Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
03 de junio de 2010
Aguirre y sus malos augurios
Que a nadie le extrañe si tenemos el peor Tri de la historia. Y si en Sudáfrica hacemos el más estrepitoso ridículo de cuantas participaciones hemos tenido en los mundiales de futbol. Y es que el equipo está quebrado. Y si me apuran fragmentado y hasta hecho pedazos. Sin pies, pero sobre todo sin cabeza. Porque a quien le tocaba esa función la ha perdido.
Lamentable, pero cierto. El técnico del equipo nacional se ha deschavetado al grado de asumirse como el héroe que el país necesita. Calderón sacó a Hidalgo y a los otros 11 del Ángel y en su lugar puso a Javier Aguirre. Al fin y al cabo aquéllos son sólo huesos y éste el guía iluminado que ahora nos explica el verdadero sentido de nuestra historia. Desde el mismo Monumento a la Independencia nos avienta a la cara que todos somos estúpidos porque no entendemos que estamos mejor que nunca. Y más aún, convertido en jilguero patético del régimen, rebasa la demagogia y adopta el fascismo cuando se lanza contra los críticos y los inconformes que según él no debieran tener lugar en México. Así que, además de ofender la inteligencia, se burla de la libertad de expresión. Porque, según el discurso que le escribieron, aquí no hay cabida más que para los contentos y los sumisos.
La de Javier Aguirre ha sido una tragicomedia de equivocaciones y mentiras. Si no lo hubieran corrido del Atlético de Madrid seguiría allá y de rodillas. En cambio el gobierno calderonista y los dueños del futbol lo trajeron como asunto de Estado y de negocio gigantesco para que nos calificara al mundial a cambio de 4 millones de dólares y otros estímulos en dinero y especie como una residencia en Miami porque este país es insoportable. Y, como lo reiterara a la radio española, está jodido, jodido, jodido por si una vez no fuera suficiente. No hubo pues ni heroicidades ni sacrificios, sólo dinero de por medio. El hombre de izquierda se vendió al gobierno de derecha del que se convirtió en imagen de tiempo completo. Ni siquiera con la gracia de aquellos condottieri del medioevo que alquilaban su ejércitos a duques y príncipes pero se daban el lujo de elegir a quien servían.
Así que los billetes y piquetes de ombligo con el poder lo han llevado a la soberbia de desplantes caprichudos en el equipo. Donde más allá de las siempre discutibles alineaciones y tácticas han quedado evidentes su europeísmo enfermizo, sus indecisiones endémicas y empecinamientos inexplicables con ciertos jugadores; mientras a otros los echa sin siquiera darles la cara.
Por ello las preguntas son múltiples: ¿Tiene Aguirre la estatura moral para dirigir a nuestra máxima representación deportiva en este momento decisorio? ¿Entiende Aguirre que este país enfrenta todavía una grave crisis económica y social? ¿Qué es Aguirre, un entrenador o un vocero del gobierno? ¿Por qué Aguirre dice mentiras sobre un país que él cree que no se lo merece? ¿Se acordará Aguirre de que alguna vez dijo “yo amo a México”, cuando regrese a su Europa del alma a mendigar un cargo de director técnico en donde se pueda?
Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV
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