sábado, 8 de enero de 2011

Caravana promigrantes celebra su arribo a Oaxaca


Isaín Mandujano

CHAHUITES, Oax., 7 de enero (apro).- La primera caravana conformada por unos 150 migrantes y activistas defensores de sus derechos, quienes viajaron custodiados por policías estatales y federales desde Arriaga, Chiapas, por fin llegó a su destino, en este el primer poblado oaxaqueño, en su trayecto rumbo a Estado Unidos.

En esta parada, en una de las regiones que se ha convertido en una zona de “alto riesgo” para los indocumentados por los secuestros, extorsiones, torturas y asesinatos, el primer grupo de migrantes centroamericanos se sintió emocionado de haber caminado en auto y a pie con policías estatales y federales, de quienes en otro escenario se hubiese ocultado entre los matorrales.

A diferencia de otros grupos que han tenido que evadir los operativos no sólo del Instituto Nacional de Migración (INM), sino de las corporaciones policiacas estatales, federales y municipales, ahora de forma inédita estos migrantes caminaron hasta Chahuites

En un primer tramo, los migrantes centroamericanos se trasladaron desde la ciudad de Arriaga hasta los límites de Chiapas con Oaxaca, donde culminó la escolta policial.

Luego debieron caminar más de dos horas a la orilla de la carretera que comunica al poblado de Arriaga con Chahuites, Oaxaca.

Sin embargo, pocos kilómetros antes de llegar a su destino, el gobierno de Oaxaca les facilitó el transporte para que concluyeran su travesía, pues muchos migrantes, activistas y periodistas estaban agotados físicamente.

Incluso uno de lo migrantes sufrió un desvanecimiento y fue trasladado por una patrulla estatal a la clínica de Chahuites, donde fue atendido de emergencia: Luis Ortorga Aguila, de El Salvador, sufrió mareos y vómitos luego de la prolongada caminata.

Más tarde, los cientos de miembros de la caravana fueron llevados a un salón, donde se les ofreció alimentos, agua y atención médica.

La caravana es encabezada por el padre Alejandro Solalinde, párroco de Ixtepec, Oaxaca, quien ha sufrido amenazas por parte del crimen organizado, tras una labor de cinco años a favor de los derechos de los migrantes.

El evento cerró con una misa que ofreció el padre Solalinde.

Fuente: Proceso

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