Eduardo López Betancourt
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Como bien sabemos, el ser más rico del universo es Carlos Slim Helú, quien de manera increíble habita en un país pobre, por lo que su cuantioso patrimonio origina muchas dudas, hay quien dice lo amasó abusando de los clientes de Telmex y sus otros negocios (como el de los tres búhos), amén de múltiples picardías, donde la protección gubernamental es evidente.
Varios individuos han hecho su fortuna con procedimientos inteligentes, tal es el caso de Bill Gates, fundador de Microsoft, así como Boone Pickens, creador de la prestigiosa cadena televisiva CNN. De igual forma hay cresos de toda la vida, quienes heredan fabulosos capitales, como Barron Hilton, de la famosa cadena hotelera que ostenta su nombre, o el banquero David Rockefeller. Pero ¿quién puede creer que en unos cuantos años, gracias al cobro excesivo en las tarifas telefónicas, se puede ser el más pudiente del orbe?
Lo cierto es que el dinero ha hecho a Slim poderoso, goza de privilegios superiores a los de cualquier monarca absoluto del siglo XVI; El padrino, de Mario Puzzo, es simple caricatura frente al poder omnímodo de este personaje y su “socio” Carlos Salinas de Gortari; su palabra es “divina”, basta que hagan un gesto para poner en jaque al más pintado; los jueces y políticos de cualquier nivel, les rinden pleitesía; los de izquierda, derecha, católicos, judíos, protestantes, en fin, todos se postran ante ellos con humildad medieval; eso sí, quien cae de su gracia está perdido, en el mejor de los casos es relegado, pero si no la cárcel o algo peor será su destino.
La cuestión es ¿a qué han dedicado su ingente peculio los multimillonarios de este planeta? Los cuarenta más acaudalados de Estados Unidos han decidido donar al menos el 50% de todo lo que poseen para obras de caridad, ello debido a una campaña promovida por el inversionista Warren Buffett y el referido Bill Gates, así como la esposa de este último llamada Melinda.
La iniciativa en cita se denomina The Giving Pledge (La promesa de donar) a la cual ya se han sumado también el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg; el destacado empresario del mundo del entretenimiento, Barry Diller; el cofundador de Oracle, Larry Ellison; el creador de “Star Wars”, George Lucas; a la par de los aludidos Boone Pickens, David Rockefeller y Barron Hilton.
No obstante, el señor Warren Buffet merece mención aparte, decidió ceder el 99% de su fortuna para obras de beneficio en pro de la gente pobre, lo hizo desde el 2006, cuando su patrimonio se calculaba en 44 mil millones de dólares. Buffet, uno de los promotores de la idea, considera que los 40 más opulentos de Estados Unidos cuentan con una fortuna de 230 mil millones de dólares; agrega que el acuerdo no es un contrato de carácter jurídico, sino una promesa moral.
Respecto a su contribución Bloomberg subraya “Si uno quiere hacer algo por sus hijos y demostrarles amor, lo mejor es apoyar a esas organizaciones que se ocupan de lograr un mundo mejor para uno y sus hijos”.
Por su parte, el cineasta George Lucas, precisa que su interés de participar en este proyecto se centra en obtener una mejor educación en el mundo, estima, con toda razón, que ésta es precisamente la clave principal para la supervivencia del hombre como especie; en base a la enseñanza asegura, “se puede planificar mejor el futuro colectivo, y el primer paso son los instrumentos sociales, emocionales e intelectuales que proporcionamos a nuestros hijos”.
Lo grato es que cada vez se suman más millonarios a esta iniciativa. Sin duda lo hecho por los magnates es digno de alabanza, por ello surge la pregunta ¿y tú cuándo Slim? A don Carlos se le presenta una gran oportunidad de pasar a la historia; por ejemplo, crear una ciudad para niños desposeídos, donde se les enseñe un oficio, inclusive producirían, serían útiles y trascenderían como buenos mexicanos; por supuesto, basar el esquema en los principios de “enseñar haciendo y educar produciendo”. Asimismo, edificar una ciudad del anciano, quienes también serían productivos, se aprovecharía su experiencia y se les daría una vida digna acorde con el intrínseco derecho a una conclusión correcta de la existencia.
Tales lugares invariablemente llevarían el nombre de su promotor, le darían gloria, serían un modelo a seguir, nadie lo igualaría, ni aun los señores Buffet y Gates con la brillante idea que han tenido. Pero por desgracia, hay seres humanos cuya ambición les destruye, su avaricia puede más que su solidaridad y sentido humano. Dentro de todo abrigamos la esperanza, ojalá Slim nos dé la sorpresa.
Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular
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