viernes, 17 de septiembre de 2010

Dirigentes priístas reprochan a Calderón la conducción del país




Le demandan dejar actitudes inmaduras y atender desempleo, delincuencia y pobreza
Dirigentes priístas reprochan a Calderón la conducción del país
Beltrones y Ramírez Marín, los aguafiestas; recojo y acepto las palabras de diálogo: Calderón

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El senador Manlio Fabio Beltrones, Francisco Mayorga, titular de Sagarpa, y el diputado Jorge Carlos Ramírez Marín acompañan al presidente Felipe Calderón en la Columna de la IndependenciaFoto María Luisa Severiano
Alonso Urrutia

Periódico La Jornada
Viernes 17 de septiembre de 2010, p. 3
La ceremonia conmemorativa de los 200 años del inicio de la guerra de Independencia fue el escenario para que los priístas que encabezan ambas cámaras del Congreso reprocharan la conducción nacional, como preámbulo a la convocatoria de Felipe Calderón al acuerdo. El senador Manlio Fabio Beltrones y el diputado Jorge Carlos Ramírez Marín pidieron dejar atrás las actitudes inmaduras, atender la apatía e indiferencia social que ha dejado el desempleo, la delincuencia y la pobreza, para replantear el rumbo del país.

Con rostro serio mientras escuchaba los discursos –a ratos no del todo protocolarios pese a la solemnidad de la ceremonia–, el presidente Felipe Calderón intentó salir al paso a los reclamos opositores: Recojo y acepto, con responsabilidad y aliento, las palabras de diálogo y colaboración ofrecidas por los máximos representantes del Congreso. Las tomo y las recojo no simplemente por ser mi más profunda convicción democrática, sino porque sé que México hoy lo necesita.

Con el marco del Ángel de la Independencia, otra vez lanzó una arenga por la unidad nacional, como ruta para la solución de los problemas, y ante las críticas de los priístas que tienen mayoría relativa en el Congreso concedió: Redoblemos el paso, dialoguemos y acordemos, como se ha propuesto; reforcemos lo que hemos hecho, vayamos más aprisa en lo mucho que México ha hecho bien y donde sea necesario reiniciar; comencemos nuevamente con el aliento de darle a la patria las condiciones que se merece.

Calderón dijo que es deber reconocer los problemas, identificar al enemigo, porque es una convicción no rehuir, no evitar, sino enfrentar los problemas del tiempo, además de perfeccionar nuestro sistema político. El reto es pasar del sufragio efectivo de Madero a una democracia efectiva donde se le reconozca, no como un sistema de gobierno, sino como una fórmula para resolver los problemas.

Para entonces, Calderón Hinojosa ya había escuchado el reproche más directo del presidente de la Cámara de Diputados, el priista Jorge Carlos Ramírez Marín, quien expuso: “La historia no es inamovible, no se inventa cada vez que un partido gana o pierde; las elecciones no son más que un impasse, un sesgo de la historia. Es perder el tiempo tratar de escribirla a partir de procesos electorales”.

Aderezado con matices protocolarios que reivindicaban la unidad nacional y las instituciones republicanas para que, con altura de miras, los poderes del Estado replanteen el futuro del país, el diputado Ramírez Marín descargaría hacia el final de su intervención nuevas críticas a la conducción nacional.

No es viendo fantasmas como resolveremos nuestro destino. Los fantasmas se exorcizan sacándolos a la luz. Eso precisamente hicieron Hidalgo y Allende, quienes vencieron el fantasma del miedo. Nos corresponde la oportunidad de reinventar ese futuro ahora que tenemos la capacidad de escucharnos todos que este no es el país que aspiramos a ser, pero es nuestro país y juntos construiremos el que aspiramos a ser.

Al inicio de la ceremonia –en la que en años anteriores sólo ha habido un orador del Poder Ejecutivo, el Presidente o algún secretario de Estado– Manlio Fabio Beltrones habló de la inaplazable tarea de redefinir el rumbo de la nación; dijo que es imperativo hacer una autocrítica y reflexión de los millones de mexicanos que carecen del cumplimiento de sus derechos sociales. Es la hora del acuerdo político para reordenar el país. No podemos perder más tiempo, dijo, y pidió dejar atrás actitudes inmaduras, pues de los rencores políticos jamás saldrá una solución, aunque concedió que ha habido algunos esfuerzos del gobierno.

Es obligación de los políticos –subrayó el sonorense ante el gabinete en pleno que ocupaba el presídium– dejar atrás la confrontación y tener la capacidad de generar políticas de Estado para superar la profunda brecha que hay entre el México real y el México ideal; entre el México bárbaro y el México moderno; entre la dura realidad de la desigualdad y la impunidad y lo que establecen nuestras leyes.

Entre evocaciones a personajes históricos y pensadores, vino la respuesta presidencial que, entre otros aspectos, apeló a los Sentimientos de la Nación, de José María Morelos, para recordar que las leyes del Congreso deben obligar al patriotismo (para dictar una ley debe discutirse y decidirse con pluralidad de votos). Subrayó que la historia nacional refleja que sólo cuando las diferencias y la confrontación se atenúan se pueden alcanzar acuerdos.

Futuro tricentenario

Largo discurso presidencial, luego de una noche y amanecer de ceremonias del Grito en el Zócalo y en Dolores Hidalgo, Guanajuato, que hicieron trastabillar a Calderón en las cifras al pedir reflexionar sobre lo que queremos de México en 3010... en 3110... no, en 2110 (finalmente corrigió el Presidente para referirse al tricentenario).

Parafraseando a Andrés Henestrosa dijo que el país se ha enfrentado a muchas encrucijadas y de todas ha salido, porque para las desventuras estamos hechos. Ahora, México enfrenta los desafíos del grave problema de la criminalidad, que genera desánimo y preocupación, pero pidió que no se permita que la adversidad nuble la visión y oculte las fortalezas del país, porque México es más fuerte que sus problemas.

Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV

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