Estimad@s compañer@s
pedimos el apoyo de Organizaciones ambientales, sociales y de derechos humanos. Se trata de firmar un documento de posición con exigencias al gobierno alemán titulado: „Dejen de fomentar las importaciones de productos agrícolas para la producción de energía eléctrica“
El motivo:
El 17 de febrero, la Ministra Ilse Aigner ha invitado a productores de bioenergía, expertos, al lobby y también a ambientalistas a una conferencia en Berlín. El contexto es la tercera formulación de la Ley de Energía Renovable (EEG, por sus siglas en alemán), que fomenta con elevadas subvenciones la quema de productos agrícolas para la producción de energía eléctrica.
Estaremos representados en la conferencia y queremos repartir el posicionamiento personalmente a los participantes. Queremos hacerlo en nombre del mayor número de grupos y organizaciones de dentro y fuera del país.
Si quieren sumarse con su firma al documento, por favor, envíennos hasta el martes 15 de febrero su adhesión a info@regenwald.org (indicando el nombre de la organización y el país).
Muchas gracias y un cordial saludo,
Guadalupe Rodríguez
Salva la Selva
Facebook: http://www.facebook.com/salvalaselva
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Este es el documento para el que se piden las adhesiones:
Producir electricidad a partir de productos agrícolas aumenta la pobreza y destruye la naturaleza -en todo el mundo.
Xyz Organizaciones de xyz países exigen al gobierno alemán:
Dejen de fomentar las importaciones de productos agrícolas para la producción de energía eléctrica
„La producción de biocombustibles es un crimen contra la humanidad.“
Esta frase de Jean Ziegler, ex Relator especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación dio la vuelta al mundo. Pero en la política y la industria, estas advertencias fueron ignoradas y cayeron en saco roto.
Alemania quiere aumentar a toda costa el uso de energías renovables para la producción de electricidad -del actual 16 por ciento a cerca del 80 por ciento en el año 2050.
Con más del 70 por ciento, la biomasa es la principal fuente de energía de las renovables. En este momento se utilizan en Alemania para el cultivo de plantas destinadas a la producción de energía poco menos de dos millones de hectáreas de un total de 11,8 millones de hectáreas de tierras cultivables: maíz, trigo, colza y remolacha. Donde antes se encontraba un mosaico rico de cultivos, los barbechos, setos, prados y humedales, hoy se extienden cada vez más estériles monocultivos industriales. Este modo de vida ya es una catástrofe para el mismo medio ambiente en Alemania -pero para las mujeres y hombres y las selvas en los países tropicales significa el fin.
Sin las elevadas importaciones de aceite de palma y de soja barato para las centrales eléctricas, los gobiernos de Alemania y de la Unión Europea no podrán jamás alcanzar sus ambiciosas metas de “Bio”-energía.
La pasada década se cuatriplicaron las importaciones de aceite de palma a Alemania. Según el monitoreo (1) de la Ley de Energía Renovable (EEG por sus siglas en alemán) que hizo el Centro alemán de Investigación de la Biomasa, en el año 2009 se quemaron en las 1.400 centrales eléctricas alemanas un total 385 millones de litros de aceite de palma -para cuya importación fueron necesarias 110.000 hectáreas de plantaciones de aciete de palma. Esa superficie de bosques constituye -por ejemplo- el hábitat de 1000 orangutanes. Los principales países de procedencia de las importaciones alemanas de aceite de palma son Indonesia, Colombia, Malasia y Papua Nueva Guinea.
El aceite de palma destruye las selvas
Hoy crece palma aceitera en cerca de 15 millones de hectáreas de plantaciones industriales a lo largo de toda la línea ecuatorial -de las cuales sólo en Indonesia hay 8 millones de hectáreas. En el sudeste de Asia, la palma aceitera es la principal causa de destrucción de las selvas. A causa del boom del aceite de palma, también en Africa y Latinoamérica se talan grandes superficies de selvas para la expansión de la palma. Sólo el gobierno brasilero planifica la implementación de 65 millones de hectáreas de palma en la Amazonía. Según la FAO, cada segundo desaparece en todo el mundo una superficie de selva equivalente a medio campo de fútbol.
El aceite de palma acaba con la biodiversidad
Los bosques tropicales son los espacios más biodiversos de la tierra -hogar de entre el 40 y el 60 por ciento de todas las especies animales y vegetales. Sin embargo se continúan talando a gran velocidad. Para implementar los monocultivos de palma se elimina toda la vegetación preexistente. Para las plagas y „malas hierbas“ se aplican grandes cantidades de pesticidas y herbicidas en las plantaciones. Con las selvas tropicales mueren cada año más de 50.000 especies de animales y plantas, según estiman los expertos.
El aceite de palma destruye las fuentes del sustento de las personas
Un 80 porciento de los 2,5 billones de pequeños campesinos que viven en los países del sur no poseen títulos de las tierras que los han alimentado durante generaciones. Las plantaciones de palma aceitera los desplazan; son apresados si se oponen a que les roben las tierras; a menudo se cometen asesinatos contra ellos. Para muchos, la selva constituye la fuente de su sustento: los árboles, frutas y animales les dan vivienda, alimento y fuerza espiritual.
El aceite de palma conduce al aumento de los precios de los alimentos
En los países del Sur se disparan los precios de los alimentos. Entre otras razones la causa está en la combustión de productos agrícolas para el abastecimiento europeo de energía. Cada punto porcentual de aumento de los precios significa 16 millones más de hambrientos. Por ejemplo en Indonesia, muchas personas pobres no pueden ya permitirse comprar aceite de palma, ya que los precios han aumentado considerablemente por la gran demanda.
El aceite de palma calienta el clima
La tala, sequía y quema de los bosques liberan alrededor del 20 porciento de las emisiones de carbono del mundo. Indonesia es el tercer emisor de CO2 del mundo a causa de la deforestación.
El aceite de palma no es sostenible
Según los planes de los políticos, los llamados sellos de certificación de la sostenibilidad de los cultivos resolverán los problemas, pero en la práctica estos son inefectivos. Los monocultivos industriales masivos en las áreas de selva tropical y en los sensibles suelos tropicales no constituyen un modo de uso de la tierra ni amigable con el medio ambiente ni aceptable socialmente. La certificación no es más que un maquillaje verde.
Salva la Selva y todas las organizaciones Ambientales y de Derechos Humanos listadas a continuación exigen al gobierno alemán:
¡No a las importaciones de productos agrícolas para la producción de energía!
¡No al fomento de la generación de energía a partir de biomasa!
No se puede abusar de las energías renovables para justificar y mantener nuestro desproporcionado consumo de energía. Esto no conduce a ningún modo de ahorro ni a la eficiencia energética.
Nota:
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