el problema que se vive en México por lo menos desde que se implantó el neoliberalismo privatizador en 1982. Yo lo único que he hecho es recordar que estamos súper jodidos y que algo organizado tenemos que hacer: aunque sea una revolución.
pedroe@cablered.net.mx
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