viernes, 13 de agosto de 2010

Retornar a valores y paradigmas de la izquierda histórica.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


“Hemos vivido para la alegría. Por la alegría hemos ido al combate y por ella muero. Agravio e injusticia sería colocar sobre mi tumba un ángel de tristeza. Hombres: os he amado. ¡Estad alertas!”

Julius Fucik, militante comunista checo. Reportaje al pié de la horca, agosto de 1943

Cobrada y satisfecha la promesa de apoyo económico a cambio de su traición, las diversas manifestaciones tribales de lo que queda del PRD en Veracruz y que jugaran en contra de Dante Delgado Rannauro, festejan con singular aplomo y desverguenza el haberse vendido para favorecer, unos, a Javier Duarte de Ochoa y, otros, a Miguel Ángel Yunes Linares, aprestándose a cerrar filas en contra de la posible candidatura de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República en el 2012, llamando a una tan falsa como ilusoria unidad de centro izquierda.

La excepción hace la regla. Un muy contado número de dirigentes y militantes del perredismo veracruzano, le apuesta y seguirá apostando a la decencia, honestidad, y compromiso con las mejores causas de la izquierda y de la mayoría de los veracruzanos. La calidad habrá de imponerse por sobre la cantidad y, en éstos, aún se podría confiar en la medida en que se mantengan firmes en el privilegio de la visión ideológica de largo aliento, por sobre la corrupción y el oportunismo pragmático en la coyuntura.

Para mi gusto, lo anterior exigiría desechar la falsa ilusión del centrismo y la seudo izquierda electoral, y retornar a los viejos valores y paradigmas de la izquierda histórica. Sólo en la búsqueda del socialismo como vía para construir una nueva moral pública en la lucha por el cambio y la transformación de la sociedad, se encontraría el camino, la fuerza ética y moral que podría sostener, impulsar, y enriquecer a la verdadera izquierda, en los afanes por trascender la descomposición que hoy por hoy prevalece como componente sustantivo de la crisis de la política y partidos políticos en México.

Desde luego no se trataría de dogmatismos trasnochados ni de recrear con acartonada nostalgia un pasado superado. Retornar a los viejos valores y paradigmas de la izquierda, es, a mi juicio, retomar el camino extraviado de la historia nacional y, recuperar, en esencia, el amor al prójimo, la fe en el destino de la humanidad, y el ejemplo del heroísmo con el que millones de hombres y mujeres anónimos, en el trabajo cotidiano por la supervivencia, entregaran lo mejor de sí mismos en pos de un futuro promisorio. No es falsa retórica ni frustrada aspiración a incursionar en la poesía. Mis palabras invitan al retorno a la utopía, a la reflexión y al debate en torno a aquellos principios por los que bien vale la pena vivir. Sin estos, el vacío interno en cada uno de nosotros habrá de reflejarse en la vida en común y en los afanes colectivos por transformar una realidad sistémica con la que no estamos de acuerdo.

Es la hora de que la izquierda auténtica, la venida de atrás, salga del closet, retome el espíritu de lucha y, armada de bagaje ideológico, se haga acompañar por lo mejor de una juventud ávida de ejemplos trascendentes y valiosas enseñanzas. Criticar y juzgar sin participar, le hace cómplice de la pesadilla a que se refiere un Andrés Manuel López Obrador, que bien no puede ser de lo mejor que muchos desearan ni seguramente está dispuesto a ir más allá del reformismo, pero que es hoy por hoy el único capaz de ofrecer a la izquierda un liderazgo en torno al cual poder avanzar.

Sin la participación consecuente de la izquierda histórica, sin la recuperación ética y moral de valores, actitudes y paradigmas de la lucha por el socialismo, la inercia de corrupción e impunidad de los partidos políticos que hoy se asumen como de centro izquierda electoral, simples patiños de la derecha, terminará por avasallar las buenas intenciones de millones de mexicanos que legítimamente aspiran al cambio y a un nuevo proyecto de Nación. El cambio y la transformación de la sociedad empiezan en nosotros mismos, trabajemos en ello.


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Difusión: Soberanía Popular

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