viernes, 25 de marzo de 2011

OTAN = terrorismo “legal”


TENDAJÓN MIXTO

JAIME ORNELAS

Con la eterna excusa de la “ayuda humanitaria”, los países imperialistas miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y su instrumento armado la OTAN, contando con la complicidad de toda la socialdemocracia internacional, aprobaron una resolución que establece una zona de exclusión aérea para de inmediato lanzar brutales y humanitarios ataques con misiles y bombardeos aéreos sobre el territorio de Libia.

Aprovechando la crisis política y la guerra civil existentes en Libia, donde una parte del Ejército y del pueblo se han sublevado contra el régimen autoritario y prolongado de Muammar Kadafi, los países imperialistas de Occidente intervienen en Libia con el argumento de evitar una masacre, argumento que de ser cierto los hubiera obligado a actuar desde hace tiempo. Con esa intervención brutal, como sólo las naciones civilizadas de Occidente lo saben, lo pueden hacer y lo han hecho desde siempre, no se trata de cumplir las demandas sociales y económicas que legítimamente pueda levantar el pueblo libio; en realidad, la intervención militar sólo tiene un fin: asegurar el control sobre la riqueza petrolera de ese victimado país.

Es muy probable que las potencias occidentales, tan cristianas, tan democráticas, sólo estuvieran esperando que Kadafi derrotara a la revolución popular para entonces intervenir y derrocarlo a él, poniendo en su lugar a alguien que fuera tan afín a los intereses europeos y estadounidenses, como en su momento lo fue el propio Kadafi.

En todo caso, la intervención de la OTAN en Libia no busca apoyar a los revolucionarios libios, sino quiere mantener el control del país y, principalmente, de sus mantos petrolíferos imponiendo un gobierno dócil que le permita a las empresas europeas y estadounidenses saquear, como lo hicieron a lo largo del régimen de Kadafi, su riqueza petrolera; además, no está lejana la posibilidad de que la intervención de la OTAN tenga el propósito estratégico de evitar que los procesos de democratización que se han abierto en Oriente Medio, como en Túnez, Egipto, Bahrein o Yemen, se conviertan en una amenaza contra la hegemonía occidental en esa región.

Al margen de las valoraciones que se tengan sobre el régimen despótico de Kadafi, el cual sin duda desde hace mucho tiempo olvidó su origen nacionalista y antiimperialista, es inadmisible la intervención militar de Occidente. La experiencia de Irak y Afganistán no debe repetirse, porque además de violentar el derecho de los pueblos a la autodeterminación, la intervención significa, ha significado una sistemática violación de los derechos humanos y la pérdida de soberanía. La historia del siglo pasado está llena de experiencias semejantes en las que los imperialistas disfrazados de “demócratas humanitarios” intervienen en procesos internos contra dictadores reales o ficticios, sólo para imponer gobiernos títeres que garanticen la entrega de los recursos naturales al capital privado.

Kadafi se debe ir, se debió ir desde hace mucho tiempo, pero se sostuvo aliándose a los intereses de los capitales de los países que hoy lo quieren fuera de Libia. Se debe ir, porque así lo decidió la población, que ha sido masacrada con armas “made in USA” o hechas en Francia o Inglaterra, lo mismo da, pues son las mismas armas que proporcionadas por esos países le permitieron al déspota mantenerse en el poder contra la voluntad popular durante más de cuatro largas décadas.

De lo que sí su estamos seguros es que el imperialismo jamás llevó la democracia a ningún pueblo, sino todo lo contrario, y a la falta de democracia y la cancelación de la autodeterminación se agregó siempre la aviesa intención del saqueo de los recursos naturales y humanos de los países colonizados. De lo que también estamos seguros es que el imperialismo donde interviene no lo hace salvaguardando los derechos humanos, sino que instaura regímenes donde lo que menos importa es el respeto de esos derechos y si el control consensual o represivo sobre la población.

Si la historia algo enseña es a rechazar intervenciones militares como la que transcurre hoy en Libia.

Se fue el mensajero

¿De verdad creerá Felipe Calderón Hinojosa que al irse el mensajero cambia la realidad?

Fuente: La Jornada de Oriente

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