Por quinto día consecutivo, se reportaron algunos tiroteos; la situación aún es “crítica”
EDUARDO FERRER
La Policía Federal (PF) y los elementos de la Marina y del Ejército Mexicano acantonados en el municipio de Apatzingán mantienen el cerco de seguridad en los poblados de El Alcalde, Guanajuatillo y Holanda. Ayer, el operativo de las fuerzas federales se extendió hacia Cupuán del Río, comunidad perteneciente al municipio de La Huacana y ubicado entre Apatzingán y Tumbiscatío. De acuerdo con la información disponible hasta la noche de este domingo, las balaceras más intensas se registraron en ese poblado, en donde permanecían por lo menos 200 agentes federales y “decenas” de soldados.
En la zona del Valle de Apatzingán y en las inmediaciones de la Sierra Madre del Sur se reportaron, por quinto día consecutivo, algunos tiroteos, pero de menor intensidad, según se reportó. La situación en toda esa región sigue considerándose “crítica” y, aunque Ejército, Marina y PF aseguraron en la víspera que habían retomado el control de las comunidades de El Alcalde, Guanajuatillo y Holanda, lo cierto es que los grupos de sicarios de La Familia Michoacana siguen pertrechados en la zona serrana y mantienen presencia en toda la región. Nadie se atreve a asegurar que se hayan replegado o abandonado la plaza.
Por lo que hace a la intensa búsqueda que las fuerzas castrenses y policiacas iniciaron del cadáver del capo Nazario Moreno González, quien supuestamente habría sido abatido en los enfrentamientos que tuvieron lugar entre miércoles y jueves en el Valle de Apatzingán, fuentes de la 43 y la 21 zonas militares admitieron que hasta este domingo no se podía confirmar su localización. Si es que El más loco murió, como afirmó el vocero del Gabinete de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, será muy difícil confirmarlo, revelaron las fuentes consultadas.
En los cinco días que van de cruentos enfrentamientos, son muchos los muertos, son muchas las bajas de uno y otro lado; entre ellos pudo haber caído el jefe de La Familia e inclusive otros de sus líderes, pero confirmarlo llevará mucho tiempo, explicaron los militares, quienes por otra parte confirmaron a este diario que la avanzada contra el cártel fue planeada y ejecutada por la PF “sin aviso” al Ejército ni a la Secretaría de Marina (Semar).
En esta ocasión no sólo dejaron fuera al gobierno de Michoacán, sino que las huestes de Genaro García Luna tampoco consideraron la coordinación con las fuerzas militares y navales; sólo hasta el jueves por la noche, cuando nuevamente parecían en desventaja en la batalla por Apatzingán, desde el centro se ordenó la participación del Ejército y de los marinos de la Zona Naval de Lázaro Cárdenas.
Apatzingán sigue sitiado militarmente y sus accesos bloqueados
La situación no ha cambiado en Apatzingán desde el pasado miércoles. La población sólo sale por la mañana y tarde, pero apenas empieza a anochecer, la cabecera municipal luce desierta. La gente no sale, los comercios, restaurantes y bares cerraron, y la presidencia municipal parece un edificio abandonado. Aquí es latente el riesgo de que federales y La Familia Michoacana reediten los enfrentamientos de otras violentas jornadas. Más cuando se sabe que en las comunidades rurales del Valle y la Sierra siguen las balaceras.
Los apatzinguenses vieron ayer cómo por la tarde cruzaban por su ciudad convoyes con más soldados y policías federales que llegaban para enfrentar a los sicarios de La Familia.
A las 9 de la mañana, en la colonia Rubén Romero de Apatzingán, la gente se encerró en sus casas, pues agentes de la PF y de las Fuerzas Especiales de Apoyo instalaron un retén y cerraron el tránsito vehicular en la salida al municipio de Buenavista, pues según informaron a la población, se esperaba ahí la entrada de grupos de La Familia.
En tanto, en la población de Felipe Carrillo Puerto (conocida comúnmente como La Ruana), en el municipio de Buenavista, el diario La Opinión de Michoacán reportó un fuerte operativo de agentes federales con cateos y detención de personas presuntamente ligadas a La Familia. Los federales llegaron a bordo de patrullas y camiones blindados, y tras tomar calles y colonias enteras, instalaron retenes en puntos estratégicos en las entradas y salidas de la población. Todas las brechas y caminos quedaron bloqueados.
Por otra parte, los visitadores de las comisiones Nacional y Estatal de Derechos Humanos, que el sábado pudieron entrar al municipio, virtualmente desaparecieron. Nadie sabe de ellos y, de acuerdo con versiones de enviados del periódico La Opinión de Michoacán, los representantes delombudsman nacional pidieron a los reporteros “entender la situación de emergencia”, negándose tanto a proporcionar información de las quejas que pudieron ya haber recogido como a ser fotografiados. No quieren, según explicaron, que sus imágenes aparezcan en medios para evitar presiones, ya sea del Ejército y la PF o del grupo de La Familia Michoacana.
Para llegar a Apatzingán la situación no pinta mejor. La autopista Siglo XXI, en su tramo Uruapan-Cuatro Caminos (cruce carretero a unos 30 minutos del centro de Apatzingán), luce desierta. Los únicos que circulan son los convoyes militares y federales, pues las corridas de autobuses siguen suspendidas desde el jueves pasado, y los particulares han optado por evitar su circulación.
Las casetas de cobro carecen de personal; hay vía libre. Y al llegar al cruce de Cuatro Caminos seguían hasta ayer los tráileres y autobuses que fueron siniestrados para bloquear el paso hacia Apatzingán. Ni las autoridades estatales ni federales habían tenido tiempo para retirarlos, y en días pasados las empresas de grúa se negaron a proporcionar el servicio, pues la zona sigue calificándose como “muy caliente”. Sólo hasta ya entrada la tarde de este domingo empezaron las tareas de remolcamiento.
Fuente: La Jornada de Michoacán
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